Diario de Valladolid

«Me daba hasta vergüenza ir al Ayuntamiento»

Félix Álvarez de Alba recibe en Moraleja de Matacabras el homenaje de la FEMP por haber sido el alcalde más joven de la democracia

Félix Álvarez de Alba recibe en Moraleja de Matacabras el homenaje de la FEMP por haber sido el alcalde más joven de la democracia-ICAL

Félix Álvarez de Alba recibe en Moraleja de Matacabras el homenaje de la FEMP por haber sido el alcalde más joven de la democracia-ICAL

Publicado por
Antonio García

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Félix Álvarez de Alba vivió ayer unos nervios similares a los que ‘sufrió’ el 26 de mayo de 1991, cuando con 18 años, 2 meses y 21 días, se convirtió en el alcalde de su pequeño pueblo, Moraleja de Matacabras (52 habitantes), situado a 75 kilómetros al norte de Ávila, en la comarca de La Moraña, en el límite con la vecina provincia de Valladolid.

La diferencia es que ahora cuenta con 46 años y entonces acababa de cumplir la mayoría de edad, afrontando el reto de ser el regidor de su localidad sin ninguna experiencia, aunque con la ilusión de sacar a su municipio de la situación en la que se encontraba, mientras los pueblos del entorno iban prosperando poco a poco.

Ese mismo 26 de marzo se convirtió en el alcalde más joven de España, lo que le sirvió para aparecer en portadas de medios de comunicación nacionales, que aún conserva con cariño, junto a fotos de aquella época.

Desde entonces, nadie ha podido quitarle ese título, ya que entre los más de 80.000 candidatos a alcalde y 40.000 regidores que han sido elegidos en toda España durante las últimas cuatro décadas, nadie ha podido quitarle ese ‘título’. Por eso, ayer la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), dentro de los actos con motivo de los 40 años de ayuntamientos democráticos, que culminarán el próximo 3 de abril, rindió homenaje a Félix Álvarez de Alba en el Ayuntamiento de Moraleja de Matacabras.

En un salón abarrotado de vecinos y familiares, el regidor también estuvo acompañado por las fotos de algunos de sus predecesores en el cargo, así como por una gran foto aérea de fondo, en la que podía observarse el estado que presentaba hace décadas el pueblo, frente a la situación que presenta ahora.

El cambio resulta evidente, con más y mejores infraestructuras, aunque con la pérdida de un 30% de su población en estas décadas, lo que no deja de ser un ejemplo más del principal problema que sufre Castilla y León: la despoblación.

En este ambiente, el secretario general de la FEMP, Carlos Daniel Casares, echó mano de un término argentino para recordar que «el alcalde más joven de la historia de la democracia» llegó al cargo siendo «un chaval, un pibe», para mantenerse en el cargo tres décadas después, gracias a sus posteriores triunfos electorales bajo las siglas del PP.

En los pasados comicios, su lista obtuvo 37 votos, frente a los 4 del PSOE, lo que le supuso el respaldo del 88,22% de sus vecinos. Una cifra incontestable, que demuestra el trabajo realizado en estos años en los que el pueblo se ha transformado. «Creo que ahora mismo tenemos todos los servicios», afirmó el regidor, orgulloso de un trabajo que se inició el 11 de junio de 1991 cuando tomó posesión como alcalde.

Echando la vista atrás, Félix Álvarez de Alba recordó cómo ese día estaba «súpernervioso». Es más, le dio «hasta vergüenza» acudir al Ayuntamiento durante los dos primeros años de mandato, ya que era muy tímido». «Lo pasé mal, porque había muchos problemas, no había dinero y estaba todo por hacer», explicó ayer, mientras llegaban todos los invitados, entre los que figuraban la delegada del Gobierno en Castilla y León, Mercedes Martín, el presidente de la Diputación provincial, Carlos García, y el delegado territorial de la Junta, José Francisco Hernández.

En su descripción del pueblo, destacó que en aquel momento «no había ninguna calle pavimentada, había cortes de agua…». «Fue un poco caos», admitió el regidor, quien pese a todo, decidió presentarse a la Alcaldía de su pueblo para revertir esa situación.

El lugar en el que comenzó a concienciarse de la necesidad de dar el paso fue en el autobús con el que iba al colegio. En esos trayectos se dio cuenta de que, mientras el resto de pueblos habían empezado a «arreglar calles y poner farolas», en Moraleja de Matacabras «no se hacía nada». Ante esta situación se propuso hacer algo: «En cuanto pueda, hay que intentar hacer algo». Y ese algo fue, una vez cumplida la mayoría de edad, presentarse a las Elecciones Municipales de 1991, con la ayuda de los populares Félix San Segundo, que fue delegado territorial de la Junta en Ávila, y Fructuoso Corona, que fue alcalde de Horcajo de las Torres. A ambos les dedicó ayer sus primeras palabras de agradecimiento.

Félix Álvarez de Alba cumplió 18 años el 6 de marzo de ese año y dos meses y 21 días después se convirtió en alcalde de su pueblo, iniciando un trabajo que sigue reconociendo que, 29 años después, le sigue «encantando».

Ahora, además de alcalde de su pueblo, es desde hace ocho años presidente de la Mancomunidad de Municipios de Madrigal de las Altas Torres y, desde el pasado mes de junio, diputado provincial responsable de la subárea de Agricultura.

Pero hasta llegar aquí, además de trabajar e diferentes sectores, lo ha hecho también, durante las 24 horas del día por esta localidad en la que a su juicio «ha cambiado todo» y dispone de «todos los servicios».

De no tener calles asfaltadas ha pasado a estarlo todas. Además se han rehabilitado algunas infraestructuras, todo el alumbrado público es LED, todas las tuberías son nueva… A ello se suman un centro de salud nuevo y las pistas de pádel y de fútbol sala, así como un coqueto parque situado frente a la iglesia, donde ayer, tras el homenaje, se celebró la misa en honor al patrón del municipio: San Sebastián. Como ejemplo del cambio que ha experimentado Moraleja, el regidor destacó que el Ayuntamiento «tenía una lata encima de la mesa del secretario por las goteras». Ahora el edificio es nuevo, tal y como pudo comprobarse durante el homenaje de ayer.

Mirando atrás, Álvarez de Alba no se arrepiente de haber dado el paso hace 29 años, si bien reconoce las dificultades que los alcaldes de pequeños municipios tienen para desempeñar un trabajo que requiere estar disponible las 24 horas del día, haciendo las labores de «alcalde y alguacil» al mismo tiempo. Y todo ello, «sin cobrar ni un duro», añade.

Su familia es la que más lo nota y su hijo, que ahora tiene 15 años, es el que más le «riñe» por las llamadas constantes que recibe. Y eso que «la política le encanta». Al ser preguntado si repetirá dentro de tres años y medio, el alcalde reconoce: «A mi me encanta esto». De lo que se desprende que su intención es repetir, aunque habrá que esperar a ver la evolución de los acontecimientos para este regidor que en la actualidad vive en la vecina Madrigal de las Altas Torres, aunque sigue empadronado en Moraleja de Matacabras, hasta donde se desplaza a diario. Al hablar de despoblación, tiene claro que lo que necesita el medio rural es que el gobierno central y la Unión Europea «metan dinero». «Si quisieran poner industrias en las provincias más despobladas se solucionaba el problema, pero hay que meter pasta», apunta de forma gráfica.

El acto de ayer contó con la presencia de la delegada del Gobierno en Castilla y León, Mercedes Martín, quien subrayó que este reconocimiento, también era una forma de «rendir homenaje a la mejor forma de hacer política» desde «la entrega, el espíritu de compromiso y generosidad». Por su parte, el presidente de la Diputación, el popular Carlos García, subrayaba la trayectoria del homenajeado y ha apuntado que «Moraleja es un claro ejemplo de que se puede vivir magníficamente en el medio rural».

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