Diario de Valladolid

Fallece un octogenario tras ser arrollado por un tren en un pueblo de Burgos

Su familia denunció su desaparición el viernes por la tarde y el accidente tuvo lugar a las 22:18 horas / La identificación se produjo ayer por la mañana

Una valla protege este tramo de la red ferroviaria, aunque hay una puerta por la que se puede acceder.-RAÚL G. OCHOA

Una valla protege este tramo de la red ferroviaria, aunque hay una puerta por la que se puede acceder.-RAÚL G. OCHOA

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Diego Santamaría

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La desaparición de J.V.C. (83 años) se esclareció ayer por la mañana de la peor manera posible. A las 22:18 horas del viernes, un tren que se dirigía a Vitoria desde la estación Rosa de Lima arrollaba al anciano a la altura de Rubena (Burgos), concretamente en el punto kilométrico 382 y a unos 400 metros del paso superior sobre la vía. Nada pudo hacer el maquinista por evitar el fatal desenlace. Tampoco su familia, que esa misma tarde había interpuesto una denuncia al ver que el hombre, que sufría demencia, no daba señales de vida.

Tras el impacto, el personal de seguridad de Adif contactó con el Servicio de Emergencias del 112. Hasta el lugar de los hechos se desplazó la Guardia Civil y facultativos del Sacyl con una UVI Móvil. Pese a confirmar su fallecimiento, fuentes de la Benemérita confirmaban a este periódico que su identificación, a través de sus «huellas dactilares», se llevó a cabo ayer por la mañana.

Una de las hipótesis que se barajan es que el hombre accediese a la vía por una puerta de acceso ubicada en el punto kilométrico 381 cuya cerradura tenía un un candado abierto. Desde allí, precisamente, se dirigió el personal forense para proceder al levantamiento del cadáver. En principio, sería la opción más factible teniendo en cuenta que la vía se encuentra vallada y con alambres de espino por motivos de seguridad. Lo más probable, dado que los laterales de ese tramo se encuentran en pendiente, es que J.V.C. caminase por medio de la vía.

El alcalde de Rubena, Ismael Ruiz, se desplazó hasta el lugar del siniestro nada más tener constancia de lo sucedido. Ante la imposibilidad de identificar al hombre en esos momentos, preguntó en el pueblo para verificar si podía tratarse de algún vecino, pero «nadie» sabía nada. Lo que más de uno escuchó, y así lo detallaba ayer un habitante de la localidad a este periódico, fue un «fuerte pitido» cuando tuvo lugar el arrollamiento.

Entretanto, los 25 pasajeros que viajaban hasta la capital alavesa desde Burgos fueron trasladados a su destino en un minibús. El tren, obviamente, permaneció parado en la vía hasta que se procedió al levantamiento del cadáver.

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