Diario de Valladolid

Muere un paciente psiquiátrico en una explosión en un piso tutelado en Burgos

La víctima, un joven de 29 años, compartía piso con tres personas pero estaba solo en ese momento / Las primeras hipótesis apuntan a que la causa pudo ser un cigarro encendido en un escape de gas

Estado en el que quedó la vivienda tras la explosión.-RAÚL G. OCHOA

Estado en el que quedó la vivienda tras la explosión.-RAÚL G. OCHOA

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Diego Santamaría

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Los vecinos que escucharon la explosión en torno a las 12 menos veinte de la mañana se temieron lo peor desde el primer momento. La fachada de un domicilio, situado en la primera planta del número 4 de la calle Modesto Ciruelos, se derrumbaba tras un colosal estruendo que puso en jaque a la barriada San Juan Bautista, en Burgos. Finalmente, los peores presagios se cumplieron tras confirmarse el fallecimiento de R.G.P., de 29 años, usuario del Hospital Psiquiátrico Fuente Bermeja.

La víctima residía en un piso tutelado junto a otros tres compañeros que en ese momento se encontraban fuera. El bloque en cuestión acoge a usuarios de otras asociaciones como Aspanias, Prosame o Apace. No obstante, ninguno de ellos tuvo que ser desalojado porque el edificio, tal y como precisaron los bomberos, el arquitecto y el aparejador municipal; no presentaba daños estructurales que pudiesen poner en peligro su seguridad.

En cuestión de minutos, tres dotaciones de Bomberos con 12 efectivos se desplazaron al lugar de la explosión para extinguir las llamas provenientes de la habitación más próxima a la entrada del domicilio. En un principio, acudió una dotación compuesta por diez efectivos, con un camión autobomba, una autoescala y un vehículo auxiliar, lo habitual cuando se produce un incidente de estas características.

Posteriormente, se sumaron el jefe de Bomberos, Miguel Ángel Extremo, y y el subjefe, Julio Estébanez, para coordinar los trabajos en la zona. Al llegar se encontraron el cuerpo sin vida de R.G.P., prácticamente calcinado como consecuencia de la explosión.

Lo primero que hicieron los bomberos al llegar al lugar de la explosión fue apagar el pequeño incendio que se había declarado en una de las habitaciones de la vivienda y cortar el suministro de gas. Algún vecino había comentado que había un fuerte olor a gas después de que se produjera la explosión, que se escuchó en todo el barrio.Como consecuencia de la deflagración, se cayó toda la fachada de la vivienda, aunque afortunadamente en ese momento no pasaba nadie por debajo, lo que evitó una tragedia mayor. Con la zona ya acordonada, comenzaron a retirar los escombros tras una pormenorizada inspección ocular que apuntaba a un «escape» de gas natural.

La deflagración no afectó al colegio Gómez Escolar, ubicado justo enfrente del bloque. Por cuestiones de seguridad, las aulas se desalojaron temporalmente, aunque poco después las clases se retomaron con normalidad. Afortunadamente, el siniestro no se produjo ni a la entrada ni a la salida de alumnos y profesores, dado que «los cristales han salido disparados hasta el otro lado de la calle», apuntó el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente.

Partiendo de esa hipótesis -a falta, eso sí, de que la Policía Científica determine qué ocurrió realmente-, el subdelegado señaló que R.G.P. era «fumador». Por lo tanto, cabría la posibilidad de que el «detonante» fuese un cigarro encendido durante una fuga de gas. En cualquier caso, se remitió a la investigación abierta para esclarecer las causas de la explosión, que se produjo en una de las habitaciones, por lo que las investigaciones se centran en cómo se pudo originar. Junto con la Policía Científica de la comisaría de Burgos, al lugar también se desplazaron miembros de los Tedax adscritos a la Jefatura Superior de Policía con sede en Valladolid. Entretanto, un operario de Gas Natural accedía al piso para inspeccionar la instalación.

También se movilizó al Grupo de Rescate Espeleológico y de Montaña de Burgos (GREM), especializado en la localización de personas bajo los escombros. Sin embargo, no fue necesaria su intervención porque desde el primer momento se constató que había tan solo una persona en el interior de la vivienda.

Fuera del perímetro de seguridad, vecinos y personal de Fuente Bermeja observaban atónitos la escena. Tan solo podían aproximarse al inmueble los residentes del bloque, los compañeros de piso y todas aquellas personas que mantenían una relación directa con la víctima. Entre ellas, su madre y su hermano, quienes necesitaron asistencia del equipo psiquiátrico del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) tras el reconocimiento del cadáver, cuyo levantamiento tuvo lugar en torno a las 13,45 horas.

Según informaba la Junta de Castilla y León horas después del siniestro, la planta en la que vivía el fallecido, gestionada por el Servicio de Psiquiatría del Sacyl, acoge a «enfermos dados de alta clínicamente» y «en proceso de seguimiento para su integración en la vida laboral».

Además, los residentes de esta vivienda se someten a «revisiones clínicas semanales» y reciben «visitas diarias» para comprobar su estado y evolución. En el caso de la vivienda de Fuente Bermeja es una de las tres que puso en funcionamiento en el año 2009 para llevar a cabo el tratamiento de rehabilitación -en régimen ambulatorio y hospitalario- de personas con trastornos mentales.

Aparte de trasladar el «pésame» a los «familiares y personas cercanas» a R.G.P. en nombre del Ayuntamiento, el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, destacó el «amplio» operativo desplegado en la zona. En concreto, una treintena de efectivos entre bomberos, Policía Local y los operarios de la Brigada de Obras que se encargaron de la retirada de escombros, así como el arquitecto y el aparejador que supervisaron la estructura del piso para confirmar definitivamente su estabilidad.

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