Una celebración de la danza

El nacimiento del ballet de Víctor Ullate en el año 1988 supuso una bocanada de aire fresco. Ahora, este coreógrafo «de la danza en estado puro», como ayer le definió la concejala de Cultura, Ana Redondo, aspira a vivir con un poco de tranquilidad después de los sustos que el corazón le dio hace unos años saboreando sorbo a sorbo cada momento y celebrando sus treinta años de trayectoria profesional con un espectáculo antológico que recala este fin de semana en el teatro Calderón bajo la dirección artística de Eduardo Lao.

30 años de danza es un espectáculo de dos horas y media de duración que realiza un recorrido por las coreografías más emblemáticas del que está considerado por muchos el bailarín español de mayor proyección internacional «lleno de sensibilidad, color, luz y música», celebró Ullate.

Una fiesta de aniversario de la ‘marca Ullate’ con cierto poso agridulce ya que también supone su despedida. Laura Lacarra «mi amiga, una bailarina maravilllosa y la mejor», toma las riendas del Víctor Ullate Ballet.

Ella es una de las principales protagonistas de esta gala 30 aniversario que recorre toda la trayectoria del coreógrafo. «Una selección muy complicada por la elevada calidad de todas las piezas», confesó ayer el responsable de la puesta en escena, Eduardo Lao.

Son fragmentos de su propia vida, de su historia, de sus 30 años al frente de la compañía. Desde Seguiriya, una interacción entre el baile flamenco y la danza clásica contemporánea, Samsara, donde Ullate vuelve su mirada a los bailes étnicos de Egipto, Irán, India, Nepal, China o Japón; Wonderland, estrenado en el Teatro Calderón de Valladolid en abril de 2010 y distinguido con el premio MAX como mejor espectáculo de danza en el que el maestro aragonés se interna en el complejo mundo de la mente, o la vanguardista Carmen, que presentó el año pasado en el Teatro Real.

danza maltratada

Con diseños de Vittorio &Luchino y Pedro Moreno, entre otros, y escenografía de Paco Azorín, los fragmentos tienen como hilo conductor de la propuesta al bailarín Cristian Oliveri, un personaje creado por Lao.

Gracias a su férrea voluntad, Ullate logró levantar hace treinta años su propia compañía de danza e imponer su sello. Y no ha sido fácil sobrevivir en un país «en el que se maltrata la danza», lamentó ayer el director artístico del Calderón, José María Viteri y secundó Ullate. «Mi hijo Josué y Lucía Lacarra acaban de llegar de Rusia donde allí el ballet es como aquí el fútbol. Te encuentras a Plisétskaya en estatuas y calles, algo que, por desgracia, no ocurre en España». Por eso alza la voz para que el Ministerio y la Comunidad de Madrid «nos apoyen y, por lo menos, nos ayuden a asegurar los sueldos para que la compañía pueda seguir trabajando. Con la crisis nos quitaron muchas subvenciones y si no se toman medidas quizá la compañía no pueda seguir existiendo y eso sería muy triste».

Ahora toda su energía está puesta en una fundación y en hacer una casa de la danza para niños desfavorecidos.

Este fin de semana llega al teatro Calderón, el escenario en el que representó su último espectáculo como director del Ballet Nacional, antes de que el coliseo fuera reformado. «Tengo una gran cariño a este escenario», dijo emocionado.

Las funciones serán hoy, viernes, y mañana sábado a las 20,30 horas y el domingo, día 14, una hora antes con precios que oscilan entre los 15 y los 45 euros.