Diario de Valladolid

Año récord de contratos a discapacitados

Castilla y León dobla la contratación desde que arrancó la década y encadena cinco años de aumentos / Fue la segunda autonomía que más contrajo el desempleo, pero la tasa de inactividad rebasa el 63%

Empleo y discapacidad-EL MUNDO

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Publicado por
Mar Peláez

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Ya sea por miedo, por desconocimiento, por prejuicio, por estereotipos..., o por todo junto, la discapacidad se ha topado, y lo continúa haciendo, contra el muro laboral. Bien lo sabe Fernando en la frontera de los 30 años. No sólo tiene que sortear las barreras físicas sino derribar alambradas mentales.

Él sigue a la ‘sombra’, pero atisba algo de luz. Se aferra a unos datos estadísticos que indican que 2017 fue año récord en contratación de personas con discapacidad en Castilla y León. 17.983 para ser exactos (a razón de 49 al día). Ni siquiera antes de la crisis se barajaban esas cifras.

Suponen el doble ya de los contratos firmados al inicio de esta década y encadenan cinco años de crecimientos sostenidos. Solo en el último ejercicio subieron prácticamente un 13% –siete puntos más que los contratos registrados por la población en general–.

Los datos del Observatorio de las Ocupaciones, elaborado por el Servicio Público de Empleo (Sepe), «son esperanzadores», señala el presidente autonómico de Cermi, Francisco Sardón, en la medida en que demuestran que «las iniciativas impulsadas van dando sus frutos» y que «se camina en la buena dirección».

Se refiere a la inclusión de cláusulas sociales en los contratos que realiza la Administración autonómica, a la reserva de contratos con los Centros Especiales de Empleo y a que, tras realizar un estudio sobre el tipo de oferta de empleo público al que podían acceder en realidad, el 10% de las plazas reservadas por la Junta a este colectivo empieza a cubrirse.

También lo achaca a la paulatina recuperación económica, a la nueva ley de contratos, que da «más relevancia» a este colectivo, y a que los discapacitados cada vez en mayor grado pueden acreditar mejores currículos.

«En la discapacidad no valen los atajos. Las políticas deben hacerse con cinco o diez años vistas para que den resultados», sostiene Sardón sin dejarse, eso sí, cegar por los fríos números y pensando en todo lo que queda por derribar.

Y es que, aunque las personas con discapacidad van abandonando las zonas de sombra, lo cierto es que exclusivamente son protagonistas del 1,92% de los 935.000 contratos globales que se estamparon en la Comunidad el pasado año. Pese a ello, el porcentaje crece año tras año e incluso sitúa a la Comunidad como la tercera autonomía con mayor representación, por detrás de Asturias y Cantabria.

Las mujeres continúan sufriendo una doble discriminación, por ser mujer y por discapacitadas. Los hombres se beneficiaron del 60% de los contratos, perpetuando así la brecha. Lo mismo les sucede a los jóvenes. Sólo el 6,3% de los contratos tenía como destinatario a alguien nacido después de 1992. El mercado escogió a los que tenían entre 25 y 45 años (representan la mitad del total de los contratos). Cuatro de cada diez no había superado la Educación Secundaria y otro 33% se había graduado en la ESO. Un escaso 6% era universitario.

Encontraron empleo, sin duda, en el sector de los servicios, llegando a concentrar el 77% del total. Y, para un 80% de ellos los Centros Especiales de Empleo se convirtieron en ‘refugio’ laboral, tal y como comenta Sardón, después de que la empresa ordinaria continúe echando el cerrojo a la discapacidad. «No generan oportunidades», señala, mientras reclama que se intensifiquen las inspecciones en las empresas con más de 50 trabajadores para que cumplan la ley y, por tanto, cuenten en sus plantillas con, al menos, un 2% de personas con discapacidad.

«Los empresarios que confían en un trabajador con discapacidad son casos aislados. El estigma es real», lamenta, mientras asegura que si les dieran oportunidades se beneficiarían de su alto nivel de productividad, sin olvidar las posibles ayudas e incentivos que recibirán.

BAJA EL DESEMPLEO

El mayor ritmo de contratación observado en 2017 conllevó una disminución en los niveles de paro entre los discapacitados. La cifra final se situó en los 7.402 desempleados, lo que supone un recorte del 6,63% en relación al año anterior. La Comunidad vuelve a rebajar su nivel de desempleo, y ya van tres años seguidos. E incluso, según los datos del Sepe, Castilla y León disminuyó su nivel de paro cuatro veces más que en España y fue la segunda Comunidad que sobre el papel más contrajo el desempleo en el último año. Solo Cantabria lo hizo en mayor medida.

Sin embargo, como recalca la voz de los discapacitados castellanos y leoneses, la tasa de paro es «altísima». Supera el 26% entre estas personas, cuando la de la población en general concluyó el año en el 13,7%.

Además, si echamos la vista atrás se observa que el desempleo es hoy prácticamente un 30% más elevado que lo era al comienzo de la década, cuando estaban inscritos 5.703. Sardón da una explicación: «las empresas ordinarias en tiempos de crisis destruyeron empleo, y de eso no se salvaron los discapacitados».

Esto ha provocado que este colectivo tenga un mayor peso en las cifras globales del paro en la Comunidad. Si en 2010, tres de cada diez parados tenía certificado de discapacidad, en 2017 esta cifra rebasa el 4,54%.

Quienes más oscuro tienen el futuro, según la estadística, son los mayores de 45 años. El 54,3% de los parados ha nacido antes de 1972. En un 67,4% de los casos tienen aspiraciones a entrar en el sector servicios, y la mitad no ha conseguido la mínima titulación exigida actualmente: Secundaria. Hombres y mujeres se reparten a partes iguales la tarta del desempleo. A ojos de Sardón, los grandes olvidados son los que se enfrentan a enfermedades mentales y graves discapacidades intelectuales.

Los datos del desempleo podían ser peores, si todas esas personas con discapacidad que están en edad de trabajar salieran al mercado laboral y dejaran de pertenecer al grupo de ‘inactivos’. Lo forman 58.100 personas, lo que equivale al 63% del total de discapacitados en edad de trabajar. O dicho de otro modo, la tasa de actividad tan solo es en Castilla y León del 36,6%, nada menos que 18 puntos inferior a la de la población en general.

FEDERICO VALLMITJANA / SEO MANAGER

«Con silla o sin silla, sigo igual de eficaz y más resolutivo»

A Federico Vallmitjana le sobra currículum y experiencia laboral. Economista, cuatro años en Estados Unidos, con un máster, un MBA... Trabajador en una multinacional de la construcción en Holanda y Alemania, siete años en una empresa de biotecnología en la Comunidad Valenciana, director de marketing en Boecillo, en una empresa química de Valladolid... Toda una carrera profesional hasta que la crisis entró y le echó del mercado laboral en 2009. Su discapacidad física, producto de una distrofia de cadera, ya se había manifestado –lo hizo con 27 años–, pero no empezó a afectarle a su vida laboral hasta siete años después. Un accidente en plena calle en 2009 le hizo cambiar ya sus zapatos por «una silla de ruedas». «Sin silla o con silla, sigo siendo el mismo trabajador, con la misma eficacia e incluso más resolutivo», reivindica Vallmitjana. Según explica, «una persona con discapacidad lleva siempre puesto el automático para resolver problemas de lo más cotidiano, cómo bajar un bordillo, cómo acceder a un edificio, y esa capacidad de resolución y de no venirte abajo lo trasladamos a nuestro puesto de trabajo». Tras un fallido intento de opositar, en una época sin oferta pública de empleo, Aspaym le «permitió volver a conectar» con el mercado como SEO manager. Culpa al «desconocimiento» de los empresarios la falta de integración de este colectivo. «Cuando te conocen, las barreras mentales se derrumban y descubren que aportas trabajo, diversidad, otra visión y mejor ambiente laboral». «Se está avanzando, pero no hay que aflojar».

ESTEFANÍA / PROPIETARIA DE UNA TABERNA

«Nada es imposible. Tenemos talento y muchas capacidades»

Para Estefanía Alonso «nada es imposible». A sus 35 años se ha convertido en toda una emprendedora. Su discapacidad intelectual no ha sido obstáculo para convertirse hace dos meses en propietaria de la taberna Reviscazo en Valladolid. Es el vivo ejemplo de que las personas con discapacidad tienen «talento y muchas capacidades para sacar adelante el trabajo», tal y como señala. Y si no, que se lo pregunten a los clientes que, con minuciosidad, profesionalidad y grandes dosis de simpatía, atiende tras la barra o en las propias mesas. El mérito es suyo, pero también de su madre, Roge, que desde que a los tres años le diagnosticaron a su hija una discapacidad del 49%, no ha cesado en pensar en su futuro. La «lucha» es la palabra favorita de ambas. Nada más concluir la ESO y adquirir conocimientos de informática, Estefanía se puso al frente de la gerencia de la empresa familiar de muebles, expresamente creada por el deseo de su madre para asegurar su porvenir. Y allí permaneció once años hasta que la crisis trastocó el negocio. A partir de ahí su currículum fue ‘engordando’. Como cajera –pocas cadenas de supermercado le faltan por conocer–, como auxiliar de biblioteca, como ordenanza, como recepcionista... Estefanía aprendió a rajatabla la lección de su madre: «Hija, tú puedes». «Me siento una afortunada», comenta consciente de las dificultades de inserción de las personas con discapacidad. Ella ya se plantea contratar a alguna de ellas.

ÁLVARO S. VILLANUEVA / TÉCNICO EN LAVANDERÍA

«Llamas a una empresa con un buen currículo y te descartan»

Recién estrenada la mayoría de edad, un serio accidente trabajando en la agricultura abrió un ‘surco’ en el futuro de Álvaro S. Villanueva: dos años de recuperación física y mental, varias intervenciones quirúrgicas y un adiós a su pasión por la naturaleza. Prejubilado en el campo, con una incapacidad permanente total, se dedicó a ‘cultivar’ su formación. Se lanzó entonces al mundo de la informática y la administración, campos en los que sus prótesis en el pie no deberían, a priori, perjudicarle a la hora de encontrar un empleo. Pero sí lo hacen. «Llamas a la puerta de una empresa con un buen currículo y al conocer tu discapacidad te descartan, te rechazan, te discriminan», denuncia Álvaro, quien siente que los empresarios les miran «como bichos raros». «Te cae una discapacidad, crees que se acaba el mundo, pero luchas, te preparas, te superas y, cuando el barco sale a flote, te topas con esos cerrojos», lamenta a sus 26 años. Todo cambió hace nueve meses, cuando Ilunion le dio la oportunidad de convertirse en técnico de uniformidad en la lavandería y tener contacto directo con los clientes. «Para mi familia y para mí fue como si nos hubiera tocado la lotería», afirma mientras recuerda la ilusión y la sonrisa de aquel primer día. «Y así sigo», añade. Pide a los empresarios que «confíen en las personas con discapacidad; también estudiamos, también trabajamos», y a todos aquellos que le recuerdan la «suerte» de cobrar un sueldo y a la vez una pensión, les ofrece su pensión pero también su discapacidad.

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