Diario de Valladolid

El empleo precario atrapa en la red de la pobreza laboral al 10% de los trabajadores

Fedea calcula que en Castilla y León hay 103.000 ‘empleados pobres’, que representan el 4,2% del total de España / Es la octava autonomía con menor tasa de riesgo de pobreza entre los empleados

-EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN

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Publicado por
Mar Peláez

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La frase ‘no llegar a fin de mes’ le resulta muy familiar a Lucía. Los 650 euros que saca de limpiar algún portal salen de casa más rápido de lo que entran. El día 5 de cada mes su cuenta ‘tirita’. Solo para el alquiler ya se le van 340 euros. Luego llega la luz, el teléfono... la cesta de la compra. Su perfil encaja a la perfección en ese fenómeno tan extendido que es el de ‘trabajador pobre’. Trabaja, sí; va al súper, sí, pero vive por debajo de esos 735,9 euros/mes de salario mínimo.

La historia de Lucía no es un caso aislado. La tendencia es creciente. 102.858 castellanos y leoneses tienen un empleo, pero el suyo es tan precario y tan temporal que su sueldo no les permite cubrir las necesidades del día a día. Son ‘trabajadores pobres’ atrapados en la «trampa de la precariedad». Y lo peor: seguirán estándolo a lo largo de este año.

Así, al menos, auguran los autores del ‘Estudio de población especialmente vulnerable ante el empleo’, realizado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y Accenture, en colaboración con diferentes entidades sociales que conforman la iniciativa ‘Juntos por el Empleo’.

La pobreza laboral, como así se denomina a esta situación, continuará este año ‘atrapando’ a prácticamente el 10% de los 960.000 trabajadores castellanos y leoneses que figuraban a 31 de diciembre del pasado año como ocupados.

Según los cálculos del informe, la tasa de riesgo de pobreza laboral en la Comunidad alcanza al 7% de la población que se encuentra en edad de trabajar, de 16 a 64 años.

Y, aún así, la situación de Castilla y León se antoja mejor que la del promedio del país. Los 103.000 ‘empleados pobres’ de Castilla y León representan no más del 4% sobre los 2,46 millones de españoles que comparten situación.

La tasa autonómica se sitúa 1,3 puntos por debajo de la registrada a nivel nacional (8,2%) y coloca a Castilla y León como la octava autonomía con un menor porcentaje de trabajadores en riesgo de continuar en precario. Nada que ver con ese 16,3% que presenta Extremadura, ni el 13,8% de Andalucía.

Al margen de comparaciones, el hecho de que el empleo viva ‘encadenado’ a la temporalidad y ‘estrangulado’ por la precariedad está motivando que el volumen de trabajadores por debajo del umbral de pobreza esté creciendo. En un año, en base a este informe, la tasa ha crecido seis décimas (del 6,3% ha pasado al 6,9%). Lo ha hecho a un ritmo incluso superior al nivel nacional (del 7,9% al 8,2%).

Es cierto que las estadísticas confirman que Castilla y León lleva un tiempo creando empleo, pero quien consigue un trabajo es con gran frecuencia precario y mal pagado. Tal y como constata el informe, «la recuperación económica está permitiendo reducir la cifra de parados, sí, pero a costa de empleos cada vez más precarios». De eso da cuenta Rocío. Lleva desde julio de 2017 trabajando en un supermercado con contratos encadenados, de tres meses, de un mes, que «esclaviza» y «no da derecho a vacaciones».

No es de extrañar, si tenemos en cuenta que prácticamente nueve de cada diez contratos que se firman son temporales, tal y como reflejaba la Encuesta de Población Activa al cierre del año. Y cada vez son más breves... por horas, por días o, en el mejor de los casos, por un puñado de meses. La mitad de los nuevos contratos ni siquiera se prolongan más allá de 30 días seguidos, y muchos de ellos a jornada parcial.

Los que están cerca de los más desfavorecidos también notan la creciente importancia del fenómeno de los trabajadores pobres. Es el caso de Cáritas. Cerca del 25% de las personas a las que esta organización ayuda de forma habitual en Castilla y León provienen de hogares en los que algún miembro trabaja pero no cobra lo suficiente para dar portazo a la pobreza, según los datos que maneja el presidente autonómico de Cáritas, Antonio Jesús Martín, para quien «si no se logran empleos dignos, de calidad y estables, los trabajadores terminarán esclavizados».

Para el presidente de la Red de Pobreza de Castilla y León (EAPN), Daniel Duque, este estudio, al igual que el que elabora de forma anual esta organización, demuestra que «el acceso a un empleo ya no es una salvaguarda ante las situaciones de pobreza». «La situación de hoy era impensable antes de la crisis, cuando tener un empleo era una garantía», añade, mientras denuncia que la crisis ha abierto heridas y «ha traído grandes desigualdades» entre la población.

Un 11% de ‘pobres’ con trabajo o sin él

Son ‘pobres’ con trabajo o sin él. El 11% de los castellanos y leoneses de entre los 16 y los 64 años vivirán rehenes de la precariedad, al menos, en lo que queda de año. Es lo que el informe, elaborado por Fedea y Accenture, cataloga de población especialmente vulnerable ante el empleo (EVAE).

Comparando la situación de Castilla y León con el resto de autonomías, observamos que es la séptima autonomía con una mayor tasa.

En números redondos, 175.547 habitantes de la Comunidad continuarán sufriendo en sus vidas la carencia de empleo o cargarán con un trabajo que no les permite llegar a fin de mes durante los próximos doce meses.

De esas personas, 73.093 estarán en riesgo de seguir sin empleo y otros 112.858 estarán en riesgo de pobreza en el trabajo. El 61% de todos los castellanos y leoneses que vive, por un motivo u otro, con la espada de la pobreza tiene nombre de mujer. 108.288 frente a 67.259 varones.

La pobreza perjudica sobre todo a los trabajadores de mediana edad. De hecho, el 47% de los castellanos y leoneses que o no tiene empleo o lo tiene extremadamente precario ya ha cumplido los 45 años.

La formación es normalmente clave para encontrar un trabajo. Los datos hablan de que casi seis de cada diez ciudadanos considerados en riesgo de pobreza tiene estudios equivalentes o inferiores a la ESO. Pero no es una salvaguarda, como lo prueba el hecho de que el 18% de los EVAE han cursado estudios de educación superior.

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