Diario de Valladolid

Ontiveros liga el fin de las cajas al ladrillo sin aportar novedades a la investigación

El presidente de AFI exculpa a la Junta de responsabilidad en la supervisión y dice que los localismos evitaron la fusión de las seis

Emilio Ontiveros, ayer en las comisión de investigación de las Cortes.-ICAL

Emilio Ontiveros, ayer en las comisión de investigación de las Cortes.-ICAL

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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Una nueva comparecencia ante la comisión de las cajas de ahorro que poco o nada aporta a las razones de su desaparición y al saqueo y enriquecimiento de algunos. El presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros, relacionó ayer en Valladolid la caída de las cajas de ahorro en España con el excesivo localismo, la alta concentración de su negocio en el sector inmobiliario y la escasa formación técnica de los miembros de los órganos de gobierno de estas entidades. Causas que, dijo, se vieron precipitadas por la gran crisis financiera mundial de 2007. Además, negó que los gobiernos autonómicos tuvieran alguna responsabilidad sobre las cajas, ya que no disponían de los medios para «verificar» la calidad de los activos de las entidades bancarias. «Tenían otras responsabilidades como influir en el nombramiento de los miembros del consejo de administración o la elección del presidente pero no realizar inspecciones y supervisiones que correspondían al Banco de España», aseguró.

Ontiveros considera que las preferencias de cada una de las cajas de la Comunidad y los localismos impidieron un proceso de integración. «La Junta y algunas entidades estaban por una cooperación reforzada en el sector financiero y avanzar en una concentración pero se toparon con la cerrazón y la negación de los órganos de gobierno de las cajas en la región», apuntó. Algo que, a su juicio, era necesario en una comunidad como Castilla y León, con la existencia de seis cajas, pero también en España, donde había 45 entidades de este tipo y tenían una cuota similar a todos los bancos.

Pero esa realidad, añadió, se encontró con la reticencia de alcaldes y presidentes de diputaciones que deseaban seguir manteniendo su caja en la provincia lo que les llevó, incluso, a «batallas» con políticos de su propio partido en otros territorios. Recordó que había seis entidades de ahorro en Castilla y León y cada una tenía preferencias distintas, con resistencias locales individuales. «Existían cajas con una visión moderna y otras se resistían a poner en común sus negocios», manifestó. Puso el ejemplo de la Caja de Ahorros del Círculo Católico que, desde el primer momento, fue «muy reticente» contra una posible fusión fría o SIP (Sistema Institucional de Protección) y «se desmarcó» de un proceso de integración, posiblemente, por su deseo de mantener su propia personalidad, informa Ical.

Emilio Ontiveros puso el acento en la excesiva exposición de los activos de las cajas en el sector inmobiliario, por lo que el «desplome» de los precios provocó una descapitalización absoluta de las entidades y la necesidad de acudir a las ayudas públicas, a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria).

El catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid destacó que la mayor parte de integrantes de los órganos de gobierno de las cajas (consejo de administración y comisión de control) no disponía de la calidad técnica para formar parte, por ejemplo, de un consejo de administración, aunque su elección estaba recogida en la legislación.

Expuso algunas excepciones como las cajas vascas (BBK, Kutxa y Vital), Ibercaja y Unicaja e incluso las cajas alemanas, que respetaron las directrices profesionales. En estos casos, recordó, se optó por «el sentido común para elegir buenos técnicos, dejarles hacer y ejercer un control sobre la labor de los directivos». Pese a ello, negó que los órganos de gobierno fueron la «causa fundamental» de las cajas aunque tuvieron alguna responsabilidad.

Ontiveros abogó por dejar de lado los prejuicios sobre las cajas como que eran unas entidades muy politizadas y que esto fuera el causante de su caída. No en vano, aseguró que las cajas más politizadas siempre fueron las vascas y no cometieron los errores de otras entidades, hasta el punto de llegar a hacer la mejor banca de España. «La naturaleza de la propiedad no determina los resultados», aseveró.

También huyó de los tópicos que hablan de que el problema de la cajas era que no tenían dueño o del despilfarro en estas entidades. No en vano, recordó que las remuneraciones y las dietas de los órganos de gobierno de las cajas eran muy inferiores a las de los bancos. Se refirió a la competencia que existió entre las cajas y los bancos, aunque no podían luchar en igualdad de condiciones porque, en un primer momento, las cajas se encontraron con el «obstáculo» de acceder al mercado secundario en busca de dinero.

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