Diario de Valladolid

El 45% de los contratos firmados de enero a abril duró menos de un mes

Esos acuerdos laborales ‘exprés’ se disparan un 80% en cuatro años / Cada día se sellaron 930 abocados al finiquito en 30 días / La precarización es más acusada en Castilla y León que en España

Colas ante una oficina del Ecyl de Castilla y León.-J. M. LOSTAU

Colas ante una oficina del Ecyl de Castilla y León.-J. M. LOSTAU

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Mar Peláez

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Un contrato no siempre es sinónimo de tener trabajo real. Y si no que se lo pregunten a ese colectivo flotante de ‘trabajadores-parados’ que se deslizan entre paro-trabajo-paro, al encadenar contratos de un mes, de una semana e incluso de días o de horas. La precariedad les persigue.

Un dato acredita esa elevada ‘volatilidad’ de las contrataciones, como alertaba a finales del pasado mes el Banco de España: el 45% de los 248.538 contratos iniciales que se firmaron entre enero y abril de este año en Castilla y León no sobrepasó los treinta días de duración.

Esa máxima temporalidad tiñó un total de 111.713 contratos (por obra y servicio, eventuales por circunstancias de la producción, interinos u otros). Eso quiere decir que cada día se firmaron 930 contratos abocados al ‘finiquito’ antes de que transcurrieran treinta días. Dicho de otro modo, cada hora se sellaron en Castilla y León 38 contratos para un trabajo de no más de un mes.

La cifra no hace más que ascender. En 2013, sólo un año después de la entrada en vigor de la reforma laboral, ese porcentaje de máxima temporalidad no superaba en la Comunidad el 40%, en concreto llegaba al 39,3%.

Según el análisis de los datos que maneja el Servicio Público de Empleo, los contratos que no duran ni un mes se han disparado desde entonces. De los 62.013 inferiores a treinta días que se sellaron entre enero y abril de 2013, se ha pasado a 111.713 en el mismo periodo de análisis de 2017. Es decir, casi 50.000 de diferencia. Porcentualmente representa un aumento de más del 80%.

La ascensión de estos contratos ‘exprés’ logra ‘maquillar’ unos datos laborales que apuntan, estadística a estadística, a un constante aumento en el número de contrataciones en el último lustro, pero ¿de qué calidad?

Y es que, aunque es cierto que el número de contratos que suscriben en términos generales los trabajadores de la Comunidad ha aumentado en ese periodo un 58% –de los 157.481 de los primeros cuatro meses de 2013 a los 248.536 de 2017– el mayor incremento lo soportan los contratos acotados en el tiempo, es decir temporales, y mucho más aquellos con una mínima duración. De hecho, ya el 92,8% de todos los contratos firmados en ese periodo tenían una duración determinada, frente a un mínimo 6% de indefinidos.

La gran mayoría de los contratos temporales están cobijados en la modalidad de eventuales por circunstancias de la producción. Representan el 54% de todos los contratos que se rubricaron en la Comunidad durante los primeros cuatro meses del año. Y es la que alberga el mayor volumen de contratos de escasa duración. De los 135.136 totales que recogen los datos del SEPE bajo esta modalidad, el 72% duraron menos de un mes. La cifra absoluta es hoy un 90% más elevada que hace cinco años.

Uno de cada tres contratos está amparado bajo el epígrafe de obra y servicio -en total 73.136-. El 11% de ellos no sobrepasó el mes. Estos han experimentado en los últimos cinco años una subida del 48%.

Por la modalidad de interinidad apuestan los empresarios en un 8% de los contratos (20.842). El 21% de ellos tuvo una duración inferior a los treinta días. En este caso, las diferencias son mínimas en relación a las registradas en los cuatro primeros meses de 2013.

Castilla y León sale peor parada en el análisis de contratos sobradamente precarios. Si en Castilla y León un 45% tiene una duración inferior al mes, en España esta circunstancia afecta al 38% del total de los 6,2 millones de acuerdos laborales materializados en los cuatro primeros meses de este año. Y lo que es más, mientras en la Comunidad este tipo de contratos se disparó por encima del 80% en cinco años, en el país este aumento fue del 55,8%.

Ninguna provincia castellana y leonesa se salva de esta precarización en el empleo. Todas ellas rebasan incluso los porcentajes medios de España.

Si se analiza la proporción que suponen los contratos cortos sobre el total de los firmados se observa que Ávila y Segovia lideran el listado. Más del 55% de los acuerdos se sellaron con el tope puesto en un mes. A continuación se sitúan Salamanca y Zamora, ambas por encima del 48%. Burgos es la cuarta provincia con mayor porcentaje (45,72%) y Palencia la quinta, con el 44,17%. Por debajo del 42% aparecen Soria y León.

Valladolid resulta ser la provincia castellana y leonesa con menor porcentaje de contratos de menos de un mes. De los 60.713 que se rubricaron entre enero y abril de este año, 23.491 tenían fecha de caducidad prefijada en treinta días, es decir un 38,69%, muy cerca de la media nacional.

Esta máxima precarización se ha duplicado, y más, en cuatro provincias en el último lustro. El caso más llamativo es el de Zamora. Hasta en un 118% han crecido los contratos temporales de un mes máximo de trabajo. De los 3.090 contabilizados en los primeros cuatro meses de 2013 se ha pasado a 6.791 este año. Le sigue muy de cerca León, con un incremento del 115%, o Segovia y Ávila, que se mueven alrededor del 109%.

En Palencia aumentó este tipo de contratos un 95%, mientras que en Salamanca lo hizo un 79%. En Valladolid, por su parte, creció un 58% en ese periodo. Sólo Soria y Segovia estarían por debajo de la media nacional en cuanto a aumento, al registrar incrementos próximos al 53%.

Los sindicatos vienen tiempo denunciando que, aunque mejora la cantidad de los contratos, empeora su calidad. El secretario de Acción Sindical de UGT, Raúl Santa Eufemia, lamenta que la estacionalidad de los contratos propia de los meses veraniegos «se haya extendido al resto de épocas, y a todos los sectores».

Y, sobre todo, critica que el «repunte» de la activación empresarial y económica del país no se haya trasladado a la economía doméstica. Los contratos «son precarios, pero no sólo en tiempo, sino «en salarios e incluso en el reparto de las jornadas laborales». Para Santa Eufemia, esta situación no revertirá, al menos, hasta que no haya un plan de choque industrial y un plan de choque energético en Castilla y León.

El presidente de Parados en Movimiento, Miguel Luis, asegura que los empresarios «hacen contratos de dos horas y a eso lo llaman empleo». «Eso más que empleo es miseria», sostiene, mientras recuerda el caso de un compañero al que le hicieron «un contrato indefinido de dos horas al día, dos días a la semana». «Esta no es la solución para las familias», manifiesta Luis, para quien la situación de precariedad laboral, por no «llamarlo basura laboral», se ha extendido en Castilla y León.

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