El juez no cree la coartada de Rico y lo manda a prisión

La coartada que Iván Rico expuso ante el juez no ha tenido acuse de recibo. El titular de Instrucción número 5 de Ponferrada, Santiago Condal Jarrín, decretó ayer el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza del ex novio de V. G. G., como presunto autor de los delitos de detención ilegal y quebrantamiento de condena, por el secuestro y agresión de su ex pareja el pasado lunes.

Mientras, continúan las investigaciones para identificar a los dos cómplices que perpetraron el rapto de la joven, que la obligaron a salir de su casa en Fabero, la trasladaron hasta Bembibre y, después de múltiples agresiones, la abandonaron junto a un descampado.

En su declaración anteayer, Iván Rico expuso que, tras salir de la cárcel –siete horas antes de la agresión sobre la que fue su compañera sentimental– estuvo en lugares públicos como bares y tiendas y que posteriormente se fue dormir, de lo que era testigo su madre.

En el auto emitido ayer para decretar la entrada en prisión de Iván Rico en Mansilla de las Mulas, el juez considera, sin embargo, «que hay indicios racionales bastantes para presumir la participación del detenido en los hechos investigados», por lo que entiende que la prisión provisional es «una medida estrictamente necesaria y proporcionada a los fines que la justifican».

En ese sentido, el magistrado valoró «la existencia de uno o varios hechos que presenten caracteres de delito sancionado con pena cuyo máximo sea igual o superior a dos años de prisión», así como la concurrencia de otros antecedentes penales.

El juez, el mismo que el lunes rechazó la petición de la Fiscalía y de la abogada de la víctima, Emilia Esteban, para que el detenido entrara en prisión por quebrantamiento de condena y estimó que una pulsera telemática era suficiente para proteger a la víctima, considera ahora que hay «indicios fundados de su comisión e imputación al investigado».

Que se conozcan, según explicó la letrada de la denunciante, «están las playeras que V. G. G. identificó que llevaba su agresor y que son iguales a las de Iván Rico» y, también, el conocimiento del lugar en el que ella asegura que la encerraron, en la bodega de su ex pareja.

Sin embargo, el escrito incide en que «no existe una prueba directa de la participación del detenido en los hechos». Pero también apunta que la víctima «no podría conocer detalles del lugar de detención ilegal, que no tendría por qué conocer».

El titular de Instrucción 5 ahondó en esta explicación y apuntó que existe «coincidencia entre el relato de algunos extremos de la declaración de la denunciante y la entrada y registro efectuada en el día de ayer –por el miércoles– en el domicilio y trastero donde vive el denunciado».

Con la medida de prisión provisional, el juzgado expuso que pretende evitar «la ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba relevantes», e incidió en que «en el estado actual de la investigación, es necesaria la práctica de diligencias que el investigado, si se encontrase en libertad podría ocultar, alterar o destruir».

El juez dictó también secreto de sumario para continuar con las investigaciones.

Sin embargo, la cárcel no supone la tranquilidad para su víctima, por la especiales características de esta agresión, que fue cometida con la colaboración de dos cómplices que siguen libertad. «Estoy aliviada, pero dos personajes continúan todavía libres y no puedo estar tranquila», explicó la joven, que lamentó no tener ninguna expectativa en que los arresten. «No tengo confianza en que den con ellos».

Ex pareja y no ex mujer

La primera de las nueve denuncias previas que pesan sobre Iván Rico por malos tratos la interpuso su ex pareja y no su ex mujer, como publicó ayer este periódico. Las ocho siguientes las presentó V. G. G. por agresiones físicas y psicológicas y por quebrantamiento de condena.

Cuenta también con otra detención anterior por una denuncia, que según explica la abogada de V. G. G. la presentó el propio hermano de Iván por agresión.