Diario de Valladolid

CRIMEN ISABEL CARRASCO

El defensor de Montserrat y Triana intenta desacreditar al policía que presenció el asesinato y a los que interrogaron a madre e hija

José Ramón García insiste en que no hubo entrega de arma entre madre e hija e intenta exculpar a Triana

El abogado José Ramón García, defensor de Montserrat González (d) y su hija Triana Martínez (2d), durante la última jornada del juicio por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco, hoy en la Audiencia Provincial de León.-ICAL

El abogado José Ramón García, defensor de Montserrat González (d) y su hija Triana Martínez (2d), durante la última jornada del juicio por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco, hoy en la Audiencia Provincial de León.-ICAL

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Elena F. Gordón/ ICAL

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El abogado que representa a Montserrat González y Triana Martínez en el juicio por la muerte de Isabel Carrasco insistió hoy en que el policía nacional jubilado que presenció el crimen junto a su mujer y que luego persiguió a la madre mintió en su testimonio y sí perdió de vista a la asesina cuando se deshizo del arma del crimen, en lugar de entregársela a su hija, como sostienen fiscal y acusaciones.

“¿Por qué le han convencido para que mienta? No sabemos el motivo por el que dice que no la perdió de vista cuando sí la perdió. ¿Qué es lo que está pasando aquí?. ¿Qué interés hay aquí? Permítanme que yo también tenga mis dudas con esta falta de memoria”, interpeló a los miembros del jurado.

El letrado insistió en que el asesinato se cometió dos minutos después de la hora que consta como oficial (17.15) y la madre habría llamado a la hija, como él argumenta, cuando vio a Isabel Carrasco y comenzó a seguirla, no después del asesinato. Montserrat vio la oportunidad que llevaba tiempo esperando y llamó a Triana para contarle que estaba viendo a la víctima. “Hoy se soluciona todo”, le habría dicho, según José Ramón García.

En su alegato al jurado durante la presentación de las conclusiones definitivas, repasó los hechos incidiendo en lo que definió como numerosas irregularidades de una “investigación mal hecha”. Una labor para la que los policías de León contaron con la colaboración de dos agentes llegados de Burgos, a uno de los cuales definió como “listillo”. Ellos, según la defensa de madre e hija, habrían sugerido a Montserrat “que se diera por loca”.

A su juicio, estos policías se desplazaron a León para solucionar el problema “porque era un asunto político”. También llamó la atención sobre el hecho de que solamente hicieran dos preguntas en el transcurso del interrogatorio: ¿Dónde estuvo esa tarde y dónde compró el arma?. “¿Dos preguntas y no está apañado ese asunto? Puestos a especular... dijo y recordó que los policías de Burgos negaron en principio haber estado en el domicilio de Raquel el día que apareció el arma y luego lo reconocieron ante la juez de Instrucción.

También comentó al jurado que ha tenido dificultades para encontrar testigos. Algunos de los citados esgrimieron viajes, citas médicas o temores a posibles consecuencias. Todo, dijo, en un caso en el que si no hubiera habido testigos directos de los hechos, habría sido más difícil su resolución “por la cantidad de personas que podrían haber cometido ese crimen”, entre otras cosas porque Carrasco, añadió, tenía “poder omnímodo sobre vidas y haciendas en la provincia de León y en toda Castilla y León. Yo estaba en Madrid y ya había oído hablar de ella”, dijo.

Incidente sexual

“Yo le pregunté si había ido alguna vez a casa de Isabel y me la describió”. Así explicó el letrado su reacción cuando Triana le contó el supuesto incidente sexual ocurrido en el domicilio de la víctima. La importancia de ese incidente, defendió, está en que la persecución “por tierra, mar y aire” que según la acusada ejercía Carrasco podría explicarse en el despecho que ese rechazo habría producido en la política leonesa.

Estado mental

Trastorno delirante paranoide. El diagnóstico psiquiátrico que argumenta para Montserrat hizo que su representada no tuviera más objetivo que acabar con la vida de la que consideraba el origen de todos los males de su hija. Triana, defiende, no está implicada y no se puede demostrar lo contrario.

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