Castilla y León a través de sus parlamentarios (III): Pablo Fernández, portavoz del grupo Podemos en Las Cortes
Con un pie en las plazas y otro en el Parlamento
La vida de Pablo Fernández, representante de Podemos en Castilla y León, ha dado un giro de 180 grados en los últimos meses. Ha dejado su quiosco para dedicarse a la política. Se siente orgulloso de haber «elevado los problemas de la ciudadanía a las Cortes».
Pablo Fernández, portavoz del Grupo Parlamentario de Podemos en las Cortes de Castilla y León, echa horas y se nota. Los papeles se caen de su mesa: informes de economía, reglamentos sobre el funcionamiento del Parlamento autonómico, todos los periódicos imaginables, cartas… «Este trabajo requiere estudio y dedicación y yo hago muchas horas», explica el procurador.
El caso de Pablo Fernández es especial, puesto que hasta ahora nunca había estado vinculado con la política. «Siempre me había interesado pero me sentía, como tantos españoles, desapegado», asegura. Dice que veía en los políticos un carácter «impostado», de «instrumentos poco eficaces».
Pero un día un buen amigo le recomendó ver un video de Youtube: «Este tío dice todo lo que pensamos de una forma muy clara», le dijo su compañero a Fernández, abogado de carrera y quiosquero de profesión. Se trataba de un joven con coleta y barba que «ponía a los políticos en su lugar» y «decía verdades».
El leonés había estado vinculado con el movimiento del 15M en su ciudad, «pero de ahí no pasó». Hasta que Pablo Iglesias propuso que si recogía 50.000 firmas formaría Podemos. Y así fue. Fernández fue el encargado de crear el Círculo –el tipo de organización de la formación morada– en León en enero de 2014.
Pronto se acercaron las Elecciones Europeas de mayo del año pasado y el leonés se presentó como candidato suplente. Y así fue como llegó a presentarse como candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla y León en las Elecciones Autonómicas de 2015.
«Mi vida ha cambiado radicalmente», opina Fernández en declaraciones a este periódico. Desde su punto de vista, lo más gratificante es poder «palpar las inquietudes de la gente» y hacer de ellas propuestas legislativas.
Un día en la vida del leonés– «aunque varía bastante»– es muy intenso. Se levanta a las ocho de la mañana y se dirige a la sede de las Cortes, donde echa un vistazo a la prensa para conocer la actualidad «y saber qué se dice de nosotros». Tras informarse, pasa a preparar el día, en el que suele reunirse con colectivos ciudadanos. Después de dedicar un tiempo a comer, se pasa la tarde «estudiando». Y es que, aunque sale con ventaja por haber estudiado Derecho, dice que es «importante» intentar formarse continuamente sobre la actualidad económica, la legislación autonómica y, en general, impregnarse de la situación de la Comunidad. «Tenemos que estar al tanto de lo que hacen nuestros compañeros en las Cortes», indica el procurador.
Afirma que no sabe cuál es la rutina que siguen el resto de grupos para informarse sobre Castilla y León y sus necesidades: «Solo sé lo que hago yo y es mucho», señala. Esto no es porque en Podemos sean «nuevos», defiende, sino porque tienen esta disciplina.
Así, el desastre de papeles que tiene encima de la mesa es el mismo que quiere tener al acabar la legislatura, pues ello significará que le echa la misma cantidad de horas y el mismo esfuerzo. Es decir, intentar mejorar no depende para ellos de ser nuevos, sino que la política requiere ese trabajo continuo de formación.
Si en algo está de acuerdo con los portavoces que ya han sido entrevistados en esta serie– Fernández Carriedo (PP) y Tudanca (PSOE)– es en que la política es una tarea que requiere las 24 horas del día y uno no se «quita» esa condición en el momento en el que llega casa. «Ser político es no tener vida, lo eres desde primera hora de la mañana hasta la última hora de la noche», insiste.
Sin embargo, en opinión del ‘podemita’, algo les diferencia a los procuradores de la formación morada respecto al resto de grupos parlamentarios: la ilusión. «Se ha desprestigiado mucho la profesión por la mala gestión de los partidos tradicionales», declara. El desapego y desafección «de la calle» viene por la lejanía de los políticos.
El 15M fue «determinante», según dice, para devolver a la ciudadanía el interés por la política. «Ahora que estoy metido me he dado cuenta de que la política es una actividad sirve para mucho», valora. «Si existe voluntad, es el instrumento adecuado para ser útil a millones de personas y por eso estoy aquí».
En este sentido, Fernández agrega que el día que deje de tener ilusión y creer que las cosas no pueden cambiar, se irá y dejará su cargo. Y este es uno de los problemas que el leonés ve en otros políticos, que «la ven como una profesión más» y no se dan cuenta de que están ahí para servir a la ciudadanía.
Aunque cuenta con una trayectoria breve, al Grupo Parlamentario de Podemos en Castilla y León le ha dado tiempo a hacer muchas cosas. «Estoy muy contento por haber conseguido abrir las Cortes a infinidad de colectivos sociales, que no veían en las Cortes su casa, cuando es la casa de todos los castellanos y leoneses».
Para él es muy importante estar en contacto directo con la ciudadanía y, de hecho, es la parte que más le gusta de su trabajo. «Hay que tener un pie en la calle y otro en las Cortes», confirma.
Fernández piensa que es necesario especialmente porque los ciudadanos no conocen cuál es el funcionamiento de las Cortes de Castilla y León. Una de las labores que ejerce cuando se reúne con ciertos colectivos es explicarles «la dinámica parlamentaria». Por ejemplo, muchos se sorprenden cuando el procurador leonés les explica que la oposición tiene un ‘cupo’ de propuestas legislativas que puede presentar. «No dejamos algunos problemas de lado porque no queramos, sino porque no podemos».
Pero no todo el tiempo puede dedicarlo a lo que más le gusta, sino que ser parlamentario quiere decir también reuniones a diario, Plenos cada semana y Comisiones día sí y día también.
Cada vez que hay Pleno, el Grupo de Podemos se reúne al completo y se reparte los temas que se van a tratar. Una vez se los preparan «a conciencia», se pone en común lo que se va a decir y se ayudan en la labor, pues muchas materias están interconectadas, afirma Fernández. «Lo llevamos todo muy bien estudiado y eso se nota», presume el portavoz sobre los procuradores del partido de Pablo Iglesias.
Respecto a las iniciativas que presentan el resto de grupos, asegura que estudian los beneficios que las propuestas tendrían de cara a los castellanos y leoneses y no según quien la presente. «No votamos por las siglas del partido que la impuse, sino que nos guiamos por el beneficio que pueda tener para los ciudadanos», añade el portavoz de Podemos. Esto es algo que le enorgullece, pues es la base de la política a la que aspira.
«No voy a estar en contra de una iniciativa del Partido Popular por que la presente él, aunque es cierto que estoy en las antípodas ideológicas», opina Fernández. Pero para él la política consiste precisamente en eso, en «extender puentes», aunque reconoce que hace unos meses no se veía a sí mismo dialogando con los ‘populares’ y presentando iniciativas junto a ellos.
Ahora se ha producido un cambio relevante en las Cortes de Castilla y León, con la entrada de dos partidos nuevos –Podemos y Ciudadanos– y esto es algo positivo para el portavoz, puesto que aporta «pluralidad a las ideas» y «puntos de vista diferentes» que son útiles para adaptarse a una población que es muy heterogénea.
Según Pablo Fernández, no le supone un problema a la hora de trabajar «ser menos procuradores que en otros grupos», ni tan poco es más fácil por ello. Opina que el trabajo que tienen «es cuestión de disciplina».
Aunque su profesión es «muy gratificante», también tiene algunos aspectos negativos y, para el representante de Podemos en Castilla y León, lo más difícil es «ver que las propuestas son rechazadas cuando son muy buenas y positivas para los ciudadanos y se han preparado y estudiado a conciencia». En muchos caso, afirma contundentemente, son denegados por el simple hecho de partir de la formación que lidera Pablo Iglesias a nivel nacional.
Eso sí, el leones piensa que la percepción de los procuradores ha cambiado de cara a Podemos. «Creo que se pensaban que íbamos a aparecer con el perro y la flauta y nos íbamos a subir a las mesas», comenta. En cambio, son muchos los políticos que les han dicho que se han asombrado con su forma de trabajar. «Somos gente normal y educada que echa muchas horas», concluye.
También ha cambiado su percepción de cómo eran los políticos «en muchos casos para mejor y en otros para peor», puesto que «muchos se esfuerzan de verdad, pero otros no ponen ningún interés».
Si pudiera cambiar el sistema de organización de los GruposParlamentarios de las Cortes y le dieran a elegir, Fernández señala que daría «plena libertad» a todos a poder presentar el número de iniciativas que consideren pertinentes, pues a veces ese «cupo» es el que les frena a seguir actuando y defendiendo algunas cuestiones que no afectan a toda la población de Castilla y León.
La ‘normalidad’ de Pablo Fernández es fruto de muchas anécdotas. Por ejemplo, su móvil es de una marca normal «y no de última generación». Cuenta divertido que hace poco en Zamora, una mujer le paró en un autobús urbano sorprendida porque una persona que sale tanto en la televisión utilizara el transporte público. «Yo soy una persona normal y utilizo el autobús como todo el mundo; intento explicarlo pero a la gente no le entra en la cabeza», bromea.
El mayor logro del leonés y de todo su grupo ha sido «trasladar los problemas reales de los ciudadanos a las Cortes», afirma orgulloso el portavoz de Podemos. Defiende que todas las iniciativas y actuaciones de la formación morada en Castilla y León tienen como eje «elevar a las personas por encima de todo» y seguirán luchando por ello durante esta legislatura.