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La UVA confía en inaugurar la segunda fase del campus de Segovia a mediados de 2017

La alcaldesa avanza que el Ayuntamiento cuenta con iniciar dentro de dos años la ejecución de la tercera fase, que incluye infraestructuras deportivas y una residencia universitaria

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ICAL

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La Universidad de Valladolid confía en inaugurar la segunda fase del campus de Segovia a mediados de 2017, aunque el consejero de Educación, Juan José Mateos, precisaba semanas atrás que su puesta en funcionamiento podría producirse más adelante, en 2018. En cualquier caso, todo dependerá de cómo avancen los plazos de ejecución de unas obras que en los próximos meses se centrarán en las labores de desescombro y movimiento de tierras, para empezar a levantar los nuevos edificios durante el primer semestre del próximo año.

El delegado de la Junta en Segovia, Javier López-Escobar, y el vicerrector del Campus María Zambrano, Juan José Garcillán, coincidieron en apuntar tales fechas durante la presentación de la segunda fase a la comunidad universitaria en un acto público que contó con la participación de los autores del proyecto, los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez, del estudio madrileño Linazasoro & Sánchez. Allí estuvo también la alcaldesa, Clara Luquero, quien avanzó que el Ayuntamiento cuenta con desarrollar dentro de dos años una “tercera fase” en los terrenos situados justo enfrente del edificio actual y del futuro, donde se proyectan infraestructuras deportivas y una residencia universitaria.

Tal y como resumió el arquitecto Ricardo Sánchez, la primera fase (inaugurada con el inicio del curso 2012/2013) se concibió para acoger el aulario general, las clases “no adscritas a ningún centro en particular”, así como la biblioteca. Por tanto, es con la segunda cuando se pondrá fin a la dispersión de facultades, laboratorios y espacios comunes por otros puntos de la ciudad.

Seis pequeños edificios albergarán los despachos para los profesores, “unos 200”, los decanatos, el Vicerrectorado, laboratorios y aulas específicas de cada facultad; y otros dos se ubicarán en el centro de la misma parcela, anexa a la de la primera fase, donde se ubicará el salón de actos, con capacidad para casi 400 personas, y un salón de grados para eventos académicos. Una zona ajardinada ocupará los terrenos que han quedado libres tras el ajuste del proyecto, de modo que esa parte de la parcela seguirá estando disponible para futuras ampliaciones si se considerasen necesarias, según los arquitectos.

“El proyecto ha cambiado para ajustarlo a las nuevas necesidades del campus y los límites presupuestarios que teníamos”, precisó Sánchez, en declaraciones a la prensa recogidas por Ical, en referencia a un ajuste económico que ha reducido el presupuesto de 13 a 10,5 millones para poder acometer la obra desde este mismo año. “Es bastante más compacto que la primera versión, en el fondo se va a articular de forma muy parecida a la primera fase, va a tener en su perímetro todos los espacios de aulas y despachos, y en el centro, igual que está la biblioteca en la primera fase, en este caso estarán el salón de actos y el de grados”, añadió.

La solución de financiación acordada contempla que la UVA aportará tres millones de euros en tres ejercicios que permitirán costear este año el proceso administrativo y los primeros trabajos sobre el terreno; y la Junta, los 7,5 restantes con cargo a 2016 y 2017. “El proceso de cambio ha sido largo”, reconoció Sánchez acerca de unas modificaciones que, curiosamente, señaló que han propiciado que ahora el proyecto resulte “más integrado con la primera fase y con el entorno”. Su superficie útil rondará finalmente los 7.000 metros cuadrados, la mitad, aproximadamente, que los del edificio ya construido.

Linazasoro, por su parte, valoró que la segunda fase, como la primera, “siempre se ha concebido como un proyecto urbano que no sólo sirve a la universidad, sino que tiene una aplicación para el trazado urbano de la ciudad”. De hecho, “la propia calle que actualmente tiene un uso más limitado y que articularía las dos fases cobrará más relieve”, dado que tendrá más continuidad gracias a la tercera fase que proyecta el Ayuntamiento.

Unas instalaciones “dignas”

Y en resumen, como destacó Garcillán durante su intervención en el acto, unas instalaciones “dignas y completas” para la comunidad educativa y para la propia ciudad, ya que “representará un antes y un después en el fortalecimiento del desarrollo de la zona”. El vicerrector tampoco olvidó los más de tres años de paralización del proyecto, y valoró por ello que ahora se retome, de ahí su “gratitud a la Junta y el Ayuntamiento por su compromiso con la Universidad”, a la vez que confió en que “a mediados de 2017 podamos inaugurar”.

“El camino ha sido largo”, admitió también López-Esobar, aunque resaltó el “impulso inequívoco de la Junta a pesar de la interrupción involuntaria” en el desarrollo del proyecto, que se ha retomado “cuando ha habido disponibilidad” y sin que nadie haya estado “ocioso” en este tiempo en el que se introdujeron las modificaciones necesarias para llevarlo a cabo. “Esté donde esté, espero poder asistir a la inauguración a mediados de 2017”, incidió.

Segovia dispondrá entonces de un edificio de referencia en la arquitectura del siglo XXI, tal y como añadió la alcaldesa en alusión a un proyecto “largamente esperado”, aunque se declaró “feliz” por asistir finalmente a su presentación pública. “En dos años podremos construir la tercera fase” y, con ella, se completará un “núcleo educativo y cultural” que permitirá “desarrollar el potencial universitario de la ciudad”, concluyó.

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