Diario de Valladolid

SOCIEDAD

Erasmus en el pueblo

Laura Monedero, estudiante de arquitectura, es una de los 15 universitarios de la UVA que realiza el erasmus rural

Laura Monedero, estudiante de Arquitectura en la UVa, junto a Miguel Ángel Martín, arquitecto municipal de Cabezónde Pisuerga

Laura Monedero, estudiante de Arquitectura en la UVa, junto a Miguel Ángel Martín, arquitecto municipal de Cabezónde PisuergaPhotogenic

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Los pueblos, esos lugares tranquilos por naturaleza y que en esta época del año se llenan de veraneantes huyendo del estrés típico de las ciudades, desde hace unos años, se han convertido en una oportunidad para multitud de estudiantes universitarios de ganar experiencia vital y laboral.

El Campus Rural es una iniciativa desarrollada por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en colaboración con el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas y la mayoría de universidades públicas de nuestro país, buscando así, acercar a los jóvenes al territorio y favorecer el papel de la universidad en la dinamización social y económica de los pequeños municipios. Algo que intenta equiparar a las zonas más deshabitadas con las grandes urbes y demostrar que hay ocasiones donde menos nos imaginemos.

Un plan «que busca conectar a los jóvenes con el entorno rural», tal y como apunta Laura Monedero, una estudiante de Arquitectura que, por segundo año, disfruta de unas prácticas algo diferentes. Cinco universitarios se han acogido al proyecto en la provincia de Valladolid. Este verano Olmedo, Villanubla, Cogeces del Monte y Cabezón de Pisuerga cuentan con al menos un estudiante realizando sus prácticas allí, a través del Campus Rural. Una forma de crear arraigo y de acercar el talento joven a las zonas más desfavorecidas poblacionalmente hablando.

Laura conoció el Campus Rural gracias a un compañero: «Me dijo que había estado hace dos años en Boecillo y que se encontró muy a gusto. Son unas prácticas de un par de meses remuneradas y dije, bueno si en verano me voy a mi casa, aprovecho y a ver qué tal. Fue un poco a la aventura», afirma.

Ella está realizando las practicas en el Ayuntamiento de Cabezón de Pisuerga, donde se ha encontrado con una experiencia gratificante, pero diferente a lo imaginado. Según cuenta ella misma: «No me esperaba esto». «Esperaba trabajar mano a mano con una persona, llegué aquí y son un monton de compañeros. Me acogierón genial, el pueblo, además, me parece muy interesante, porque a nivel de arquitectura sí que tiene un plan general que da pie a que pasen cosas. El pueblo te permite saber como funciona una ciudad a una escala más reducida, yo me quedé sorprendida», relata.

De alguna manera, da la posibilidad al alumno salir del aula y apreder, algo que en el día a día en la universidad no se contempla: «Tienes la oportunidad un poco de insertarte en el trabajo, ya que en la universidad es muy teórico todo», nos cuenta Laura.

Allí, con ayuda de Miguel Ángel, arquitecto municipal de Cabezón, empieza a dar sus primeros pasos en el mundo laboral. «Voy a las visitas de obra que haya, a cualquier consulta con el alcalde o con los vecinos y a mayores suelo hacer la documentación de mayor extensión. Por ejemplo, este año hemos hecho una modificación de planeamineto y el año pasado una memoria valorada», nos cuenta entusiasmada por la oportunidad que está recibiendo.

Una oportunidad que no solo está formando a Laura profesionalmente, también lo hace como persona. En la localidad está teniendo un trato más cercano con la gente, diferente a lo que te puedes encontrar en la ciudad y que poco a poco va desapareciendo en la sociedad. «Por ejemplo, aquí todo el mundo se saluda que son cosas que en la ciudad se pierden». «Aquí el trato es diferente, como he dicho antes, todo el mundo se saluda, todo el mundo se conoce. Son muchos más cercanos», afirma.

El Campus Rural, también la permite conocer unas circuntancias diferentes a las que se puede encontrar en un estudio de arquitectura. «Aquí me estoy dando cuenta que el trabajo del arquitecto también es hablar. Tiene una gran parte social y de hacerte entender con la persona que tienes delante». «En este caso, pues donde vaya mi tutor voy yo. Al final todo el trato con la persona lo tengo, las llamadas también las escucho, además sé más o menos todos los documentos que llevo al día, entonces, por ejemplo en mi caso, he aprendido como funciona la administración en el ámbito de la arquitectura», apunta.

Una experencia que finalmente crea un cierto arraigo entre el municipio donde se realizan las práticas y el estudiante. Como apunta Laura: «Al final, si eres joven y te has criado en un pueblo, ya lo conoces, pero si eres de ciudad, puede estar bien para valorar otros tipos de vida», alega.

Además, la experiencia del Campus Rural, no solo consiste en las prácticas, sino en crear una comunidad con diferentes iniciativas y talleres, que permiten al estudiante vivir una experiencia más reconfortante. «Sí que es verdad que el Campus Rural promueve bastantes iniciativas distintas. Hacen jornadas en distintos puntos, el año pasado fue en Jaca y también nos dieron una sudadera. Intentan crear esa comunidad, haceret sentir como si formaras parte de algo». «Tienen bastante movimiento y como están iniciándose, tienes más preocupación por movilizarse que si estás consolidado», relata en base a su experiencia en este proyecto.

Sin coche y sin carnet, a Laura no lo quedo otra opción que elegir unas prácticas que estuvieran bien comunicadas desde Valladolid, es decir, que pudiera llegar al lugar sin ninguna dificultad: «Yo estoy viviendo en Valladolid, entonces, me he trasladado aquí porque miré otras opciones pero no tengo ni carnet ni coche. Se me complicaba acceder a otros nucleos de población». «Me levanto y uso el autobús para subir, porque Cabezón sí que tiene buena conexión», nos comenta.

El Campus Rural se encuentra, en este 2025, por su IV edición. Un proyecto que ha ido creciendo año a año y cada vez atrae a más estudiantes para realizar sus prácticas del grado o máster universitario que cursan.

Laura recomienda a otros estudiantes sumarse a esta iniciativa: «De hecho, en mi caso, se lo he recomendado a mi prima, que estaba estudiando un máster en Granada. Le dije que era una buena oportunidad, si estaba acabando el máster, para meter un poco la cabeza en el mundillo laboral», dice.

Este proyecto, en el caso que fuera necesario, ofrece alojamiento durante el periodo de prácticas a los alumnos, además de una ayuda mensual de 1.000 euros por estudiante, así como el coste derivado de la cotización a la Seguridad Social. Estas prácticas, por lo general, tienen una duración de dos a cuatro meses, lo que permite al universtario conectar con el medio rural, pudiendose considerar un erasmus en toda regla. Al final, estos jóvenes salen de su forma de confort para aventurarse en algo desconocido para ellos.

Por otra parte, en esta iniciatica también pueden participar cualquier administración local, institución, organismo, entidad sin ánimo de lucro o empresa legalmente constituidas que desarrollen su actividad en municipios de menos de 5.000 habitantes. Para ello, estos organismos o empresas deben haber solicitado su participación en el programa a las universidades adheridas y ser aceptadas como entidades colaboradoras.

Probablemente, muchos universitarios deseen disfrutar de sus vacaciones en la playa, pero el Campus Rural te permite vivir una experiencia especial y cercana, que, como a Laura, te haga llevar a un pueblo en el corazón.

tracking