Una histórica tromba de agua deja pérdidas millonarias en Medina y municipios del sur

Medina del Campo y municipios del sur de la provincia comenzaron a recuperar la normalidad después de una histórica una tromba de agua que descargó 50 litros por metro cuadrado en apenas media hora que anegó calles, viviendas y comercios. Una impresionante tormenta que colapsó la villa durante horas y convirtió calles y avenidas en ríos. Ayer fue el momento de valorar los «cuantiosos daños» que había provocado. Su alcalde, Guzmán Gómez, afirmó que es «pronto» para valorar económicamente los destrozos. Pese a la situación de «miedo» que recorrió las calles de la villa, apuntó que el sábado «ya está restablecida la normalidad». La fuerte tromba de agua causó daños «eléctricos, goteras, roturas de saneamiento, colapsos, levantó el pavimento, desperfectos en vehículos», enumeró el primer edil. A mayores también sufrieron inundaciones locales, naves y garajes. Árboles y ramas cayeron provocando desperfectos, incluso en viviendas; se volaron elementos constructivos y energéticos; se produjo un colapso de ordenadores, de aparatos electrónicos, de la red de saneamiento; se cortaron calles y se rompieron farolas. Unas pérdidas millonarias en todo el sur de la provincia con daños en elementos públicos, en propiedades privadas o, en el caso de la D.O. de Rueda se perdieron 1.500 hectáreas de cultivo y 500 de viñedo.

Por todos estos daños materiales que se han producido, en el municipio y en la zona sur de la provincia, se valora solicitar la declaración como zona catastrófica. Una petición a la que se sumará la Diputación en aquellos pueblos que la soliciten.

Una «trágica» situación que algunos vecinos vivieron en primera persona como Jesús. Este hombre se encontraba en su casa cuando comenzó a ver como llovía y llovía sin parar. En «minutos» todo estaba lleno de agua. Rápidamente bajo a su garaje para sacar los vehículos: «Saqué un coche, el otro no me dio tiempo y la moto tampoco la pude sacar». Esa no fue la peor parte. Este vecino se vio atrapado en su propio garaje: «Me tiró el agua para dentro y salí como pude. Pensé en la DANA de Valencia», explica con lágrimas en los ojos y a escasos metros de la rampa, ahora embarrada, en la que se vio sin salida.

La noche de la tormenta fue difícil, pero también el día después. Ese momento en el que descubres todo lo que el agua se ha llevado por delante. Familiares de estos vecinos de la calle Obispo Barrientos, la zona cero de la tromba, se afanaron en sacar enseres de la casa al contenedor que los bomberos habilitaron enfrente de su casa mientras solicitaban «ayuda» para recuperar lo que un día fue su hogar: «Es muy duro, no hemos dormido. Está todo destrozado», asegura entre sollozos.

A escasos metros de este hogar, en la piscina Obispo Barrientos, las pérdidas también han sido cuantiosas: «Se empezaron a abrir todas las ventanas, con mucho viento y empezó una tormenta en la que empezamos a ver hasta olas», comentaba María. Los bomberos acudieron al lugar para sacar el coche de esta empleada porque ella no podía por sus propios medios. Durante esos instantes de caos y nerviosismo, se cayó el techo de ambos vestuarios y dejaron a la instalación sin electricidad. Un día después, se afanan en limpiar para volver a la normalidad: «Hoy estamos haciendo servicio de limpieza y de desescombraje, esperemos que se abra lo antes posible, pero llevará un tiempo».

Lejos de esta parte de la villa se encuentra la calle Padilla que da a la plaza Mayor. Una vía con gran afluencia de personas y de comercios que en la tarde del viernes se transformó en un río. Algunos comercios pudieron abrir con normalidad, pero otros se afanaban en sacar agua, limpiar y quitar la mercancía estropeada. «En cuestión de muy poquito tiempo vimos como se metía agua y que caía una trompa exagerada. Otras veces ha llovido mucho, pero como ayer...», relata Emma, responsable de un negocio al que apenas le quedaban cinco minutos abiertos cuando les sorprendió el agua. Consiguieron salir, pero «no funciona el sistema informático, ni el sistema eléctrico» a mayores de las pérdidas de ropa.