URUEÑA
Brutal agresión a un barrendero de Urueña: "Si no le separan quedo allí con los sesos pegados"
Javier relata como, mientras paseaba a su perro, su agresor le propinó una paliza con una muleta que le causó varias fracturas, hemorragias y pérdida de conocimiento
Escalofriante agresión en el municipio vallisoletano de Urueña. Javier, uno de los dos barrenderos contratados por el Ayuntamiento, fue brutalmente apaleado por su agresor, que la emprendió a golpes contra él sirviéndose de una muleta, lo que le provocó fracturas en una pierna y otras heridas de distinta gravedad, entre ellas una hemorragia que todavía le mantiene hospitalizado. "Si no le separan allí quedo con los sesos pegados", asegura la víctima aún consternada y sin explicarse lo sucedido.
Desde su cama en el hospital Río Hortega de Valladolid, donde permanece ingresado desde la brutal paliza, Javier, de 56 años, relata como vivió un episodio que bien podría haberle costado la vida. "Estaba paseando con el perro, un pastor alemán de 10 meses, cuando este hombre me dijo que le atara", rememora. "Fui a atar al perro y me pegó con la muleta en la espinilla. Me tiró y se cebó conmigo en el suelo", explica a este diario.
Aún sin encontrar explicación al por qué actuó así su agresor, a quien conocía de verle por las calles del pueblo pero con quien "no ha habido nada nunca", Javier asegura que todo ocurrió "en décimas de segundo". Tras un primer golpe con la muleta que le tiró al suelo se sucedieron muchos más que le causaron fracturas en tibia y peroné, heridas en el cuerpo y en la cabeza y una hemorragia que este viernes todavía le mantiene hospitalizado para que los médicos puedan ver su evolución. Es más, en el lugar de la agresión la víctima perdió el conocimiento a consecuencia de los golpes.
Tal ha sido la magnitud de las heridas sufridas que Javier ha tenido que pasar por quirófano para operar, precisamente, de esa fractura de tibia y peroné. Asimismo, periódicamente necesita someterse a curas. Por el momento, su pronóstico está en el aire, aunque según cuenta a este diario la opinión de los doctores es que podría arrastrar alguna secuela.
La escalofriante agresión se produjo en torno a las 19.30 horas del lunes en la plaza Corro de San Andrés de la localidad carrasqueña. Al agresor no le importó que el lugar estuviera abarrotado de testigos, aunque quizá fue eso lo que permitió a Javier salvar la vida. "Intentó pararle el chico del bar", narra, algo que no fue tarea fácil porque "se liaba a golpes con todo el mundo".
"No sabía que iba a actuar así", reconoce Javier que, sin saber bien cómo, ha acabado postrado en una cama de hospital. "Es una injusticia", denuncia este hombre que trabajaba para el Ayuntamiento como barrendero y que asegura que, de haber podido, hubiera evitado lo ocurrido. "Si sé que va a actuar así yo hubiera actuado de otra manera. Me hubiera ido corriendo", remarca.
Los hechos ya han sido denunciados ante la Guardia Civil de Mota del Marqués. "Digo yo que habrá justicia con un individuo de estos", confía Javier, quien lamenta haber estado "en el sitio que no tenía que estar en el momento que no tenía que estar".
Mientras Javier se recupera de sus lesiones, los vecinos de Urueña continúan reponiéndose de un suceso que les dejó profundamente conmocionados. Nadie se explica el motivo que llevó al agresor, que según algunos al día siguiente estaba realizando vida normal con su familia, a propinar semejante paliza a la víctima.
Algunos carrasqueños, al igual que Javier, aseguran que fue gracias al propietario del bar que pudo salvar la vida. "En la plaza había mucha gente pero nadie se atrevió a hacer nada. Tuvo que ser el dueño del bar el que lo frenó", afirman. Asimismo, apuntan que el peor trago lo pasaron los más pequeños. "Los niños del pueblo se asustaron, lloraban porque creían que lo había matado", cuentan.