FIESTAS DE SAN LORENZO VALLADOLID 2024 | FERIA TAURINA
La “encerrona” de Emilio de Justo fue una bendición
Cortó cinco orejas y falló más trofeos por el mal uso de la espada, compartiendo un triunfo rotundo con Victorino Martín
Esto de seis (toros) para uno solo (torero) es cosa bien compleja. Así, a primera vista, parece mucho arroz para un solo pollo, por mucho que la gran campanada de la historia del toreo la diera Joselito “el Gallo”, encerrándose en Madrid, no con seis, sino ¡con siete! toros de Martínez en el año 14 del siglo anterior. Entre los pollos de ahora y los Gallos de antes existe una diferencia sustancial: la lidia. Antes era más breve, porque los toros eran más díscolos, ahora es más larga, porque el ganado está más seleccionado. En cualquier caso, lo dominante de tan insólita situación es, precisamente, eso: el dominio. Semejante esfuerzo es solo apto para diestros muy diestros, capaces de satisfacer las exigencias de públicos bien diferentes, razón por las cual, las “machadas” siempre fueron protagonizadas por toreros de largo recorrido, técnica bien afinada y repertorio muy variado; dicho lo cual, habrá que tener en cuenta un factor esencial: el tipo de toro y su intrínseco carácter. No es lo mismo ponerse delante de uno de Victoriano que de uno de Victorino, y esto -con independencia de que el riesgo siempre subyace- bien lo saben los buenos aficionados… y los buenos toreros.
Emilio de Justo se encerró ayer en Valladolid con seis toros de Victorino Martín. Seis pájaros de cuentas. Seis tipos de traje gris (pelo cárdeno en todos ellos, con distintos tonos) y abstrusas intenciones. Los hubo buenos, malos y regulares, pero Emilio conoce bien a los de esta tribu porque comparte vecindad con ellos. De la finca Las Tiesas, domicilio de la vacada, a Torrejoncillo, el pueblo del torero, no da tiempo a que el coche temple su habitáculo; por tanto, estos pájaros cornudos le son familiares desde que iba a la tapia, como un “capa” más, al acecho del grito de rigor del ganadero: ¡a ver, un “aficionao”! Ayer, en Valladolid, los aficionados, sin capa o muleta, estaban en el graderío y Emilio de Justo en el ruedo, erguida su figura y abierta la mente para jugarse el tipo en seis capítulos que fueron otras tantas lecciones de lidiar y torear con empaque, torería, mando y temple. No dudó ante las artimañas de busconas embestidas y se jugó la vida en cada trance, porque era la única manera de echar la tarde para adelante, para arriba, para lograr el éxito con rotundidad y barrer de un escobazo las dudas acerca de su dura apuesta en Valladolid. Ha cortado cinco orejas, pero podrían haber sido ocho si el acero no encuentra hueso en los primeros viajes. No importa, ahí han quedado, indelebles los lances a la verónica embrocado con unos toros de difícil conducción en sus primeros pasos por la arena, su forma de embeber a los toros más o menos bravos en la panza de su capa carmesí, para llevarlos a los medios con medido ritmo y exacto compas, los naturales de medio perfil o de cite frontal, los derechazos lentos y majestuosos, los pases de pecho echándose la muleta a la hombrera contraria, los abaniqueos y, en fin, su forma sincera y arrebata de echarse sobre el morrillo de los animales sin atisbo de alivio ni fuga avispada por el costillar. Una corrida memorable, sin duda, y un paso al frente de este torero de la alta Extremadura, que quiere durar muchos años todavía como figura indiscutible.
En México, a este tipo de corridas le llaman “encerrona”, como al mano a mano entre dos toreros, le dicen “agarrón”. Ayer, en Valladolid no hubo encerronas para nadie, y menos para el público, que acudió en masa a la plaza de toros a ver a los productos de la ganadería más importante de nuestra cabaña brava y a un torero de una pieza; en definitiva, los dos elementos en estado de pureza, básicos para generar emociones y levantar pasiones. La “encerrona”, pues, fue una bendición. Esa es la esencia de la Fiesta. Gracias, Emilio; gracias, Victorino.
A ver quien abre ahora el pico contra la “encerrona” programada. Chitón. Toca examen de conciencia y contrición de corazón. Amén.
SÁBADO 7 DE SEPTIEMBRE DE 2024 / 4ª DE FERIAS
EMILIO DE JUSTO Pinchazo y estocada caída, ovación; Estoconazo al encuentro, dos orejas; pinchazo y estocada desprendida, oreja; pinchazo y estocada caída, ovación; Estocada arriba, dos orejas y pinchazo hondo y dos descabellos, aviso y ovación. Fue sacado en hombros por la puerta grande y llevado así hasta el hotel.
ENTRADA. Tres cuartos largos.
INCIDENCIAS. Las tres cuadrillas se lucieron en brega, banderillas y varas, destacando Juan José Domínguez, Morenito de Arles, Abraham Neiro, Miguelín Murillo y Fernando Sánchez, y con la pica, Juan Bernal, José Antonio Barroso y Germán González. Tarde de agradable temperatura. De Justo brindó a Victorino Martín la faena al tercero de la tarde.