BIC
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en Bien de Interés Cultural
La Concejalía de Medio Ambiente inicia el expediente para elevar la protección de estos dos espacios emblemáticos de la ciudad
Busca «evitar cualquier tipo de actuación que no sea adecuada»

Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en Bien de Interés Cultural.
El Ayuntamiento de Valladolid ha puesto en marcha la maquinaria administrativa para que el Campo Grande y La Rosaleda sean declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de jardín histórico. La iniciativa, que parte de la Concejalía de Medio Ambiente dirigida por Alejandro García Pellitero, busca proteger estos dos espacios emblemáticos de «cualquier tipo de actuación que no sea adecuada», según señala. De prosperar, cualquier obra o modificación futura necesitará el visto bueno de la comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.
Este blindaje no parte de cero. La idea fue una propuesta electoral de Valladolid Toma la Palabra en 2015 que, sin embargo, no llegó a materializarse. «Se quedó en eso, en una propuesta de hace casi diez años», reconoce García Pellitero, quien ahora retoma el testigo. «Nosotros, con este plan de gestión, queremos preparar el Campo Grande para que sea reconocido como BIC en el futuro y goce de una protección y un mantenimiento diferenciados». De este modo, el equipo de Gobierno busca dar forma a una aspiración antigua para asegurar que la riqueza botánica y la singularidad de los jardines no se pierdan.
De forma paralela a la tramitación administrativa, el Consistorio trabaja en un plan de gestión para el Campo Grande. Este documento técnico surge para subsanar una carencia del Plan Director de Arbolado de la ciudad, aprobado en diciembre de 2021. «Se olvidaron de incluir un plan de gestión específico para el Campo Grande, algo que otras ciudades sí contemplan en sus planes directores de arbolado, como es el caso de Sevilla con su magnífico parque de María Luisa», explica.
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El plan es un trabajo minucioso y a largo plazo. El primer paso, ya en marcha, es un inventario completo de todas las especies de plantas y árboles que componen el parque. Se prevé que esta catalogación esté terminada a finales de este mismo año. El resto del proyecto, cuya finalización se estima para 2026, es más complejo. Incluirá un análisis del estado fitosanitario de toda la vegetación, estudios de la composición y calidad del suelo y un apartado específico sobre la fauna que habita el jardín. «Es analizar la vegetación del parque, cómo mejorarla y cómo mantenerla en las mejores condiciones», detalla García Pellitero. Este estudio servirá para detectar si alguna especie predomina en exceso o para evaluar la edad del arbolado y planificar futuras actuaciones.
Ambos procesos, el plan de gestión y el expediente BIC, avanzarán de forma simultánea. «Son trabajos que pueden desarrollarse en paralelo», confirma el responsable de Medio Ambiente, quien ya ha dado la orden al Servicio de Parques y Jardines «para que inicie la tramitación del expediente de declaración como BIC tanto del Campo Grande como del jardín histórico de La Rosaleda». El concejal de Medio Ambiente es consciente de que el proceso administrativo será largo. «Suelen demorarse. Por lo que he visto en otros monumentos, son tramitaciones que pueden llevar años; no es algo que se consiga de la noche a la mañana», reconoce.
Si la iniciativa prospera, el Campo Grande y La Rosaleda se convertirán en los primeros jardines de Valladolid con esta distinción, un reconocimiento que hasta ahora se ha centrado en edificios. Para el Ayuntamiento, el valor de esta declaración es doble. Por un lado, una herramienta legal de protección. Por otro, un espaldarazo al reconocimiento de estos espacios a nivel nacional. «Que se pueda igualar en este nivel de reconocimiento con otros lugares emblemáticos de ciudades españolas y, sobre todo, proteger la diversidad y el cuidado del espacio», argumenta García Pellitero.
Enclaves únicos
Once hectáreas en el centro de Valladolid que son más un bosque que un parque. El Campo Grande es un ecosistema con memoria, un espacio cuya configuración como zona de paseo urbano data de 1787. Sin embargo, su historia es más antigua: ya en el siglo XIV era conocido como el ‘Campo de la Verdad’, un terreno destinado a resolver duelos. Fue el jardinero catalán Ramón Oliva, responsable también del Campo del Moro en Madrid, quien imprimió el sello romántico que lo define hoy.
Su trazado es una declaración de intenciones. Salvo el rectilíneo Paseo del Príncipe, sus caminos se niegan a la línea recta y optan por sendas sinuosas que crean rincones recogidos. La bóveda vegetal, formada principalmente por plátanos de sombra y castaños de Indias, alberga más de 60 especies diferentes, entre las que se encuentran ejemplares singulares de cedro del Líbano o ciprés de los pantanos. La fauna es parte indisociable de su identidad. Los pavos reales, introducidos en 1930, son los dueños de facto del lugar, y junto a ellos conviven ardillas, cisnes, patos y las aves que habitan las pajareras levantadas entre 1914 y 1932. Elementos como el estanque navegable o la gruta artificial con su cascada conforman la atmósfera de un jardín tejido en la memoria colectiva de los vallisoletanos.
La Rosaleda es el contrapunto luminoso y ordenado. Nació en 1945, fruto de una ciudad que crecía y buscaba en la ribera del Pisuerga un nuevo espacio de esparcimiento. Con sus más de 35.000 metros cuadrados, es el segundo parque más antiguo de Valladolid. Su identidad no reside en la umbría, sino en la explosión cromática que cada primavera protagonizan sus miles de rosales de distintos tipos, extendiéndose a lo largo del paseo de Isabel la Católica. Su floración es una cita anual que anuncia el fin del invierno. Es un jardín de estación, abierto, que se asoma directamente al río y que, junto al Campo Grande, define la doble personalidad del paisaje verde de la capital del Pisuerga.

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
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Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
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Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Imagen de La Rosaleda de Valladolid.
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Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Un conejo en los alrededores de La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Una persona camina por La Rosaleda en Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
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Algunos rosales en La Rosaleda de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Dos personas disfrutan de La Rosaleda en Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.
Valladolid plantea convertir el Campo Grande y La Rosaleda en BIC

Varias personas disfrutando del Campo Grande de Valladolid.