CENTRO DEL VINO
‘Duelo’ de arquitectos de renombre para rehabilitar Las Catalinas
Primitivo González y Juan Carlos Arnuncio firman los proyectos en liza para convertir el convento en centro del vino / González obtiene mayor puntuación en la parte técnica pero la oferta económica decantará la adjudicación
Los dos arquitectos más reputados de Valladolid pujan por la rehabilitación del convento de Las Catalinas. De un lado, Primitivo González, autor de proyectos icónicos como la conversión de la iglesia de San Agustín en archivo municipal o de la peatonalización de Teresa Gil, entre otros proyectos. Enfrente, Juan Carlos Arnuncio, responsable de emblemas para la ciudad como la reforma del Museo Patio Herreriano, de la fachada de Derecho de la UVA o la Catedral de Segovia. Ambos concurren con sendos proyectos para recuperar el antiguo monasterio de las madres dominicas en un centro dedicado a la cultura del vino.
De momento, el estudio de Primitivo González ha obtenido mayor puntuación en la parte técnica, con 55 puntos, frente a los 47 obtenidos por la propuesta de Arnuncio, según consta en el informe de valoración publicado este jueves por el Ayuntamiento de Valladolid. Falta por conocer el resultado de la oferta económica, que aún no ha se ha hecho pública pese a que la apertura de sobres se celebró este miércoles, 29 de mayo.
El proyecto de Primitivo González concurre en la oferta presentada por la empresa Cabero Edificaciones, mientras la de Arnuncio lo hace con la de Trycsa.
El Ayuntamiento compró en junio de 2019 el conjunto monástico por 5,8 millones de euros. El importe de la actual licitación asciende a 3,48 millones para convertirlo en un gran contenedor cultural y turístico en el centro de la ciudad.
Los responsables municipales que firman el informe técnico valoran “muy positivamente las ideas y la documentación aportada” por las dos ofertas, así como “el grado de desarrollo de cada proyecto entregado”. “Se agradece el esfuerzo realizado a los dos licitadores entregando una documentación con un grado de madurez mayor al exigido” en los pliegos, añaden.
El estudio de Primitivo Rodríguez propone “una intervención clara, con un nuevo volumen de circulaciones situado en paralelo a la crujía existente, evitando una intervención excesiva a nivel de estructura en la edificación existente” y plantea “una intervención reversible, minimizando la afección en la edificación existente”, al tiempo que “garantiza la accesibilidad, evacuación, confort o calidad museística para los visitantes. Se trata de una propuesta estética que busca el “diálogo con la preexistencia” y “se distancia de la reproducción historicista tanto como del contraste contemporáneo”.
Su proyecto plantea una nueva fachada hacia el Patio de la Magdalena “que replica la ubicación de los huecos en la fachada histórica, generando un interesante espacio intermedio entre ambos muros: el histórico y el contemporáneo”. En relación con el entorno urbano, “se plantea una tapia de convento sin horadar, manteniendo los accesos actuales, pero diseñando las puertas de acceso al conjunto”. “En el patio de entrada se propone un jardín de flores, especialmente rosales (como tenían las monjas) y una fuente o ‘caja de agua’, que incorpora un sonido tranquilo y relajante”, mientras en el patio de la Magdalena, “se mantienen y potencian los árboles frutales, como granados, almendros y nogales, y se plantan huertos de plantas aromáticas y medicinales”. En el jardín exterior sitúa “el jardín ampelográfico, generando mediante la secuencia de viñedos, un trazado similar al de las antiguas huertas del convento, con zonas estanciales, de descanso, reflexión, y meditación”.
La imagen recurre a los colores del vino tinto en su proceso de fabricación y exprime “la luz natural como material que ‘construye’ el espacio”, a través de lucernarios y pequeñas zonas de vidrio transitable entre viguetas (donde no hay yeserías históricas) “para permitir el paso sosegado de la luz natural, que cree espacios misteriosos, sobrios y elegantes, para la observación del recorrido museográfico”.
La oferta de Arnuncio, por su parte, “plantea mantener la esencia del valor histórico, incluso tras la incorporación de los elementos necesarios para su nuevo uso” y “la demolición de ciertos forjados secundarios para crear una doble altura en el eje de circulación principal que se dirige al claustro”. Plantea un ascensor adosado a la fachada histórica.
En relación con los aspectos estéticos del proyecto se propone una estrategia basada en la madera como elemento común al universo del vino y al de la arquitectura, usando este material “en los elementos nuevos o en las restituciones de piezas de escaso valor”.
Respecto al diálogo con las volumetrías existentes, “plantea un nivel de intervención que no altera la volumetría del conjunto”. Propone tres accesos desde la calle San Quirce, uno adicional a los dos existentes. “Junto al pozo existente, vinculado a la fachada exterior libre del patio de la Magdalena, se plantea crear un pequeño estanque. En el jardín del claustro, se opta por mantener el carácter silencioso e íntimo del lugar para lo que se propone un jardín de flores con un nuevo trazado”, según consta en su oferta.
“La intervención que se propone es muy pequeña en cuanto a variaciones arquitectónicas, contemplando un único punto donde se actúa de un modo más libre. En el corredor de entrada al claustro se eliminan parte de los forjados, generando un espacio doble altura, que sirva de noble punto de entrada al museo, atravesado por una pasarela que articula el recorrido museístico. En la fachada del patio de la Magdalena se adosa un ascensor y chimenea de la sala de instalaciones que se ubica enterrada en el patio de la Magdalena. Ese espacio referido del corredor en doble altura propone un elemento arquitectónico construido con una celosía con botellas de vino”, apostilla.