Tribunales
El asesino de Paloma e India se sentará en el banquillo desde el 11 de diciembre
La Fiscalía, las tres acusaciones particulares y la popular solicitan para David Maroto la revisable y 25 años más por matar su pareja / El defensor alega eximente por ingesta de sustancias y rebaja la petición a 13 años por matar a la niña y doce por la muerte de la madre
El juicio con jurado por el trágico asesinato de Paloma Pinedo, de 46 años y de su hija India López, de 8 años, ya tiene fecha. Se celebrará a partir del próximo 11 de diciembre (miércoles) en la sección segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial (AP) de Valladolid, según el auto de este tribunal al que ha tenido acceso este diario, y en el que solo contiene la fecha de comienzo del juicio con la constitución del jurado y, si da tiempo, de la declaración del acusado, David Maroto Lentijo, de 46 años.
El acusado, de Tudela de Duero, y que exhibía un currículum laboral polivalente en puestos como transportista, conductor de maquinaria o carretillero, además de técnico y auxiliar en farmacia y parafarmacia, hasta que fue detenido y encarcelado, se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable por el asesinato de la niña India y de 25 años de cárcel por el asesinato de Paloma Pinedo, la que era su pareja en la fecha de autos, según todas las acusaciones.
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La intención de la sala segunda de la AP era haber señalado el juicio mucho antes, pero este año está siendo especialmente «cargado» en juicios. Y no solo por la maratoniana vista de la ‘Perla Negra’, con 26 sesiones a lo largo de cuatro meses, sino porque en mayo de este año van a celebrarse dos juicios de homicidio con jurado: el de la sala ‘la Fiestuki’ y el doble crimen con secuestro de Santovenia de Pisuerga, en el que fueron abatidos un vecino de la localidad y un mando de la Guardia Civil.
Cinco partes de acusación
Las acusaciones piden a una sola voz prisión permanente revisable y otros 25 años de cárcel para Maroto. La Fiscalía de Valladolid, las tres acusaciones particulares y la popular, ejercida por la Asociación Clara Campoamor, solicitan para David Maroto una pena de veinticinco años de cárcel por el asesinato a cuchilladas de su pareja, Paloma, y prisión permanente revisable por la muerte, con idéntica calificación, de la hija de ésta, India, de 8 años de edad.
Las acusaciones particulares representan a los familiares de Paloma y al padre de la pequeña, así como a la Junta de Castilla y León.
El abogado de David ha calificado la muerte de Paloma y su hija India como dos homicidios. Y pide 13 años de cárcel por la muerte de la pequeña India y 12 años de prisión por la muerte a cuchilladas de la madre, según informaron fuentes del caso que investigó hasta la fase de juicio el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer 1 de Valladolid.
Hay que remontarse muchísimos años en la hemeroteca vallisoletana para ver un caso en el que la propia defensa sale de partida con una petición de 25 años de cárcel para su patrocinado, aunque la amenaza real de una condena de prisión permanente revisable solo por el crimen de India más otros 25 años de prisión por el de la madre, hace que ese horizonte de cárcel de 25 años parezca hasta un mal menor.
El letrado de Maroto ha asumido que en este caso concurre la agravante de parentesco, pero trata de jugar la baza de introducir la atenuante «muy cualificada» de eximente incompleta por la ingesta involuntaria de sustancias por parte de terceros en las horas inmediatamente anteriores a presentarse en el domicilio del paseo de Zorrilla de la que era su pareja desde diez meses antes.
Giro en su estrategia
David Maroto, de 46 años, emprendió en octubre de 2023 un giro importante en su estrategia. De no querer declarar en las primeras citaciones en el Juzgado de Violencia de Género de Valladolid (pese a que confesó en la noche de autos que las había matado en una llamada a su cuñado), y de estar representado inicialmente por dos abogados de oficio, decidió contratar un abogado penalista de pago y pidió declarar en el Juzgado. Casualmente acababa de suceder que el informe forense determinó que, en la época de la noche de autos, el 23 de enero de 2023, que Maroto era consumidor habitual de alcohol, anfetaminas y cocaína, pero «sin afectar a su capacidad».
Sabiendo que se esfumaban sus posibles atenuantes, contrató de urgencia a un letrado, y pidió declarar el pasado 22 de noviembre de 2023. En ocho minutos y con respuestas únicamente a su abogado, aseguró que no sabía lo que pasó y que le dieron a beber algo que le hizo perder el control, pero hasta esta línea de defensa prácticamente se le vino abajo, ya que el testigo, propuesto por el propio letrado defensor, lo negó en la declaración ante el juez.
Maroto situó la ingesta involuntaria de esta sustancia que le hizo perder el control cuando estaba con un amigo suyo en varios bares del barrio de La Rondilla. Pero esta pintoresca ‘coartada’ se vino abajo, ya que este ‘amigo’ propuesto por la defensa para declarar como testigo, lo negó.
El testigo le salió rana
Solo manifestó ante el juez que horas antes de que Maroto llegara a la vivienda de Paloma e India, «se tomaron tres copas» y que él mismo no vertió sustancia alguna en las bebidas del acusado. «Estaba en perfectas condiciones», apuntó, para asombro del investigado y del defensor de éste. Fuego amigo, se denomina esta intervención en los relatos bélicos.
David Maroto, continúa en prisión provisional en el centro penitenciario de Valladolid, concretamente en el módulo 2, donde lleva una vida en la que pasa desapercibido. Tan bajo es su perfil que hasta compartió celda con Lucas Burgueño, tristemente famoso por acosar a Óscar Puente en el AVE, además de otra cadena de detenciones policiales por malos tratos a una ex pareja y a sus padres, y el caso no trascendió, ya que había una relación cordial entre los dos internos.
Según pudo saber este diario del atestado policial, Paloma e India hicieron dos llamadas al 112 antes de ser acuchilladas pero las colgó Maroto. Estas referencias están reflejadas en los listados de llamadas del 112 y ajustan a las 1.29 horas o 1.30 la hora de los dos crímenes.