CISMA EN BURGOS
Argüello señala que el problema de las clarisas de Belorado "no tiene que ver con inmuebles ni con lo económico"
"Por un edificio no se llega a negar el Concilio Vaticano II y a todos los papas posteriores", señala el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal
El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, aseguró que “la raíz” de la situación que se vive en el monasterio de las clarisas de Belorado “no tiene principalmente que ver ni con los inmuebles ni con lo económico”, aunque el “detonante de la situación final haya podido ser ese”. “Por un edificio no se llega a negar el Concilio Vaticano II y todos los papas posteriores, en los que todas las religiosas que están allí han hecho su propia profesión religiosa. Negar eso sería negar incluso su propia existencia, sería decir que todo lo que han vivido es nulo”, valoró.
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Santiago G. del Campo
En declaraciones recogidas por Ical, recordó que España ha llegado a albergar un tercio de los monasterios de monjes y monjas de clausura de todo el mundo, una cifra que ahora se ha reducido a una cuarta parte, y señaló que la mayoría de los monasterios se encuentra enclavado “en ámbitos rurales más o menos privilegiados, o en el centro de la ciudad”.
“El cierre de una comunidad monástica plantea cuál será el uso que se le brinde a ese edificio, sabiendo que la titularidad es del propio monasterio o de la orden a la que se acoge, que luego tiene que buscar acuerdos, como sucedió por ejemplo aquí en Valladolid con el antiguo monasterio de Santa Catalina que adquirió el ayuntamiento y ahora está decidiendo el uso que le va a dar, o lo que sucedió con otro monasterio que se cerró, el de San Quirce y Santa Julita, donde las propias religiosas llegaron a un acuerdo con una empresa de residencias de mayores que ahora está abierta”, explicó.
Tras recalcar que sobre este asunto “quien tiene la autoridad para hablar es el arzobispo de Burgos” y no él, recordó que sobre el falso obispo que actualmente tutela a las clarisas de Belorado “ya se había adoptado una medida que a lo mejor explica algo de lo que está pasando”. En ese sentido, subrayó que Mario Iceta, actual obispo de Burgos, siendo obispo de Bilbao, y mientras el falso obispo vivía en Bilbao, ya le excomulgó, una decisión que calificó como “fuerte en la iglesia”. “Si repaso la historia del Arzobispado de Valladolid no ha habido ninguna declaración de excomunión nunca. La iglesia tiene principalmente una llamada acoger. La iglesia es una comunidad de pecadores, a ella no vienen los santos, porque no la necesitan. Los que la necesitamos somos los frágiles, pero aún siendo pecadores hay un mínimo de un mínimo. Hay cosas que no pueden ser”, relató.
Medidas por adoptar
Preguntado sobre si se están estudiando más medidas para afrontar esta situación, respondió que “lógicamente”, si bien repitió que “la responsabilidad directa es del arzobispo de Burgos y de la santa sede, porque los monjes y monjas o dependen de una orden, y tienen una característica de autonomía mucho más fuerte de lo que pueden ser los frailes”. “Son realidades distintas. Los monjes y monjas, que hacen un voto de estabilidad, de mantenerse en el mismo sitio, tienen una autonomía grande, y a veces su responsabilidad es con el obispo del sitio más el abad o abadesa general de la orden religiosa y del dicasterio romano, del papa a través del dicasterio de la vida consagral y sociedades de vida apostólica, que son quienes realmente deberán tomar las medidas de tipo canónico que tengan establecidas. No la Conferencia Episcopal. El presidente de la Conferencia Episcopal no es el jefe de la iglesia en España”, sentenció.
Inquirido además sobre el futuro de la observancia en España, Argüello reconoció que “han disminuido mucho las monjas de clausura, como también los matrimonios para toda la vida y abiertos a la vida”. “La Iglesia tiene una singular preocupación y al mismo tiempo celo por promover la vida como vocación. Si lo digo en términos seculares sería promover vida adulta, donde se sea capaz de asumir compromisos del tipo que sea de una forma adulta, asumiendo la cara y la cruz de la existencia, los derechos y los deberes, mantener en el tiempo el valor de la palabra dada”, reflexionó.
“Somos conscientes de que la iglesia en España vive una gran transformación, empequeñece en cuanto a su tamaño y tiene capacidad de ser más expresiva en la realidad de sus comunidades. Ahora se cierran más monasterios que se abren, pero también sigue habiendo personas que viven su búsqueda en el deseo de ser monjas”, explicó antes de recordar las benedictinas de Sahagún, que recientemente han ofrecido hacer prácticas de monja y se han visto “desbordadas” por las peticiones de chicas que quieren ir este verano allí a hacerlo.