Diario de Valladolid

Premios Goya 2024

Sigourney Weaver, una estrella de Hollywood en Valladolid

La actriz neoyorquina se muestra cercana al público y deja una estela de elegancia y agradecimiento a su paso por la ciudad

Sigourney Weaver en diferentes momentos vividos en Valladolid, como en la recogida de los Goya, en la alfombra roja, en el Teatro Carrión y en el Ayuntamiento de Valladolid. E.M. / PHOTOGENIC / ICAL

Sigourney Weaver en diferentes momentos vividos en Valladolid, como en la recogida de los Goya, en la alfombra roja, en el Teatro Carrión y en el Ayuntamiento de Valladolid. E.M. / PHOTOGENIC / ICAL

Publicado por
Fernando Martín
Valladolid

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La última diva del cine que pasó Valladolid fue Sofía Loren en 2007 para recoger la Espiga de Honor de la Seminci. La estrella italiana, ya en el crepúsculo de su carrera, deslumbró con su presencia y demostró que el glamour que desprenden los grandes del séptimo arte puede hacer más para llenar las salas que todas las campañas promocionales. Han tenido que transcurrir 16 años para que otra grande de la pantalla, Sigourney Weaver, esta procedente de allende el Atlántico, de la factoría de Hollywood, recalara este fin de semana en Valladolid para dejar a su paso el aroma del gran cine, el que se respira en las salas de proyección, hoy medio vacías. Como la Loren, también la Weaver ha encarnado papeles de mujer coraje, de fuerte personalidad. Lo demostró al ponerse en la piel de la naturalista Dianne Fossey en 'Gorilas en la Niebla' y de la comandante Ellen Ripley en 'Alliens'. Todas ellas, Fossey, Ripley y el resto de personajes interpretados en su larga y premiada trayectoria, estaban en la actriz que recogió este sábado el Goya Internacional durante la gala del cine español celebrada en Valladolid.

Sigourney Weaver llegó el viernes a la capital vallisoletana con su marido Jim Simpson, con el que lleva casada 40 años y con el que tiene una hija. Seguro que tuvo que mirar el mapa de España para buscar el punto con el nombre de Valladolid, una ciudad por la que pasa un río de nombre Pisuerga y que celebra un festival de cine allá por el mes de octubre lo más alejado que pueda imaginarse de los fastos de Hollywood. Una vez aquí,  la actriz neoyorquina desplegó elegancia, cercanía y simpatía con el público y agradecimiento, un agradecimiento que no paró de repetir y que tuvo su momento culmen la noche del sábado , cuando fue recibida en pie por todos los asistentes a la 38 edición de la gala de los Goya.

La Weaver no se encerró en el hotel  durante su breve estancia en Valladolid. Ya el viernes asistió a una recepción oficial en el Ayuntamiento y firmó en el libro de honor, en un spanglish escrito, para agradecer la invitación a tan 'lovely town". En la rueda de prensa posterior, la estrella conquistó a los presentes y habló de todo lo que se planteó. E logió el cine español, tuvo palabras de recuerdo y apoyo para las mujeres que han denunciado agresiones sexuales en el cine y recordó que el movimiento 'Me too' es reciente y no se puede esperar que las cosas cambien de la noche a la mañana. La recepción terminó con al salida al balcón del Ayuntamiento, acompañada del alcalde, Jesús Julio Carnero, y el presidente de la Academia del Cine, Fernando Méndez Leite, para saludar y contemplar la plaza Mayor de la hermosa ciudad a la que se refirió en el libro de honor.

Las recepciones oficiales, pese a la naturalidad demostrada por la actriz durante todo su estancia, siempre tienen algo de protocolarias y fue el sábado cuando Sigourney Weaver pudo tener contacto con el público, con esos espectadores que guardan en su memoria, quizá idealizada, la imagen de sus actores favoritos, pero que rara vez tienen la oportunidad de verlos de cerca, incluso de hablar con ellos. La cita fue en el teatro Carrión y el guión se repitió, con una Sigourney próxima, abierta y en sintonía con un público que la aplaudió con entusiasmo. Fue en la charla con la también actriz Leonor Watling donde desveló que en sus comienzos le repitieron que no tenía talento, pero se declaró una persona "tenaz", una tenacidad que le ha llevado a ocupar un sitio entre las estrellas de Hollywood.

Faltaba la traca final, la gala, y, como no podía ser de otra forma, la actriz neoyorquina fue la atracción en la alfombra roja y en la fiesta. Su agradecimiento se desbordó al recoger la estatuilla de los Goya de manos del director Juan Antonio Bayona, pero, y aquí se demuestra la grandeza, en su discurso de agradecimiento concedió gran parte del mérito del reconocimiento entre el público español  a María Luisa Solá , la actriz de doblaje que le ha puesto voz en más de 30 películas. Sigourney Weaver pasó 48 horas intensas en Valladolid, suficientes para demostrar que las estrellas de cine a veces no están tan alejadas y que en las distancias cortas el personaje deja paso a la persona.

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