Diario de Valladolid

BARRIO A BARRIO | CALLES Y PLAZAS

La calle de plata y fuego de Valladolid

Esta calle y la Vera Cruz se interpusieron para la Gran Vía que pretendía unir Duque de la Victoria y San Pablo y que nunca llegó a materializarse, primero por burocracia y después por la guerra / El incendio de 1561 que cambió el urbanismo de la ciudad partió del taller de un platero de esa vía. Hay negocios que acumulan décadas, pero también ha habido muchos cierres

Calle de la Platería con la iglesia de la Vera Cruz al fondo, 198?.- ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID

Calle de la Platería con la iglesia de la Vera Cruz al fondo, 198?.- ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Valladolid podría haber tenido una Gran Vía pensada para facilitar el tráfico de carruajes de sur a norte de la ciudad, así lo imaginaron y proyectaron algunos de los que tuvieron potestad para conseguirlo. En concreto, el Ayuntamiento cuando el bastón de mando estaba en manos de Miguel Íscar (en 1878). Y ese bulevar que cruzaría varias calles de la capital no estaba pensado para Santiago o Mantería, sino para unir Puente Colgante con San Pablo, pero hubo una callecita con una bonita iglesia que se interpuso y ambas terminarían convirtiéndose para la posteridad en dos esenciales de la ciudad: la Vera Cruz y la calle de la Platería , un mirador al siglo XVI. 

Cuentan los documentos de la época que el templo que hoy es sede de la cofradía más antigua de la ciudad, de su mismo nombre, no resistió a dos envites para ser derruido por su innegable valor patrimonial, ni por su encanto o historia, sino «por problemas burocráticos y la dificultad de las expropiaciones» en un primer intento, tal y como refleja la propia web municipal de Cultura y Turismo. La segunda vez que trató de ejecutarse esa Gran Vía quedó eclipsada y descartada por el inicio de la Guerra Civil. 

Como muchos otros rincones de la ciudad, la calle la Platería (a la que popularmente muchos se refieren como Platerías) no siempre se llamó así. Antes de su reconstrucción definitiva, su denominación correspondía a de La Costanilla y acogía artesanos, entre ellos, obviamente, plateros. Y a uno en particular. Uno que sin quererlo marcó la historia de la ciudad para siempre. En el taller de un platero de esa vía, haciendo esquina con lo que hoy es Cantarranas , se inició el fuego un día de San Mateo , el 21 de septiembre de 1.561, que se llevó por delante toda la calle y muchas más. Asoló la parte que hoy es el centro, incluida la plaza Mayor antaño plaza del mercado en la que desembocaban vías que acogían los diferentes gremios, como esta.  

El nombre actual de la vía se lo debe al gremio que acogió y que cada noche tenía la curiosa oportunidad de cerrarla con cadenas. Algunas argollas quedan a modo de testimonio vivo en la cercana plaza del Ochavo.

El resurgir de la calle tras el devorador incendio de la mano del arquitecto Francisco de Salamanca , por orden del monarca Felipe II, se asemeja arquitectónicamente al paisaje actual de la Platería. Presidida al norte por la Vera Cruz y al sur por la plaza del Ochavo, entre sus características fachadas, en el número 2, aparece un recordatorio con gran simbología para Valladolid: en este lugar nació su patrón . Bajo una imagen de San Pedro Regalado un texto recuerda que « este gran santo, honra de la católica España y gloria de Valladolid, nació aquí en el año de 1.390. Murió en la paz del Señor el día 30 de marzo de 1456. Sigamos su ejemplo imitando sus virtudes ». 

Virtudes las que destaca sobre este pasaje vallisoletano quien fuera arquitecto municipal y cronista Juan Agapito y Revilla (1867-1944). No sólo permanecen referencias a modo de homenaje en la fachada, bajo los pies una placa recuerda a este paisano y su descripción de esta calzada. «... Y esa calle llamada La Costanilla desapareció en el siglo XV al quemarse toda ella... Se reedificó la calle y andando los tiempos se llamó a la calle La Platería, la más hermosa y apacible vista que se puede imaginar... », palabra de quien tuvo un basto conocimiento de cada rincón de Valladolid y así lo plasmó en varias publicaciones.

En la actualidad bien podría haberse instalado una placa que pusiera algo así como «todos a una». Porque en esta calle sus comerciantes y hosteleros hacen honor a esta mítica frase caminando hacia un mismo objetivo: que su calle luzca mejor, más cuidada y continúe atrayendo al foráneo y al local con un encanto intrínseco. A esto responden varias iniciativas impulsadas por ellos mismos, como las originales flores y mariposas gigantes que inundaron la calle en primavera revitalizar el comercio y atraer clientes bajo el lema de ‘Platerías en flor’ ; o la decoración navideña que bien les valió un premio. «Por lo general, estamos bastante unidos. La calle podría ser más dinámica, pero hacemos esfuerzos para mantenerla en auge», comenta José Antonio Sigüenza desde La Cocina Económica, un negocio instalado allí desde 1962. También Mercedes Delgado subraya las iniciativas conjuntas de la calle desde el mostrador de Ronte , una tienda legendaria de decoración y regalos que fundó hace 52 años un matrimonio muy conocido en la zona [Javier Gutiérrez-Dosal, ya fallecido, y Antonia Manso]. «En cuanto alguien propone algo, los demás nos sumamos , y eso está muy bien», comenta en el negocio que hace esquina con Macías Picavea y que tiene a un lado a un templo para frikis ‘El hombre del sombrero’. «Nos llevamos muy bien entre todos», apostilla Mercedes, antes de presumir de «la gran belleza de Platerías».

Desde la floristería la JARA , Matilde de la Torre destaca este empuje grupal, pero también expone un aspecto menos luminoso del lugar. «Cada vez tiene menos comercio» , lamenta sobre una vía cuya última persiana la ha bajado la tienda de disfraces Party Fiesta que ha animado durante varios años más de una celebración. «La calle estaría más bonita si se cuidase un poquito más» , afirma señalando los grafitis de enfrente. Los mismos a los que apunta Paco Domingo desde La Casa del Sombrero . «Los negocios han cambiado mucho y cerrado bastantes», indica. 

Sirven unos pocos ejemplos (de muchos más) como la tienda de decoración Seijo, Raquel Castaño, la cafetería El Sueño de Neblí, la Taberna de San Pedro o el Sabor Taurino, que en su última etapa se convirtió en El Huevo y la Gallina, donde Charly recibía a su fiel parroquia desde 1998 y que con la virulencia de la pandemia echó, como muchos otros negocios hosteleros, el candado para siempre en un local que ahora ocupa el mexicano Mama Taco . Hubo dos ‘Todo a 100’, una farmacia, una administración de lotería, «una ferretería, una carnicería...» , recuerda Mercedes desde Ronte. 

También se fundió a negro el cine Casablanca que, sin embargo, volvió a rodar con la misma firme apuesta por el cine de autor en la casi vecina Leopoldo Cano. La calle sale en la gran pantalla gracias al reciente rodaje de ‘Voy a pasármelo bien’ que echó unos bailes a la sombra de la Vera Cruz.

Otros permanecen, como la Bodeguilla y el restaurante italiano  Gabella , La tetería de Platerías o la tienda de alimentación Casa Brígida , en la que Maribel despacha delicias culinarias desde hace casi 30 años. También hay recién llegados y algunos desembarcan, como la franquicia el Grosso Napoletano

En los últimos años ha habido etapas distintas, como cuando se peatonalizó. Ahora las terrazas tienen gran protagonismo –no siempre deseado por algunos– pero antes lo que era un imprescindible de la zona  eran las obras de restauración. A mediados de los años 90 y en los ejercicios posteriores, el andamio era un elemento fijo de la calle aunque variaba de posición. «Había que rehabilitar una casa, luego otra... y así pasamos mucho tiempo. Hace más de 20 años era un problema porque todos los inmuebles necesitaban restaurarse y como tienen protección de Patrimonio no era una cuestión sencilla», explica José Antonio Sigüenza en La Cocina Económica. La calle Platerías junto a la plaza del Ochavo y a la iglesia de la Vera Cruz están desde 1964 bajo el amparo de la protección BIC, Bien de Interés Cultural. Y como se ha visto no faltan razones para ello. 

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