Diario de Valladolid

El barrio de Valladolid que albergó el Tribunal de la Inquisición

La sede de la Inquisición estuvo en el palacio de los Zúñiga, en la calle Juan Mambrilla, una de las calles que forman parte del entorno de la Universidad y Santa Cruz

plaza de la universidad

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Publicado por
Fernando Martín
Valladolid

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No todas las zonas de Valladolid están adscritas a un barrio.  La categoría de  barrio conlleva un sentimiento de pertenencia, de identidad, evidente si se habla de Las Delicias, La Rondilla o La Rubia, por citar algunos  de los que tienen solera. ‘Soy de Las Delicias’, pueden afirmar los nacidos en esta parte de la ciudad, con el convencimiento de que su interlocutor los situará en el mapa. Pero, ¿ dónde ubicar a alguien nacido en el entorno de la Universidad de Valladolid?  No existe un barrio de la Universidad como tal y hay que esforzarse para delimitar un área que pueda considerarse como zona de influencia de la plaza de la Universidad y la plaza de Santa Cruz, los dos puntos emblemáticos de esta parte de la ciudad. Lo más aproximado es decir que la Universidad pertenece a la zona centro, pero el centro es una demarcación que engloba lugares muy dispares.

Y, sin embargo, es mucha la historia que se concentra en los apenas doscientos metros que separan la plaza de la Universidad de la de Santa Cruz y que dotan a esta zona de un ambiente propio.  La crónica histórica recoge que la de Valladolid fue la tercera universidad de España y ya existía a finales del siglo XIII

El epicentro de esta zona de la ciudad es, como no podía  ser de otra  manera, la plaza de la Universidad, aunque en sus orígenes s e llamó plaza de Santa María por estar al lado de la colegiata de Santa María la Mayo r,  hoy desaparecida, ubicada en el conocido como patio de los cipreses, la zona rodeada de una verja que está detrás de la catedral. 

La plaza  albergó en su día el mercado de la ciudad antes de que se trasladara a la plaza Mayor y también se erigió en ella un rollo de justicia con la figura de un león , que funcionó como picota y lugar de escarmiento para las ‘malas mujeres’ y de tribuna para pregonarlas  sentencias.  Con posterioridad, el rollo se trasladó al atrio de la catedral hasta que el 31 de marzo de 1841 el hundimiento de la torre catedralicia, conocida como ‘la buena  moza’, lo sepultó.   Durante mucho tiempo, la plaza fue el escenario en el que se celebraban los actos públicos del tribunal de la Inquisición y tras la construcción de la Universidad  acogió la celebración de los nuevos doctorados, que incluía  festejos taurinos.

Hoy, el acto más solemne en el ámbito universitario es el de apertura del nuevo curso, en el que un cortejo académico, encabezado por el rector, parte del Palacio de Santa Cruz y recorre la calle Librerías hasta la fachada principal de la Universidad para acceder al Paraninfo.

No fue hasta comienzos del siglo XX  cuando la plaza de Santa María cambio de nombre y pasó a llamarse de la Universidad al dar a este espacio la fachada de actual Facultad de Derecho. Antes, en el siglo XIX, la plaza fue renovada y, como parte de la reforma y en 1889 se instaló la estatua de Cervantes.

Es un espacio que suda historia por sus cuatro costados y hoy, ya sin la picota y sin actos de la Inquisición,  es  un lugar de paso, más que de esparcimiento, debido a su pequeño tamaño.  Lo más parecido al mercado que albergó en su día la plaza de la Universidad es hoy la instalación de las casetas de feria durante las fiestas de la Virgen de San Lorenzo, en septiembre, y que convierten este enclave en un punto asistencia masiva de ciudadanos para degustar los pinchos.

Si  hubiera que trazar las fronteras que delimitan la zona de influencia de la Universidad,  una que parece clara e s la calle Cardenal Mendoza, la que va desde Santa Cruz hasta la Facultad de Medicina y que marca el límite con el barrio de San Juan. La línea divisoria continuaría por la calle Núñez de Arce y, tras cruzar López Gómez, discurriría por la calle Arribas para rodear la catedral y la Antigua y proseguir por Juan Mambrilla hasta conectar de nuevo con Cardenal Mendoza.

Como sucede en general en la zona centro, también en el entorno de la Universidad uno de los problemas es la falta de dotaciones. A diferencia de los barrios que  surgen en el extrarradio , el centro de la ciudad ya está colmatado y no hay espacio.   No hay aquí ni un centro cívico  ni un centro de salud, aunque está próximo el Hospital Clínico, y el colegio público más próximo es el García Quintana, en la plaza de España.

El hecho de ser una zona en la que está todo construido y en la que no es posible, salvo por reforma, levantar nuevas viviendas, lilita la instalación de familias jóvenes. En consecuencia, y pasa también en el vecino barrio de San Juan,  la zona de la Universidad cuenta con una población envejecida, aunque  el ambiente estudiantil rejuvenece la media de edad.

Sin duda, la vida universitaria ha marcado durante siglos el desarrollo de esta parte de la ciudad, aunque con la creación de nuevos campus, el del Prado de la Magdalena y el Miguel Delibes , el movimiento estudiantil se ha visto desplazado. 

Pero, incluso así,  la plaza de la Universidad está rodeada de locales que sirven de punto de encuentro para los miles de jóvenes que cursan estudios en las facultades de Derecho y Medicina, las dos que se encuentran en el entorno.

Sin duda, la calle Juan Mambrilla, una de las que incluyen dentro del área de influencia de la Universidad, tiene una parte importante en el reparto de cuota histórica que  atesora toda la zona.   Junto a la calle Platerías, Juan Mambrilla, antes calle de Los Francos hasta que en 1950 cambió su nombre por el actual, es la única de la ciudad que está declarada como Bien de Interés Cultural, BIC.

Semejante reconocimiento se debe a la ristra de palacios y edificio nobles que acumula. Aquí estuvo en su día el Tribunal de la Inquisición, en la casa de los Zúñiga,  ubicada en el número 24,  una de las  varias viviendas palaciegas de la calle. Muchas de ellas desaparecidas, algunas, como el palacio de los Mendoza, conserva el escudo familiar  y un patio que da a la calle Paraíso a través del conocido como pasaje de los Alarcón.

Y más historia en la calle Juan Mambrilla.   La casa de los Zúñiga albergó a Álvaro de Luna, valido del rey Juan II de Castilla, la noche antes de su ejecución el 19 de junio de 1489.Al final de la calle, en su confluencia con la calle Cardenal  Mendoza, se levanta el monasterio de las Salesas, del siglo XVI, antes palacio de los Mudarra, construido para el deán de la Catedral de Palencia, Antonio de Mudarra. 

Tanta historia imprime un sello especial a la zona de la Universidad, aunque ya queda lejos su pasado señorial y hoy, en el siglo XXI, es un espacio ruidoso, con una gran densidad de tráfico y con una población envejecida

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