La Cabalgata vuelve a pasear la ilusión por Valladolid
Un numeroso público siguió, con mascarilla, la comitiva tanto en el Paseo de Zorrilla como en el Paseo de Isabel la Católica / Pese a la amenaza de lluvia y a la pandemia, los más pequeños pudieron disfrutar de nuevo del desfile de Reyes
Ni la amenaza de lluvia, ni la pandemia, disparada, con cifras de contagio que no se habían visto hasta ahora, impidieron que la Cabalgata de Reyes desfilara este miércoles por las calles de Valladolid, aunque con un público mermado respecto a un año normal. Era el regreso, tras el sucedáneo de Cabalgata de 2020, del desfile que esperan cada año los niños el 5 de enero y los ciudadanos llenaron las aceras a lo largo de recorrido, pero sin la aglomeración que se observaba tal día como ayer en la era pre-pandemia.
Fue la Cabalgata de las mascarillas, de uso generalizado, aunque todavía hubo quien paseó a cara descubierta, y pese a hacerse hincapié en la necesidad de mantener la distancia de seguridad resulta complicado cumplirlo entre un público que quiere ver de cerca el desfile y con mayoría de niños.
La climatología echó un capote a los tres reyes y pasadas las 18.30, hora prevista para la salida de la comitiva del Paseo de Filipinos, dejó de llover tras hacerlo con intensidad minutos antes. Con el cese de la lluvia, el puente de Isabel la Católica y el del Poniente, los dos accesos para ver el paso de la Cabalgata por el Paseo de Isabel la Católica se llenaron de familias con niños que se apresuraban a coger sitio, aunque a esa hora ya las primeras filas estaban ocupadas.
También un numeroso público llenaba ya las acercas del Paseo de Zorrilla, el primer tramo de un recorrido que este año se vio modificado para discurrir por zonas espaciosas y así facilitar que se mantuvieran las distancias. En aras a evitar aglomeraciones, en las calles más estrechas que daban al recorrido se impidió la presencia de público.
Con un pequeño retraso de unos diez minutos, la Cabalgata, organizada este año bajo el lema ‘Emergiendo de las profundidades’, un guiño hacia esa ansiada normalidad que no acaba de llegar, partió del Paseo de Filipinos para girar hacia el Paseo de Zorrilla y luego tomar la calle San Ildefonso hacia el Paseo de Isabel la Católica.
El desfile, ruidoso y colorista, lo abría el pasacalle de los Ángeles de la Fuente de la Fama, con la estrella fugaz que anuncian la llegada de la comitiva real. En el séquito, compuesto por 256 personas y ocho carrozas, los reyes estuvieron acompañados por una representación de figuras de especies marinas, desde medusas a peces y esculturas de globos que simulaban criaturas abisales.
Compañías de diferentes países participaron en un desfile convertido ya en internacional. La francesa Remue Ménage lo hizo con su montaje Les Abyssés, un constelación marina realizada con una profusa iluminación y sonidos electrónicos, mientras la italiana Parola Bianca tomó como referencia las esponjas marinas para su espectáculo futurista de danzas y luces.
No faltó en este regreso de la Cabalgata a las calles de Valladolid el tradicional reparto de caramelos, en este caso 2.000 kilos de dulces que volaban al paso de las carrozas hacia el público congregado en las aceras. Los paraguas, necesarios este año en previsión de que la lluvia se reanudara durante el desfile, sirvieron de nuevo como ‘cesta’ para recoger los caramelos.
Poco antes de las ocho, la comitiva enfiló desde Isabel la Católica hasta la plaza del Poniente para entrar en la plaza Mayor por Ferrari. Un numeroso público esperaba también en el tramo final la llegada del séquito que, como anécdota, tuvo que retirar una de las carrozas por avería.
Tras casi dos horas, la Cabalgata recuperada llegó a su destino y se cumplió el ritual en el salón de recepciones del Ayuntamiento con el recibimiento del alcalde, Óscar Puente, a los tres Reyes Magos.