Simancas se queda sin su única oficina bancaria pese a tener la renta más alta de Castilla y León
El municipio vallisoletano tiene 5.300 habitantes y roza los 40.000€ de ingresos per capita pero Unicaja cierra su sede y ahora solo hay un cajero / Ayuntamientos y sindicatos urgen medidas contra la exclusión financiera
Poco tiene en común la vida en Aguasal, el municipio más pequeño de Valladolid, situado a casi 50 kilómetros de la capital, con la de Simancas, uno de los más poblados de la provincia y a escasa distancia de la ciudad. En el primer caso, los habitantes carecen de servicios dentro de la localidad para atender sus necesidades diarias. En el segundo, disponen de todo tipo de prestaciones. O disponían. En pasado. Porque desde hace unos días, se han quedado sin oficina bancaria.
La única entidad que operaba en este populoso enclave del alfoz vallisoletano, caracterizado por sus exclusivas urbanizaciones, cerró hace una semana la sucursal y ahora se da la paradoja de que el municipio más ‘rico’ de Castilla y León se ha quedado simplemente con un cajero automático. Con la clausura de las dependencias de Unicaja, ya no hay atención presencial, más allá del que se va a prestar a través de un agente financiero que trabaja como autónomo. El resto, a través de una pantalla.
Así que, ante la ausencia de un servicio que puede considerarse, si no básico, al menos sí relevante, Simancas, con casi 5.300 censados, está prácticamente en la misma situación que Aguasal, con un padrón de 19. ¿Cómo no va a resultar rentable una oficina atendiendo a las variables de población y de nivel económico?, se cuestionaba el alcalde de la localidad afectada, Alberto Plaza, sobre la decisión de la financiera.
Lidia Alonso, secretaria de agrupación del sector financiero de Comisiones Obreras de Castilla y León, tiene claro que se trata de la política que se inició en torno a 2007-2008 porque, con la desaparición de las cajas de ahorro en los procesos de fusión, se eliminó ese modelo de obra social que hasta entonces había permitido mantener abiertas las oficinas independientemente de su balance de resultados.
«En el momento en que se convierten en bancos, tienen que tener beneficios, y una manera de lograrlo es cerrar las oficinas con pérdidas, lo que supone también una pérdida de empleos», añadió la representante sindical de CCOO. Además, a esta situación se suman los posteriores procesos de fusión –los últimos han sido los de Caixabank y Bankia y, precisamente, el de Unicaja con Liberbank–, y la apuesta por la digitalización.
A la espera de saber si otra firma está interesada en abrir una sede en la Villa del Archivo –el Ayuntamiento avanzó en un comunicado que están en contacto con otras entidades– la realidad es que desde hace varios días, los vecinos de Simancas sólo disponen de un cajero.
Si las operaciones que desean realizar los clientes no se pueden gestionar a través de dicha máquina, ni desde su ordenador o dispositivo electrónico, tienen que desplazarse físicamente hasta la vecina localidad de Arroyo de la Encomienda, o recurrir a un agente financiero que, según explicó Alonso, es una figura cada vez más extendida. «Es un autónomo que ofrece los servicios de la entidad pero a la empresa no le supone ningún coste porque ya no tiene que pagar local, ni suministros».
Está claro que cada vez hay menos entidades físicas y, aunque la «desertización bancaria» afecta sobre todo a enclaves de pequeño tamaño, se trata de una realidad cada vez más extendida, independientemente del tamaño, como pone de manifiesto el caso de Simancas. Según un análisis del sindicato Comisiones Obreras, ahora hay en Castilla y León la mitad de las oficinas que había en 2008.
«En 188 localidades, de los 2.248 municipios que hay en nuestra comunidad, sólo ha quedado una oficina, pero en las localidades más pequeñas y, por tanto, menos rentables para las entidades, no hay ni esa oficina de referencia, por lo que hay que recorrer más de 20 kilómetros para obtener dinero en efectivo, el método de pago único en esos pueblos donde la falta de redes de internet impide cualquier otro método de pago. La mayoría de sus habitantes son, además, personas mayores, que aun teniendo acceso a internet carecen de las aptitudes necesarias para operar en la red con su dinero», expresaba recientemente CCOO.
Esta radiografía llevó al sindicato a solicitar una reunión con el gobierno de la comunidad, a fin de que las zonas despobladas no sufrieran esta exclusión, pero la pandemia ha retrasado su celebración –estaba fijada a principios de abril del año pasado– y aún no tienen fecha en el calendario, explicó Lidia Alonso.
El objetivo es pedir a la Junta que ponga en marcha fórmulas para que al menos los vecinos del medio rural dispongan de un cajero, como están impulsando las diputaciones de Zamora o Salamanca, incluyendo estas máquinas en los bibliobuses que recorren las provincias. O en Valladolid, donde la Diputación va a instalar cajeros en cinco localidades que carecen del servicio, tras elaborar un estudio en el que constataron que casi el 78% de los municipios no cuentan con él.
También con el propósito de luchar contra la exclusión financiera en el entorno rural, el Partido Popular presentó en el Senado una moción para solicitar el impulso de medidas por parte del Gobierno, aunque fue rechazada. En el texto proponían la cesión gratuita de locales públicos a entidades interesadas en instalar cajeros, que se fomentasen acuerdos entre distintas entidades para compartir oficinas o que se impulsase la instalación de cajeros de ‘marca blanca’ en localidades donde no hubiera.
Poder adquisitivo
Todas ellas son alternativas pensadas, en principio, para núcleos de menor entidad, pero el caso de Simancas pone de relieve que ni siquiera el municipio con la renta per capita más alta de Castilla y León y –y que ocupa el puesto 38 en el ranking de todo el territorio nacional– está exento de la problemática. Formado por el núcleo y varias urbanizaciones –Entrepinos, El Plantío, las Aceñas, Pinar de Simancas, El Coto, El Pichón, Ribera de Duero, Panorama, El Silo y las zonas de Lagunillas y La Bomba– se presupone un trasiego mayor de movimientos bancarios que en otros enclaves con menor población y ‘menores sueldos’, pero está claro que estas circunstancias no han sido suficientes motivos como para que Unicaja mantenga su actividad.
Según la última Estadística de los Declarantes del IRPF que alberga el portal de la Agencia Tributaria, en el año 2018 la renta bruta media de Simancas se situaba en 39.986 euros y la renta disponible media, en 31.269. Se trata de un informe que analiza el poder adquisitivo en las localidades que superan el millar de habitantes en cada provincia y, en el caso de Valladolid, ese listado está conformado por 41 enclaves.
En contraposición con la Villa del Archivo, el último lugar de ese catálogo de localidades con más de mil habitantes de Valladolid se encuentra Campaspero, cuya renta bruta media es de 17.020 euros. Es decir, algo menos de la mitad, si bien hay que tener en cuenta que tiene un tamaño mucho menor (mil habitantes frente a más de 5.000) y que está mucho más alejado de la capital (50 kilómetros de distancia).
Atendiendo al conjunto de toda la comunidad autónoma, tras el puesto de oro de Simancas, la plata es para Cardeñajimeno, en la provincia de Burgos, con una renta de 36.223 euros, y el bronce para Boecillo, también en Valladolid, con 34.996 euros. El ‘top ten’ lo completan Sariegos (León), Cabrerizos (Salamanca), Trescasas (Segovia), Carbajosa de la Sagrada (Salamanca), Arroyo de la Encomienda (Valladolid), La Lastrilla (Segovia) y Carrascal de Barregas (Salamanca).