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El cura de Angustias recurre su pena de 3 años para no ir a prisión

L La fiscal interpondrá escrito de oposición al ver un caso de corrupción sobre una niña de 13 años con vídeos sexuales L El religioso ordena a su abogado «no informar» a la prensa

Juzgan a un excapellán de la iglesia de Las Angustias de Valladolid, el pasado 29 de enero, durante el jucio en la Audiencia -. PABLO REQUEJO

Publicado por
Íñigo Arrúe
Valladolid

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El excapellán de la iglesia de las Angustias. Óliver Fernández López, ha recurrido en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) la condena a tres años de cárcel que le impuso la Audiencia de Valladolid. 

El recurso, según ha podido saber este diario, se presentó en la recta final del plazo establecido. De hecho, varios días después del fallo condenatorio (notificado el 8 de febrero de 2021), el letrado del presbítero no tenía decidido aún apelar. «Caben otras posibilidades» , deslizó, sin querer detallar cuáles. Ahora, con el recurso presentado, declinó directamente comentar la base de su recurso. «He recibido orden directa de mi cliente de no comentar nada a la prensa sobre este caso», atajó, algo azorado. 

La Fiscalía de Valladolid, que acabó pidiendo cuatro años de cárcel –inicialmente interesó tres– por un delito de abusos sexuales y otro de corrupción de menores, informó que interpondrá ante el TSJCyL un escrito de oposición al recurso del abogado de Óliver Fernández, que, ya en el juicio, solicitó la absolución de su cliente. 

Sucede que este sacerdote, en teoría acostumbrado a moverse en le esfera ‘divina’, ha sabido pulsar, curiosamente, las teclas propias de un habitual de los banquillos. Y no solo por el veto a los medios. El día del juicio utilizó tal camuflaje –prendas oscuras, gafas de sol, gorro de lana y mascarilla que le cubría casi el rostro entero– que ningún fotógrafo de prensa le reconoció al entrar al Palacio de Justicia de la calle Angustias. Los gráficos tiraron  imágenes por si acaso era él, a bulto. Y era el acusado. 

Luego dejó la impronta de que nadie (léase la fiscal jefe) iba a importunarle. Solo permitió preguntas de su defensa, todas amables.  De nada sirvió. La Audiencia de Valladolid impuso, tras el juicio celebrado el pasado 29 de enero, una condena de tres años de cárcel al excapellán, de 41años, por un delito de ciberacoso (un año de prisión) y otro de abuso sexual (dos años de cárcel) sobre una menor de 13 años que mendigaba con su madre ante el templo y a la que envió varios vídeos de contenido sexual. 

Además de la citada condena privativa de libertad, la Audiencia dictaminó que el religioso no podrá acercarse a la menor a una distancia no inferior a 500 metros y durante diez años y tampoco podrá  comunicarse con ella por cualquier medio en el mismo plazo.

El fallo del tribunal también  inhabilitó al expárroco para cualquier profesión u oficio sea o no retribuido, que conlleve «contacto regular con menores» durante trece años de cumplimiento simultáneo. 

Además, después de cumplir su condena en la cárcel, le impuso «libertad vigilada» durante seis años, junto con la prohibición de desempeñar actividades que puedan «facilitarle la ocasión para cometer hechos delictivos de similar naturaleza» y la obligación de realizar un curso de educación sexual. Solo fue «juego sexual»

Ante la imposibilidad de conocer la base de la defensa del cura en su recurso, hay que colegir que insistirá en las dos ideas fuerza que trató de explotar en el juicio: que todo fue un «juego sexual» , sin llegar a contacto alguno con la niña, y que, en realidad, la madre I. T., de 38 años en la actualidad, y la tía de la niña rumana, B.C.T., se aliaron para chantajearle provocando que el excapellán mandara vídeos sexuales en los que se le viera la cara. 

La estrategia de la defensa en este segundo argumento tiene, de hecho, un apoyo consistente. La propia Fiscalía de Valladolid y el titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valladolid, José María Crespo, que investigó los hechos, determinaron que la progenitora I.T. y su hermana (que hacía de intérprete), pudieron haber incurrido, a su vez, en un delito de extorsión al presbítero, pidiéndole 120.000 euros a cambio de no denunciarle a a la Policía por el vídeo sexual en el cura aparece desnudo masturbándose hasta eyacular.. [Tal cantidad nunca ha sido acreditada como real por los investigadores en el presunto chantaje]. 

Por ello, el juez Crespo dictó en junio de 2020 una orden internacional de busca y captura –sospechaban que se escondían en Rumanía–  en la que pedía la detención de la madre y  la comparecencia de la tía de la menor y hermana de la madre, B.C.T.  para que declarase en calidad de testigo. A fecha de hoy, la opaca red de escondites rurales en Rumanía ha surtido efecto y ni la niña, ni la madre, ni la tía, han sido aún encontradas. 

En  el juicio el cura abundó en la relación que mantuvo con la menor, de 13 años de edad en la época de los hechos –finales de 2019 y enero de 2020–. No negó el envío del material pornográfico, ni de los mensajes y minimizó todo lo ocurrido «dentro de un contexto de juego sexual». Eso sí, manifestó que finalmente se dio cuenta de que todo «estaba preparado» por la madre y la tía de la menor para luego someterle a un «chantaje» para exigirle dinero. 

En un primer momento, los mensajes del expárroco se realizaron a través del móvil de la madre, que era utilizado por la menor, quien estudiaba primero de la ESO. Las conversaciones empezaron el día 21 de diciembre del 2019, cuando el párroco le preguntó de qué compañía era, para recargar el saldo del móvil de la madre y le contestó la joven. A partir de esa fecha entablaron conversación y a través de esa vía mantuvieron conversaciones de contenido sexual entre ellos hasta el 6 de enero del 2020. 

El presbítero explicó que la niña acostumbraba a merodear por la parroquia junto a su madre para pedir limosna, pero sin que en momento alguno llegara a estar a solas con la menor y mucho menos mantuviera con ella contacto físico. 

El 2 de enero hubo un encuentro con la menor en la puerta de la iglesia y la agarró con el pretexto que se acercara a él, aprovechando un descuido de la madre para tocarle las nalgas. Horas después  remitió un mensaje a la menor: «¿Te ha gustado que te tocase el culo o te ha molestado?». En el juicio aseguró que al ver dónde iba a la mano, la quitó «al instante». 

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