Desmantelada una red ilegal de tabaco capaz de producir 180.000 cajetillas al día
Los nueve detenidos trabajaban en dos fábricas ubicadas en Fuensaldaña y en el Polígono de San Cristóbal
La Policía Nacional y Vigilancia Aduanera han desarticulado en Valladolid una red ilegal de tabaco y sisha (para fumar en pipa de agua) que operaba en dos fábricas, con una capacidad para producir 180.000 cajetillas al día . En el dispositivo han sido detenidas nueve personas: el cabecilla de origen búlgaro, y ocho empleados ucranianos, también investigados. Trabajaban a destajo, dormían y comían en las naves, pero formaban parte de la red.
El operativo, pionero en Castilla y León contra la fabricación de cigarrillos ilegales , ha conseguido sacar de circulación una ingente cantidad de cajetillas con el rótulo falso de las primeras marcas del mercado, que tenían una muy dudosa calidad, ya que carecían de control sanitario. Sus destinos de venta eran España y Reino Unido (UK). Pero tras el golpe policial, todo el tabaco acabará en una pira .
La ‘planta’ vallisoletana fue buscada deliberadamente por los cerebros de esta red, al considerar que zonas como Galicia, Madrid, el Mediterráneo o Andalucía, estaban ‘quemadas’ y sometidas a mayor vigilancia. Se equivocaron. El cabecilla, llegado de Bulgaria para poner en marcha las fábricas, fue detectado hace unas semanas por la Policía y la AEAT, gracias a un soplo de los agentes búlgaros.
Fue localizado en una zona residencial próxima a la capital vallisoletana. Bastó seguir sus pasos de forma sigilosa para constatar lo lejos que llegaba su plan: maquinaria de alta tecnología, tabaco comprado de fuera de España, y mano de obra con oficio en la fabricación de cigarrillos. Los elegidos fueron ocho ucranianos que llegaron a las plantas de Valladolid –ubicadas en Fuensaldaña y el polígono de San Cristóbal– con gafas oscuras, desde el aeropuerto de Barajas. Iban a estar tres meses trabajando día y noche, por turnos, sin salir de la nave. Incomunicados
Una de las naves estaba acondicionada para alojar a los trabajadores –incluyendo aseos, cocina y camaretas de dormitorio- con el fin de evitar su salida al exterior. En uno de los registros se localizaron diez teléfonos móviles dispuestos en modo avión; esto confirma que los trabajadores, además de encontrarse aislados del exterior, también estaban privados de comunicación para evitar su localización.
Los investigadores descubrieron que la nave ubicada en Fuensaldaña ocultaba una fábrica clandestina que contenía toda la maquinaria necesaria para la producción completa de tabaco, desde la transformación de la hoja en picadura a granel hasta el empaquetado en la cajetilla y su posterior embalaje.
La segunda nave registrada en Fuensaldaña era una antigua instalación que parecía haber alojado una infraestructura similar a la anterior, si bien se encontraba desmantelada. En la tercera nave, ubicada en el polígono San Cristóbal , localizaron otra fábrica de tabaco destinado a ser consumido en sisha con una moledora para hoja de tabaco y cubetas llenas de picadura en proceso de fermentación
Asimismo, en los registros intervinieron máquinas trituradoras, mezcladoras, envasadoras y empaquetadoras, toros mecánicos y compresores, entre otros; 35.000 euros en efectivo, 257.800 cajetillas de cigarrillos de una conocida marca y numerosa documentación.