Diario de Valladolid

«Nací en un pazo, soy religiosa desde los 17 años y ahora estoy rodeada de belenes y peregrinos, pero muy feliz»

La madre abadesa Sor Micaela en el patio del albergue de peregrinos con los dulces y pastas del convento./ ArgiComunicación

La madre abadesa Sor Micaela en el patio del albergue de peregrinos con los dulces y pastas del convento./ ArgiComunicación

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Su sonrisa y su fe son permanentes. Su nombre de pila es María José Isabel Velón de Francisco González-Pardo Vázquez. Nació en El Ferrol del Caudillo en el Pazo de Villalonga (Pontevedra) cuando acababa la guerra, en el 39. De ahí, con 17 años, moza y muy guapa, dejando a “más de un novio cabizbajo “, tomó los hábitos y se convirtió en Sor Micaela María.

En 1979 llegó a Carrión del Condes, al Real Monasterio de Santa Clara, en el que lleva 40 años de su vida. Es la Madre Abadesa y lo ha sido en tres ocasiones desde 1985. Sor Micaela es hija adoptiva de Carrión de los Condes y ha sido reconocida por su labor en la conservación del patrimonio artístico del convento.

Su defensa del Camino de Santiago ha sido recompensada varias veces por parte las asociaciones jacobeas. En estos momentos se recogen firmas entre los carrioneses para dedicarle una calle. Sigue creyendo en Dios, en los peregrinos que van a Santiago y en los Reyes Magos a los que pidió que le trajeran más vocaciones nacionales para que se sumen a las 11 monjitas que tiene a su mando afanadas en atender la hospedería, el obrador de repostería y a sus rezos, que es de lo que viven las Clarisas de Carrión “porque no son ricas”.

Pregunta.- Adiós a un mal año fuera del convento… ¿y dentro? 

Respuesta.- Pues lo mismo. Entró el virus, pero ya se fue. 

P.- ¿Sor, madre o hermana?

R.- Sor es un guiño italiano muy común, hermana más bien y, en ocasiones, madre… respondemos igual.

P.- ¿De qué viven las clarisas de Carrión?

R.- De la repostería, de atender la hospedería y el albergue de peregrinos, de las visitas al museo y de rezar mucho. El albergue, algo de dinero nos deja, aunque es sin ánimo de lucro. Después, de la providencia del Señor…

P.- ¿Cuándo entró el Camino de Santiago en el convento? 

R.- Pues desde el origen porque por la puerta pasa. Yo llevo en Carrión más de 40 años y, aunque comenzamos con la hospedería en el siglo pasado, todo empezó en los ochenta por un peregrino sacerdote alemán que llegó y a quien le dimos cama. Pero el impulso fuerte fue cuando vino el Papa Juan Pablo II porque nos pidieron acondicionar el albergue. Desde entonces estamos metidas de lleno con los peregrinos.

P.- Monja desde los 17 años… ¿No se le acaba la pila de la fe? 

R.- No, que va. Y además tengo una vida bastante activa. Siempre fui así desde que entré en la Compañía de María, que es congregación de enseñanza, después fui a Cantalapiedra, que también son Clarisas, y de ahí vine a Carrión y estoy aquí desde el año 79. 

P.- El peregrino de los 90, ¿ha cambiado?

R.- Sí claro, menos ahora por la Covid, pero se nota el cambio porque hay mucho más que antes. El Camino es algo que engancha, que enseña, en el que la gente aprende a compartir, a convivir. Pasó en una ocasión un alto directivo alemán y nos decía que era muy duro, pero no por el andar sino por la desconfianza que engendraba un peregrino y eso enseña, se le hizo durísimo que desconfiaran de él.

P.- Para estar “entre rejas” tienen contacto con gentes de todo el mundo…

R.- Bueno, la comunidad tiene poco trato con los peregrinos. Mucho más Ignacio, nuestro hospitalero, pero sí que les vemos, claro. Pero somos una clausura muy activa. Una vez, había que meter las partes del retablo y estaban unos japoneses que alucinaban porque yo conducía un tractor por la calle en plan de trabajo. No se podían creer lo que veían.

P.- No todas las religiosas son defensoras del Camino …

R.- Yo sí, porque veo los beneficios espirituales. Una señora me decía que a su hermano no había quién le hiciera confesarse y venía en plan de turismo y en Santiago se confesó. Es un logro espiritual. Hay mucho más de fondo y el Señor habla en el Camino, desde luego.

P.- ¿Por qué dicen que aquí es Navidad todo el año?

R.- Porque tenemos una colección de belenes, un total de 1927 de todo el mundo, y queremos hacer un nuevo edificio como museo. Yo se lo pedí al ayuntamiento. No tienen dinero, de acuerdo, pero que no me pongan trabas eso es lo que pido. 

P.- ¿Usted cree en Dios?

R.- Pues claro que creo en Dios Todopoderoso. Si no creyera, no estaba aquí…

P.- ¿Si volviera a nacer?

R.- Volvería a vestir el hábito. Entré con 17 años, dejé una vida tranquila. un Pazo y una familia y me sonreían los chicos, pero el Señor llamó y allí se quedaron más de uno cabizbajo … Ahora vivo rodeada de belenes y peregrinos y muy feliz. 

P.- ¿Los peregrinos ateos duermen en el mismo sitio?

R.- En el mismo sitio. El Camino no es solo creencia religiosa. Si medimos por bueno o malo, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Yo acojo a todo el mundo.

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