El Covid apaga el rugir de los Pingüinos
La concentración elimina la acampada y todos los actos que impliquen la agrupación masiva de personas para cumplir con las restricciones sanitarias del Coronavirus
Este enero será un poco más silencioso que otros años en Valladolid. La concentración ‘Pingüinos’, arraigada desde 1982, se ve afectada por la pandemia del Coronavirus y tendrá que aplazar la acampada, los conciertos, los desfiles y la entrega de premios hasta que las condiciones sanitarias mejoren.
Echando la vista atrás se encuentran antecedentes de otras ediciones que no se pudieron celebrar. En 2015 se suspendió por problemas legales con la ubicación , ya que Ecologistas en Acción denunció que la concentración, que por aquel entonces se realizaba en el Pinar de Antequera de la provincia vallisoletana, vulneraba la Ley de Montes y Espacios Naturales. Finalmente el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León les dio la razón a los verdes y el evento se canceló.
Los problemas se repitieron en 2016, cuando las disputas internas entre los organizadores no dejó más remedio al Ayuntamiento que intervenir y convertir el encuentro multitudinario en una ‘Fiesta de la Moto’ como transición para ‘Pingüinos’ 2017. De hecho, el conflicto interno provocó una escisión entre los moteros que pasaron a celebrar un evento similar en las mismas fechas y con las mismas características en Cantalejo, Segovia, bajo el nombre de ‘La Leyenda Continúa’.
Pero del pasado se aprende y, aunque no vaya a ser una congregación al uso, desde el ‘Club Turismoto’ cuentan con alternativas viables para «salvaguardar la salud y seguridad de los motoristas y del público» . El sábado 9 de enero tendrán lugar tres espectáculos ‘Show Stunt’ en el que diferentes moteros realizarán acrobacias ante un público limitado a 500 personas. Estas piruetas también estarán acompañadas de la quema de la falla y antorchas.
Uno de los moteros más asiduos, Paco Pascual, asiste al evento desde hace dos décadas y se considera como uno de los que «vieron crecer» la concentración. Reconoce que se sienten «un poco defraudados y mustios» porque esperaban que a estas alturas la pandemia estuviera más controlada, pero destaca el lado positivo de la situación. «Al final hemos conseguido realizar una pequeña actividad para m antener encendida la pequeña llama de ‘Pingüinos’, que no se apague».
Para Pascual, la esencia de la concentración es la «camaradería» que se conforma entre los asistentes. «No hay diferencias de capas sociales, todos estamos en el mundo de la moto disfrutando de esos días. Es un ambiente enternecedor». Además, relata que se fraguan amistades «que nunca te hubieras imaginado» alrededor de las hogueras. «Me hice amigo de unos italianos hará ocho o nueve años y todavía mantenemos la amistad. Nos vemos fuera de ‘Pingüinos’, si no voy yo a Italia se vienen ellos aquí, es entrañable».
El evento no solo reúne a los amantes del motor a dos ruedas, sino que también saca a relucir la mejor versión de los asistentes. «A todos nos une la moto, pero luego lo que te demuestra en este tipo de eventos la unión que se crea, allí nadie tiene problemas , si alguien tiene una avería enseguida se vuelcan con él, o si no se encuentra alojamiento se ayuda a buscarlo e incluso se ofrecen nuestras casas», declara Pascual.
Asimismo, esta nueva versión de ‘Pingüinos’ que se llevará a cabo el mes que viene tendrá una connotación especial y un homenaje a todas las víctimas que se quedaron en mitad del camino por culpa de la pandemia. «El que se haga este año es como una conmemoración a toda esa gente que lo ha pasado tan mal por el dichoso COVID, y también mantener un poco la llama viva por los que hemos perdido en este maldito año», sentencia este apasionado de la carretera.
Otro de los moteros que lleva asistiendo a la congregación desde la primera vez que se realizó allá por el 1982, Javier Simón, subraya que la acampada es la «vidilla» del evento, pero entiende que este año por seguridad colectiva no se pueda celebrar. «La vida de ‘Pingüinos’ son las hogueras, la acampada y la compañía, porque hay personas a las que ves tan solo una vez al año gracias a esto», declara.
Simón definiría a los Pingüinos como unos «locos» porque para ellos el frío no es ningún problema. Recuerda que hace unos años, debido a una nevada, Simón se cayó al suelo y hasta estropeó la moto, pero no fue motivo para impedir que se echaran «unas risas». Además, la pasión por el buen comer no se queda atrás.
«Anda que no he hecho yo huevos fritos para los ‘Pingüinos’. Colaboraba con ellos en Tordesillas, donde ponían unas calderas llenas de aceite e ibas echando huevos. Se formaba una fila enorme de gente esperando a los desayunos que empezaban a las ocho de la mañana y a las doce del mediodía aún seguíamos con ellos. La cola no se acababa», rememora.
Este veterano de las motos comprende que la paciencia es el único remedio para esperar a que pase todo este «tinglado» del Coronavirus y destaca que cuando la pandemia acabe se van a quedar sin espacio para su próximo evento. «Todos los años ha ido subiendo el número de inscritos, este año va a ser imposible, pero cuando vuelvan a dejar hacer la concentración en condiciones vamos a tener que salir del camping para entrar todos».
En definitiva, esta pandemia pasa factura a cada sector de la sociedad aunque se desplacen a pie, en moto o en avión. Los ‘Pingüinos’ esperarán ansiosos al año que viene para poder rugir en condiciones y, a ser posible, sin mascarillas.