«Abrimos ilusionados pero también resignados»
Hostelería, centros comerciales y gimnasios reabren con esperanza de recuperar las pérdidas aunque lo hacen sujetos a restricciones
El termómetro marca 13 grados en Valladolid. Por las calles, algunos camareros se dirigen a los contenedores más cercanos con bolsas negras de basura y, mientras, otros, escoba en mano, despejan el agua estancada en los charcos que dejó la ligera lluvia con la que amaneció la ciudad. Todo está listo para un momento que llevan esperando desde el 6 de noviembre, 35 días de incertidumbre con un puente festivo de cuatro días entre ellos. Por fin, las persianas chirrían, pero no es un ruido molesto para nadie, es un sonido de entusiasmo y de bienvenida. La hostelería vuelve a la vida en Castilla y León. Los bares y restaurantes se inundan de nuevo de alegría después de cinco semanas con el cartel de cerrado en sus puertas. « Estábamos deseando abrir. Sabemos que las no va a ser igual que antes pero por algo hay que empezar», comenta Miguel Ángel Bocos, empleado en el céntrico bar ‘El corcho’ de Valladolid.
Las ganas de los hosteleros por volver al trabajo y de los castellanos y leoneses por esta reapertura se ven condicionadas por las medidas restrictivas. Los bares tienen que respetar un 33% de aforo en el interior, el consumo en barra está prohibido y el toque de queda sigue establecido a las 22.00 horas en todo Castilla y León. Estas restricciones limitan al sector tanto que algunos como el bar-restaurante vallisoletano ‘La taberna del herrero’ deciden no abrir. «Hasta que el aforo no esté al 50% no nos sale rentable» , explica su gerente, José Luis Salgado. Aunque es una minoría la de los hosteleros que han sido tan drásticos.
« Abrimos con ilusión pero también con resignación. Sabemos que económicamente la rentabilidad es imposible con este aforo y además sin cenas», señala Óscar Garrote, propietario del restaurante ‘Vino tinto’, quien apunta que, para Navidad, el local ya tiene reservas aunque será una celebración muy atípica, «sin brindis ni abrazos» . La parte positiva de esta vuelta a la actividad en el ‘Vino Tinto’ es que un 75% de sus empleados han salido del ERTE en el que se encontraba toda la plantilla.
Este regreso también ha devuelto a más de 500 trabajadores a sus puestos en el centro comercial Vallsur. El gerente, Pablo Pérez, declara que a pesar de la restricción a un tercio del aforo en todo el edificio, en el primer día hubo «bastante afluencia de gente». «Había muchas ganas de volver a los centros comerciales. Estos días esperamos recuperar las ventas que no se hicieron durante el Black Friday y el puente de la Constitución», agrega Pérez. Para la vuelta a la actividad Vallsur cuenta con una aplicación con la que controlan «en todo momento» cuánta gente hay en el interior, para no superar los 3.670, y, además, el centro comercial tiene un refuerzo en el personal de seguridad y de limpieza , en especial de los baños, para tener «la máxima seguridad».
Las compras de Navidad sumado a las ganas de regresar a los centros comerciales provocaron que hubiese más tránsito de personas en el interior. «En una hora y media que llevamos abiertos hemos tenido más clientes que ningún día de noviembre », asegura Fernando Bayo, dependiente en la tienda de telefonía Xiaomi en Vallsur. Este empleado afirma que respetan los aforos y «todas las medidas sanitarias» que les requieren las autoridades sanitarias. « El problema de estas navidades vendrá de las reuniones familiares y de amigos, no de la reapertura de todos los que estábamos cerrados», resalta.
La opinión de este trabajador no es única, sino que está generalizada entre la población. Mientras mueve en círculos la cucharilla sumergida en su café en una mesa en el interior del bar ‘Café Ideal Nacional’, ubicado en la Plaza Mayor de Valladolid, María sostiene que las celebraciones navideñas van a tener una repercusión en el futuro.
«En las reuniones de familiares y amigos las medidas se relajan. Estos encuentros tendrán la culpa de la tercera ola y no los sectores que han abierto porque ellos están cumpliendo con lo obligado», relata.
Junto a la hostelería y a los centros comerciales, los centros deportivos también tuvieron que cerrar sus puertas el pasado 6 de noviembre, unas puertas que ayer volvieron a abrir. Los gimnasios también querían volver «a la normalidad» aunque admiten que para ellos ha sido «muy difícil» la reapertura. «Estábamos deseando pero ha sido complicado volver a abrir porque tenemos que volver a c ontactar con todos los abonados para saber si quieren volver y esta situación genera miedo», comenta Ana Hernández, encargada de la recepción del gimnasio ‘Calderón Xperience’, situado al lado del Teatro Calderón de Valladolid, en la calle de Leopoldo Cano. Además, los centros deportivos tienen que sumar a esta situación que diciembre es «un mes bajo» , al igual que agosto, aunque esperan que para enero, uno de los meses «más fuertes» porque el número de inscripciones aumenta, puedan seguir abiertos y recuperar las pérdidas . «Esperamos no tener que volver a cerrar. Estamos muertos de miedo porque una tercera ola sería muy complicada y llevaría al cierre a muchos centros», expone Hernández.
OPINIÓN DE LA CIUDADANÍA
Entre la ciudadanía, por lo general, hay bastante concienciación, un elemento clave en la lucha contra el Covid-19 en la que de nada valdrían las medidas si no existe una responsabilidad individual. «Era necesario abrir para la economía. Pero debe existir un equilibrio entre economía y salud en el que la salud pesa más», indica Magdalena Izquierdo mientras ojea los escaparates del interior del centro comercial Vallsur. Esta usuaria señala que el cierre no le afecta directamente pero entiende que para las personas que viven de ello tiene que ser «muy difícil». «Solo espero que todo el mundo tenga cabeza porque si nos relajamos volveremos a tener que pasar por lo mismo» , concluye.
Para todas las tiendas de los centros comerciales la campaña navideña es muy importante porque se realizan muchas ventas, unas ganancias que este año se necesitan más que nunca. En especial las tiendas de juguetes ven como siempre por estas fechas las ventas aumentan considerablemente.
En la mañana de ayer, cerca de ocho personas esperaban en la cola para pasar por la caja de la tienda de juguetes ‘Justo Muñoz’ de Vallsur. Una de sus usuarias, embarazada y madre de un niño, aprovechaba para hacerse con los juguetes del pequeño. «La situación ahora tiene que ser así. Hay que levantar la mano de las medidas tan restrictivas porque la gente tiene que comer. De momento, por lo que he podido ver, todo el mundo se está comportando pero todo depende de la responsabilidad de cada uno», apostilla.
Hosteleros, centros comerciales y centros deportivos vuelven así «a la vida», concienciados, con ganas y apelando a la responsabilidad individual, un sentimiento que comparte la ciudadanía. Con estos precedentes en plena campaña de Navidad, la población espera un 2021 sin tener que revivir otra reapertura más.