CORONAVIRUS
La odisea de volver a casa
Una familia relata los múltiples problemas que sufren para regresar desde Nueva Zelanda a Valladolid / Más de tres días de viaje, 3.700 euros gastados y sin ayuda de la Embajada
- “Tenéis que volver a casa cuanto antes”.
- “Ya, pero nuestra compañía de viaje no tiene una oficina física aquí en Nueva Zelanda y no nos cogen el teléfono".
- “La Embajada Española no puede hacer nada por vosotros, buscaos la vida”.
Esta es lo respuesta que el vallisoletano Rubén García , junto a su mujer y dos hijos (tres años y seis meses), recibió desde la Embajada Española en Nueva Zelanda ante la necesidad de volver a España tras el cierre de fronteras que el país oceánico ha declarado por la pandemia de coronavirus.
“Desde la Embajada nos recomendaron encarecidamente que comprásemos otros billetes para volver, que cambiarlos iba a ser imposible. 3.700 euros para volver a casa . Los compramos para el domingo (por ayer)”, relata después de un mes de estancia en Nueva Zelanda en lo que era “el viaje de su vida” y se ha convertido en una pesadilla.
Tras una odisea, la esperanza de la familia es llegar a Valladolid antes del martes . Ayer , tras una escala de 24 horas se encontraban en Kuala Lumpur (Malasia) y tras contar la historia a este periódico cogieron un avión rumbo a Dubai (Emiratos Arabes), luego llegará Londres (Gatwick), después Heathrow , Madrid y finalmente Valladolid . La idea es llegar en la madrugada del lunes al martes, total 75 horas desde que partieron desde Nueva Zelanda.
Llamaron a la compañía que gestionaba el segundo y tercer vuelo , Swiss Air, y allí vieron una posibilidad, alguien respondió al teléfono. “Insistimos, insistimos e insistimos”, apunta. El viernes vieron luz en el final del túnel pues les dieron un vuelo a las 18 horas pero después de correr con el coche y llegar al aeropuerto, la puerta de embarque cerró un minuto antes. 60 malditos segundos que provocaron la desesperación de toda la familia. “Una odisea, pero nuestra resistencia es increíble y lo único importante, estamos juntos” , afirma.
El objetivo seguía siendo volver a España o a cualquier estado europeo ; pero la cancelación de vuelos hacia el viejo continente era continuo . Siguen insistiendo. Obtienen un Visado americano pero Estados Unidos no vuela a Europa. Siguen insistiendo. Su vida se convierte en una contrarreloj. Hay salir cuanto antes de Nueva Zelanda; pero todos los vuelos para salir de la Isla están completos hasta el día 26.
Finalmente comienzan a buscar vuelos por ellos mismos y se los van sugiriendo para que compruebe si hay plazas. A las 2 de la mañana del sábado encuentran uno con plazas disponibles para volar ese mismo sábado. Cuatro escalas muy largas pero al fin y al cabo han logrado su objetivo: volar a España. Cuando lo va a confirmar les comunican que no puede cerrarlo porque es de compañías con las que ellos no trabajan. “Apelamos a su humanidad, al esto es una crisis mundial, no podremos salir de ella si no nos ayudamos y somos generosos . Vuelve a hablar con su superior ¡Lo tenemos!”, relata García.
El gran viaje de la familia se ha convertido en la gran aventura . Los recuerdos de este viaje no serán fotos de los paisajes de Auckland, de cruzar en ferry de Wellington a Picton o de la maravillosa Christchurch. En su memoria quedará cuando se quemó el motor de nuestra caravana y pararon dos coches a ayudarnos, uno de ellos subió a toda mi familia a su coche e incluso le dejó su móvil para que el pequeño Eric viese dibujos y se tranquilizara. O aquella señora que sin guantes ni mascarilla cogió el carro de los niños para correr con ellos y ayudarles a llegar a la puerta de embarque que justo había cerrado. “El ser humano es solidario por naturaleza y esta crisis nos tiene que ayudar a mejorar como especie” , concluye Rubén.