Los hermanos replican a César: «Nuestra madre no quería morir, no pactó nada»
Recuerdan que no hizo testamento, no entendía apenas nada y no mostró pena alguna cuando César fue ingresado
-EUROPA PRESS
La postura de los hermanos mayores de César, que al inicio ejercieron la acusación particular en el caso –aunque finalmente desistieron al verse representados por la Fiscalía–, se intuía de entrada, pero ayer, en la tercera sesión del juicio, quedó claro que no compartían ninguna de las tesis del acusado, especialmente la afirmación de que la muerte de Sacramento , fue un «pacto» entre ella y su hijo menor, por el cual ella moría primero y luego él se suicidaba.
El primogénito C. y el hermano medio M., sostuvieron que su madre nunca quiso su muerte, no hizo testamento vital y no se vino abajo tras el primer intento de suicidio de César tras lo cual fue ingresada en una residencia. «Estaba tan natural, tan normal, sin ningún tipo de preocupación», recalcó C.
Sostuvieron además que Sacramento, víctima de un ictus con secuelas «graves», era incapaz de comprender siquiera este planteamiento y hasta rechazaron que tuviera validez su lenguaje de decir ‘sí’ o ‘no’ con la cabeza, ya que contestaba a veces a la misma pregunta de forma afirmativa o negativa.
El primogénito C. declaró que su madre «nunca» manifestó su deseo de eutanasia o medidas similares «ni antes ni después de ictus» y precisó que César se opuso a que se contratara a una asistenta para quedarse a dormir en el domicilio de Federico Landrove.
Sobre la capacidad de comunicación verbal de su progenitora fue tajante. «Sufrió una afasia que le imposibilitaba pronunciar una sola sílaba. Ya dejó de ser mi madre: era otra persona. Estaba a mitad de camino entre la normalidad y la vegetalidad. Alguna vez tenía algún punto de lucidez, pero lo normal era un apagón continuo», aseguró C., quien calificó de «intento de suicidio», el episodio de autolisis de César, ya que llamó al 112 «antes de tomar las pastillas».
El hermano medio M., que sí mostró su deseo de reclamar una indemnización, aseguró que su madre no mejoró a pesar de las terapias tras el ictus y reveló que César le pidió 1.000 euros para un tratamiento clínico «y se lo gastó en comprar la cámara de vídeo».