Diario de Valladolid

Trazos con sentido del humor

Los caricaturistas llenan de creatividad, arte e imaginación la Acera de Recoletos hasta el viernes / «Es una actividad que tiene mucho éxito», asegura el pintor Julio Sendino

María Barrio enseña el dibujo que le ha hecho el pintor Julio Sendino en Recoletos.-J. M. LOSTAU

María Barrio enseña el dibujo que le ha hecho el pintor Julio Sendino en Recoletos.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Son trazos que cabalgan entre el realismo y el arte. Sus dueños buscan la expresividad de los dibujos con la composición, el ritmo y sobre todo las muecas de sus protagonistas. Y lo hacen, de forma muy inteligente, para convertir los rasgos más peculiares en ventajas.

La Acera de Recoletos se convirtió ayer en un taller muy especial. Seis artistas, lápiz en mano, plasmaron su talento en obras que hablan de las posturas y manías de los retratados. En ellas la ficción, el arte y la subjetividad se combinan para dar verosimilitud a los trabajos. Pero también se conjugan todos los factores existentes para aportar realismo y veracidad. Todo tiene cabida.

Las caricaturas son una de las actividades con más seguidores de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo. Son divertidas y gratuitas. No se puede pedir más. Y ayer lo volvieron a hacer. Desde primera hora de la tarde los alrededores de la oficina de turismo se llenaron de gente que quería llevarse una a casa. Un éxito.

Héctor Montero, de 25 años, acudió con su madre, Yolanda Álvarez. Terminaron de comer y se plantaron en la cola. El reloj marcaba las cuatro de la tarde, la actividad no empezaba hasta las cinco. «La espera ha merecido la pena», reconoció Héctor, quien el año pasado optó por el realismo de Gemma Suárez pero en esta ocasión decidió sentarse en la silla de Andy, un artista que desde hace cinco años sucumbió al embrujo de las caricaturas. Un arte «sin secretos» que se consigue «practicando mucho». «Para hacer los dibujos me fijo sobre todo en los ojos y en la cara», explicó sin parar de dibujar. En próximas ediciones seguirán acudiendo. Podrían hacerlo hasta el viernes desde las cinco a las ocho de la tarde pero no lo harán «para dejar a los demás» y porque, tal y como reconocieron, tienen todos los días programados para disfrutar de la variedad de actividades que el Ayuntamiento ha preparado para honrar a la patrona.

Otra de las asistentes que se llevó arte bajo el brazo fue Sonia Díez, de 36 años, que acudió con su marido. Mientras estaban en la cola decidió que sería el ilustrador Jesu Medina, el encargado de convertir los rasgos más peculiares en trazos con sentido del humor. «He visto su camiseta, me he metido en internet y me ha encantado todo lo que hace», señaló «muy emocionada» mientras miraba la creación. «Me ha conquistado porque es diferente», indicó. De hecho, su marido que esperó estoico a que Sonia se sentara delante del papel del medinense, finalmente sucumbió a sus encantos y también se llevó su retrato a casa. Un retrato que, en palabras de Medina, es «naif, divertido, colorido y personal».

María Barrio acudió con su sobrino. Llegaron a las cuatro de la tarde y desde el minuto uno sabían que se sentarían con Julio Sendino. Eran veteranos en estas lides. Y es que, según explicó, el año pasado acudieron hasta en tres ocasiones, y en dos se quedaron a las puertas. «El último día nos pusimos en la cola de Gemma (Suárez) pero me dijo que no me lo podía hacer porque no había más tiempo, al final hizo todo lo posible y me fui a casa con el retrato», contó y añadió que este año prefirieron no tentar a la suerte e ir con una hora de antelación. «Ha merecido la pena la espera», dijo. Eso sí, lanzó un mensaje a los organizadores: «Hay mucho descontrol. Primero hacemos una fila única y luego nos repartimos en función del artista que quieres, el problema es que cada retrato es un mundo y hay gente que tarda más y otros menos. Deberían dar un número».

Al otro lado de la barrera, es decir, los dibujantes también se sienten mal cuando tienen que cortar la cola. Gemma Suárez comentó que llegan a esperar hasta dos horas por uno de sus trabajos. «Es una responsabilidad, por eso quiero que se vayan contentos».

La media por trabajo es de 20 minutos. Los niños son, manifestaron, los más complicados porque se mueven mucho, así que era muy común ver que los artistas se fijaban en fotografías que sus padres les mostraban en el móvil.

En cada uno ponen su talento y su saber hacer. «Solo me fijo en sus caras. No me invento nada. Son retratos realistas», detalló Sendino sin dejar de dibujar. «Es una actividad que tiene mucho éxito», concluyó el pintor vallisoletano.

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