Diario de Valladolid

El fiscal no aprecia ni saña ni alevosía y mantiene los 14 años para ‘Tomasín’

Califica de pruebas «directas» los testimonios incriminatorios de la madre de ‘Sebitas’ y del testigo

El acusado, Tomás Á. S.S, ‘Tomasín’, de 41 años,  (dcha.), ayer, en la cuarta y última sesión del juicio, junto a su abogado Jesús Verdugo (izda.).-J.M. LOSTAU

El acusado, Tomás Á. S.S, ‘Tomasín’, de 41 años, (dcha.), ayer, en la cuarta y última sesión del juicio, junto a su abogado Jesús Verdugo (izda.).-J.M. LOSTAU

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Íñigo Arrúe
Valladolid

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El fiscal mantuvo ayer, a la conclusión del juicio con jurado celebrado en la Audiencia de Valladolid, su petición inicial de 14 años de prisión para Tomás Á.S.S., ‘Tomasín’, como culpable del homicidio de Sebastián Valle Rodríguez, ‘Sebitas’, al que le infligieron 21 cuchilladas y cinco ladrillazos en la cabeza el 9 de abril de 2017 en un paraje frondoso y apartado junto al río próximo al paraje Soto de la Medinilla, cercano al cementerio.

El fiscal ratificó sus conclusiones provisionales al término de un juicio en el que la acusación particular refrendó en 20 años su petición por apreciar asesinato y la defensa sostuvo su tesis inicial de absolución. En el turno final de palabra, el acusado, proclamó: «Soy inocente. En ningún momento he estado en el lugar de los hechos», dijo ‘Tomasín’.

Una aseveración que momentos antes el acusador público y el particular trataron de tumbar en sus alegatos echando mano del testimonio del principal testigo de cargo, Pedro D.J., quien padece una minusvalía psíquica y un más que importante alejamiento del sentido real de las horas. [El desfase entre la hora real de los hechos y lo que declaró oscila entre 3 y 4 horas].

También apelando a lo depuesto por la madre de ‘Sebitas’, Tarsila Rodríguez, quien declaró que a las 16.20 horas del día de autos su hijo ‘Sebitas’, salió furibundo de casa para reclamar el móvil que le había quitado ‘Tomasín’, lanzando incluso proclamas de que le «iba a partir la cabeza» si no le entregaba el terminal telefónico.

El fiscal calificó de «pruebas directas» los testimonios de Pedro D.J. y de la progenitora. Sobre el testigo discapacitado, quien manifestó que vio a ‘Tomasín’ de pie dando patadas y puñetazos a Sebitas en el costado en el paraje de Soto de la Medinilla sobre las 14 horas (unas tres o cuatro horas antes de lo considerado como hora real), el acusador público restó importancia a este desfase temporal. «No es incongruente. Tiene desorientación en el tiempo, pero no fabula, no se inventa nada. Retiene los datos, pero no es importante que no sepa ordenarlos», agregó.

Junto a los testimonios, el fiscal citó otros indicios incrimnatorios, como el comentario espontáneo que hizo en Comisaría, al poco de ser detenido, al manifestar.: ‘A ver si vais a encontrar huellas mías en un estilete que le he regalado a Sebitas’. Una manifestación que llama la atención del fiscal, porque habla de un estilete , en concreto, cuando aún no había trascendido que se hubiera encontrado nada en el escenario del crimen.

También apuntó el acusador público a los arañazos lineales en el antebrazo derecho y en la espalda, compatibles con la maleza con espinos de la zona del crimen. Sin olvidar que lavó la camiseta y las zapatillas de deporte que portaba en el día de autos «de forma selectiva». «Cuando fue visto por el testigo llevaba una camiseta azul de tirantes y unas zapatillas deportivas. En el registro de la Policía en su casa encuentra esas prendas y no otras que se había puesto ese día lavadas», advirtió el fiscal al jurado para dar respuesta a por qué no se encontró sangre en sus prendas, de la misma forma que la Policía Científica no halló ADN en el estilete ni el ladrillo hallados en la escena del crimen: «El estilete tenía solo un centímetro de ancho y aunque pudieron extraerse crestas para reconocer huellas, no eran suficientes para un reconocimiento pleno».

El jurado recibió ayer por la tarde el objeto de veredicto y hoy o mañana, podría tenerlo concluido.

Discrepancias sobre si fue arrojado con vida al río

La responsabilidad del jurado ante un caso que pivota sobre cuestiones forenses y jurídicas muy técnicas para legos, quedó patente cuando el fiscal y el acusador particular extrajeron conclusiones opuestas tras lo expuesto por los forenses sobre l as diatomeas (algas del agua) encontradas en órganos de ‘Sebitas’. Una discrepancia de calibre siendo profesionales del derecho.

El acusador público dejó sentado que ya era cadáver cuando fue sumergido con la cabeza por delante encastrado entre el fondo del río y una rama. Para el acusador particular, estaba con vida.

Y no fue la única discrepancia entre la dos acusaciones. El representante del Ministerio Público descartó la concurrencia de las circunstancias agravantes de alevosía y ensañamiento. La primera, recordó, porque el cadáver de ‘Sebitas’ presentaba heridas defensivas en las manos, según los forenses, y además no hubo factor sorpresa ni de preparación, ya que el sujeto molesto inicial era ‘Sebitas’ con ‘Tomasín’, ya que todo empezó porque el primero le reclamó, airado, que le devolviera el teléfono móvil.

El fiscal también descartó el ensañamiento, a pesar de que la víctima mortal recibió 5 ladrillazos y 21 cuchilladas: «La reiteración de puñaladas no es ensañamiento. Lo importante es que sean innecesarias, y aquí la causa de la muerte es el conjunto de heridas que tenía Sebastián». Por contra, el acusador público, consideró que hubo alevosía en su modalidad de prevalimiento, ya que ‘Sebitas’ era manejable como un niño y ensañamiento, porque, recordó, «los forenses dijeron que hubo saña en la muerte».

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