Diario de Valladolid

El menú de la Navidad de los invisibles

Cerca de 80 personas sin recursos se sientan a la mesa en la comida navideña en la parroquia de La Milagrosa / La Fundación Merced celebra la cena de Nochebuena con los inmigrantes llegados en patera o que han saltado la valla

Un hombre disfruta de la comida de Navidad en los salones de La Milagrosa.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Un hombre disfruta de la comida de Navidad en los salones de La Milagrosa.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Publicado por
J. I. Fernández

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La felicidad de reencontrarse con aquellos que han estado lejos de casa tanto tiempo y las copiosas comidas entre compañeros de empresa, llevan el nombre de Navidad. Sin embargo, lo más frecuente no es la única realidad. No todos tienen la suerte de celebrar, con una buena cena, todos esos sentimientos que afloran cada vez que en Valladolid comienzan a brillar con luz propia estos días.

Unas 80 personas sin recursos volvieron a reunirse un año más en la parroquia de La Milagrosa, en el barrio de Las Delicias. Además de un menú fuera de lo que habitualmente se recibe en los comedores sociales, encontrarán algo, si cabe, más importante: compañía. Un recurso social que Cáritas y los Padres Paúles pusieron en marcha a finales de 2009 para completar el comedor social que por aquella época comenzaba a verse desbordado por la llegada de la crisis. «Un año más queremos hacer este gesto, no hay nada excepcional, pero es cierto que sí es más elegante», explica Luis Miguel Rojo, delegado de Cáritas Diocesana y párroco de La Milagrosa.

A la una del mediodía se abren las puertas de la parroquia de la calle Huelva. Jubilados, mendigos, personas sin hogar que deambulan por las calles vallisoletanas sin mucha esperanza…todos se reúnen para pasar una comida especial. El número de persona es imprevisible. El párroco reconoce que durante estos días muchos intentan juntarse entre ellos, incluso retomar contacto con algún familiar o conocido.

La soledad es en estos días el principal lastre que se lleva en el corazón. «Llega mucha gente sin hogar, pero también gente tocada por la soledad, quizás tengan casa, pero están solos, y necesitan estar con alguien porque no tienen con quien pasarlo. Para las personas en situación de estar sin hogar uno de sus peores males es el estar solo», apunta Rojo. El ambiente navideño conquista las habitaciones del centro. Los trabajadores y voluntarios intentan que esta comida sea lo más parecido a una Navidad en familia. Para ello se elabora un menú especial con lechazo, langostino y los acompañamientos típicos de la Navidad. Se trata de una comida «contundente» con calorías, ya que «desgraciadamente muchos ya no volverán a comer nada», apunta.

Con una larga experiencia en la atención de necesitados, Luis Miguel Rojo cuenta que la primera actitud debe ser «hacerles sentir queridos», y destaca la «fundamental» labor de los voluntarios. Unas 18 personas quisieron ayudar en esta mañana, y también lo harán el próximo 1 de enero, Año Nuevo.

En la otra parte de la ciudad, en el barrio de La Victoria, en la parroquia de la Merced también se vive una Nochebuena muy especial. Allí, varios inmigrante perteneciente al programa de acogida de inmigrantes que entran en España a través de la valla de Melilla y Ceuta o en pateras celebran una noche tan especial. Ese día se cena cordero y ensaladilla rusa con «mucha mayonesa», que es como le gusta, asegura Fernando, de la Fundación La Merced.

Es el tercer año que se reúnen para disfrutar de esta noche y lo hacen bajo la costumbre cristiana. «Nosotros tenemos en cuenta sus fiestas, por ejemplo celebramos el Ramadán, pero en Navidad queremos que formen parte de las nuestras, hacerles partícipes», asegura. Desde Fundación La Merced les abren los brazos y recuerdan que «los primeros inmigrantes fueron José y María».

Comenta que estos refugiados, en su mayoría de países subsaharianos como Nigeria, Camerún o Mali, ven «extraña» la celebración, pero «son tolerantes y respetuosos». El salón está decorado con luces y guirnaldas. Una vez que disfrutan de la cena, se celebra la misa del Gallo. «Curiosamente el año pasado bajaron los musulmanes y dos cristianos que había no», concluye.

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