Diario de Valladolid

Los expresidentes de las Cortes resaltan el desarrollo y “estabilidad” de la Comunidad favorecidos por los cambios de la norma autonómica

Estiman que en este tiempo se ha remado “en la buena dirección”, lo que ha conducido a Castilla y León a estar preparada para afrontar “con energía e imaginación” los retos de futuro

Los expresidentes de las Cortes Manuel Estella (I), Josefa García Cirac, José Manuel Fernández Santiago (3D), Carlos Sánchez Reyes (2D) y Dionisio Llamazares (D), tras el acto de homenaje a los procuradores de la 1ª a la 9ª legislatura-ICAL

Los expresidentes de las Cortes Manuel Estella (I), Josefa García Cirac, José Manuel Fernández Santiago (3D), Carlos Sánchez Reyes (2D) y Dionisio Llamazares (D), tras el acto de homenaje a los procuradores de la 1ª a la 9ª legislatura-ICAL

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Redacción de Valladolid
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Los cinco expresidentes de las Cortes autonómicas desde su constitución en el año 1983 en Tordesillas (Valladolid) coincidieron a la hora de resaltar el desarrollo que ha vivido la Comunidad desde entonces y la importancia del Estatuto de Autonomía para dar “estabilidad” a un territorio “consolidado” y que ahora estimaron que está en disposición de afrontar los grandes retos del futuro “con energía e imaginación”.

Así lo pusieron de manifiesto durante el acto de homenaje a los procuradores de entre la primera y novena legislatura del Parlamento autonómico celebrado hoy en el convento de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid), donde se constituyó en el año 1983, y que se llevó a cabo dentro de los actos de conmemoración del 35 aniversario del Estatuto de Autonomía de Castilla y León. En este tiempo han sido un total de 476 los procuradores que han formado parte de las Cortes en siete grupos políticos, que han sacado adelante 390 leyes, informa Ical.

El presidente en la primera legislatura de las Cortes, Dionisio Llamazares, no ocultó los “nubarrones, chubascos e incluso alguna que otra tormenta” que estuvieron presentes en esa primera legislatura, lo que generó “algunos titubeos” porque se tenía la certeza de cuál era el objetivo final pero no cómo acercarse a él. Por eso reconoció que los integrantes de las Cortes en ese momento fueron “osados” ya que había “demasiadas ambigüedades” en la Constitución, en la que no faltaba “alguna que otra contradicción”.

Recordó que el objetivo constitucional era “clave” y pasaba por la creación de un marco de profundización de la democracia que fomentara de manera “óptima” los derechos de los ciudadanos, lo que obligaba a acercar hacia ellos los centros de decisión política para favorecer su participación en el ejercicio y control de ese poder.

Después de este tiempo, Llamazares consideró que Castilla y León como Comunidad “ha remado en la buena dirección”, a pesar de que para ello tuviera que haber “aciertos y errores” a través de las reformas del Estatuto y del reglamento de las Cortes. En estos 35 años, Llamazares entendió también que la sociedad de la Comunidad se ha hecho “más abierta y tolerante” de lo que lo era hace tres décadas y media, algo en lo que estimó que algo han tenido que ver las Cortes, que se quisieron configurar como “escuela de tolerancia”.

Pero Llamazares también se preguntó si el papel de Castilla y León en el proceso de transformación autonómica ha sido activo o pasivo, ya que estimó que la evolución del proceso es “responsabilidad solidaria de todos”. Sin esperar una respuesta “urgente” y posiblemente tampoco unánime, el que fuera primer presidente de las Cortes quiso que esta reflexión pudiera convertirse en “un estímulo apremiante” a un debate “sereno y sostenido” que abra vías al consenso que “tan desesperadamente necesitamos”, concluyó.

La segunda legislatura en las Cortes estuvo presidida por Carlos Sánchez Reyes, quien calificó este periodo como el de la “consolidación” de Castilla y León como Comunidad, un objetivo con el que accedió al cargo en julio de 1987 y que se felicitó por creer que se había conseguido ya que, una vez resueltas las “dificultades iniciales”, las Cortes consiguieron cerrar su etapa constituyente y considerar a Castilla y León como “una realidad rotunda e incuestionable”.

Sánchez Reyes recordó su reflexión de que Castilla y León adoptara mayores competencias, una propuesta que ahora reconoció como “inoportuna y prematura” porque tardó “años en hacerse realidad”. Por delante había la “tarea ingente” de consolidar la España de las autonomías, para lo que era preciso “redoblar los esfuerzos para afianzar la personalidad diferenciada de la Comunidad y el sentimiento de pertenencia de sus gentes a esa realidad histórica, cultural y política”.

Al final de la legislatura, Sánchez Reyes ratificó la “consolidación” de Castilla y León como Comunidad y estimó que el sentimiento de pertenencia de sus gentes era “muy superior al existente cuatro años antes” aunque aún “inferior” al que se ha alcanzado con el tiempo entre las nuevas generaciones, en especial al apreciarse la prestación de servicios “con eficacia” desde una administración “más próxima”.

Manuel Estella, que estuvo durante 12 años al frente del Parlamento autonómico (1991-2003), resaltó durante ese largo periodo el “cambio experimentado” y la aprobación de “un buen número de leyes básicas” y la adquisición de 33 competencias nuevas para su gestión desde la Comunidad, al tiempo que se crearon la figura del Procurador del Común, instituciones básicas para el Estado y la Comunidad como el Consejo Consultivo y el Consejo de Cuentas y se acometió la reforma “más importantes” del Estatuto de las tres que se han llevado a cabo.

Estella recordó que su compromiso a la conclusión de su mandato fue seguir trabajando y animar a todos a “prestigiar” la Cámara legislativa para hacer que los ciudadanos puedan sentirse “satisfechos” de pertenecer a esta Comunidad “con las mejores circunstancias para ello”. Por eso, Estella se dirigió a los actuales procuradores para pedirles que sigan trabajando por esta tierra a través de la defensa del Estatuto “como norma básica que a todos nos une”, declaró.

PRINCIPAL ACONTECIMIENTO

El presidente de las Cortes de Castilla y León entre 2003 y 2011, José Antonio Fernández Santiago, ratificó que, a su juicio, la aprobación de la Constitución y del Estatuto de Autonomía constituyeron “el acontecimiento político más importante de los últimos años” para buscar “la unidad sin uniformismo para España”, así como la diversidad “sin imposiciones” y la solidaridad “sin ningún privilegio”.

El Estatuto de Autonomía, tal y como expresó Fernández Santiago, ha sido capaz de instar el periodo de concordia y estabilidad “más largo” y ha presidido la etapa de transformación “más importante de la Comunidad” tanto a nivel social como económico y político. Todo ello ha permitido pasar de una percepción localista del mundo a la incorporación a la Europa del euro; de acercar a Castilla y León en términos de renta per cápita a Europa en torno a 15 puntos; a ser la principal productora de automóviles de España; a tener un desarrollo industrial por encima de la media; o a ser la tercera potencia agrícola de España.

Además, la experiencia de estos 35 años permite que Castilla y León esté en condiciones de afrontar “con energía e imaginación” los grandes retos que tiene por delante en el futuro. Fernández Santiago no olvidó el “consenso” que permitió una “modélica reforma” del Estatuto que dio lugar a una norma con “más carga social”, un ámbito en el que no dudó en calificarlo como “pionero”, dijo. “Castilla y León disfruta de una democracia abierta, madura y muy esperanzada”, por lo que quiso trasladar un homenaje de “gratitud, afecto y respeto” a todos aquellos que lo lo han hecho posible.

CARÁCTER SOCIAL 

La presidenta de la quinta legislatura, Josefa García Cirac, recordó que el periodo en el que ella fue presidenta del Parlamento autonómico estuvo marcada por la crisis económica, por lo que la “prioridad absoluta” fueron los castellanos y leoneses desempleados, que vivían situaciones “difíciles”, por lo que fueron ellos los destinatarios de un importante número de iniciativas parlamentarias por las necesidades, a las que los ciudadanos respondieron “con ejemplaridad, disciplina, trabajo y buenas dosis de generosidad y solidaridad”.

En ese momento, las Cortes se alejaron de debates identitarios, lo que habría sido “un cómodo subterfugio ante tan difícil situación económica e institucional”, lo que llevó a adoptar decisiones “fundamentadas en el interés general”, con la aprobación de una tercera parte de las normas con un amplio acuerdo, lo que permite afirmar que los parlamentarios de esta legislatura estuvieron “a la altura de las circunstancias que vivían las personas a las que representábamos”, valoró García Cirac.

La presidenta de la quinta legislatura recordó este periodo como cuatro años “de marcado carácter social” en una época de “precariedad” en la que, en ocasiones, se tuvo “el viento en contra”. “Hemos derribado barreras y prejuicios, la octava legislatura es una buena prueba de ello, acercando el Estatuto a las persona con discapacidad para ver la Comunidad a través de otros ojos”, señaló. Por último, recordó la aportación de “nuestra historia, lengua, cultura, hombres y mujeres a la conformación de España” de la que Castilla y León se siente “una parte especial” finalizó.

 

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