Diario de Valladolid

10 AÑOS DE LA LLEGADA DEL AVE

«Si se hubiera condicionado al soterramiento, quizá el AVE no habría llegado»

El fracaso para eliminar el tren en superficie de Valladolid se repite en Palencia y en León, a lo que se suma los constantes retrasos de Burgos

Un tren de alta velocidad en la estación de Campo Grande de Valladolid.-J.M. LOSTAU

Un tren de alta velocidad en la estación de Campo Grande de Valladolid.-J.M. LOSTAU

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Elsa Ortiz

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La alta velocidad llegó a la Comunidad. Pero lo hizo descartando algunas de sus capitales de provincia, saltándose los tiempos de ejecución marcados e, incluso, incumpliendo las expectativas creadas en cuanto a la forma de irrumpir en las ciudades.

Valladolid Alta Velocidad (VAV) nació en el año 2002 para impulsar la llegada del AVE a la ciudad del Pisuerga y conseguir que sus vías discurrieran bajo tierra. El primero de sus objetivos originales se cumplió; el segundo, no. Casi 20 años después de fijar esta meta, los vallisoletanos se despedían oficialmente del soterramiento ferroviario en pro de una integración en superficie.

«Ambas cosas no tenían por qué estar vinculadas. Si nos hubiésemos condicionado a que fuese soterrado, quizá la alta velocidad no habría llegado a a estas alturas», dijo el concejal de Urbanismo e Infraestructuras de Valladolid, Manuel Saravia.

La crisis económica es un telón de fondo en el que la integración se antoja «una buena solución y, sobre todo, realista puesto que no vamos a depender de una deuda tremenda que, sin duda, se iba a seguir incrementado de manera exponencial», aseveró el edil vallisoletano.

A su juicio, la valoración de las actuaciones debe estar precedida de comedimiento. «Está claro que no se pueden infravalorar las ventajas de la alta de velocidad pero también es cierto que recaen en grupo determinado de personas. No es algo que sea de utilidad habitual o permanente para toda la población», apuntó Saravia, preguntándose si el gasto en infraestructuras «realmente compensa el llegar un poco antes».

El fracaso del soterramiento se repite en la capital palentina donde también se descartó. En León consiguió salir adelante, pero solo a medias. Un total de 8 kilómetros bajo tierra y una estación nueva configuraban un proyecto que se ha tenido que conformar con apenas 200 metros y una instalación ferroviaria que, en su momento, se implantó con carácter provisional.

Su fondo de saco, que estuvo tres años paralizado y que debería haber desaparecido en 2014, no se perderá de la vista de los leoneses hasta, previsiblemente, finales del próximo año.

RETRASOS

En materia de alta velocidad, Castilla y León también acumula retrasos. La llegada del AVE a Burgos sigue sin entender de buenos ritmos, al prolongarse su llegada en el tiempo. La exministra de Fomento, Ana Pastor, marcó 2016 en el calendario; mientras que su sucesor, Íñigo de la Serna, desplazó las previsiones hasta el año que viene.

Junto a las demoras, también hay ausencias. Desde Renfe explican que Soria y Ávila, en principio, quedarían fuera de los planes de la alta velocidad. Salamanca, que tampoco se contempla, cuenta con la opción de conectar con la capital española a través del municipio vallisoletano de Medina del Campo.

Por lo que respecta a Zamora, cabe destacar la línea de Galicia, que está en ejecución. «El primer tramo, desde la capital zamorana hasta Pedralba de la Pradería finalizará a lo largo del próximo año; mientras que del segundo, que va del municipio a Ourense, hablaríamos en 2019», informaron fuentes de Adif.

La incertidumbre ronda, de una manera especial, al proyecto que contempla el corredor del Duero, en la Variante de Pajares. Aunque la primera previsión contempló que el AVE a Asturias estaría en pleno funcionamiento en 2009, pasará una década hasta alcanzarlo pues el titular de Fomento estableció su apertura en 2020, después de barajarse el 2015 como plazo tope.

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