Lecturas ‘a la fresca’ siempre son bienvenidas

«Si cerca de una biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada», decía el orador romano Cicerón en uno de sus discursos. Autores más modernos como Bécquer, Espronceda, Shakespeare o Herman Hesse ya no tendrán que ‘ver’ sus obras agonizar de calor las largas y soleadas tardes del verano.

Alojada junto al palomar y próxima a la Acera Recoletos, se encuentra la caseta de la Biblioteca Municipal del Campo Grande, un lugar donde poder leer a la sombra en un entorno familiar y veraniego. Al igual que otras bibliotecas y centros cívicos, este ‘almacén de libros’ está abierto a todo tipo de usuarios y de distintas edades.

Los ciudadanos de Valladolid, por su parte, ya no tienen excusa para dejar de leer de forma gratuita en las vacaciones de verano. El horario de las bibliotecas municipales en época estival es reducido, y no abren por las tardes. Ante esta circunstancia, el Ayuntamiento y la empresa educativa La Letra I, han diseñado un plan para que los vallisoletanos no se queden sin leer.

Kiko de la Rosa y su equipo llevan cerca de 12 años dedicándose a gestionar y desarrollar proyectos bibliotecarios. En los inicios, la biblioteca quedaba alojada en un pasillo circular del centro del parque. Los tres últimos años esta ‘despensa de libros estival’ quedaba instalado en una caseta junto al estanque. Ahora, los usuarios pueden relajarse con una buena lectura a la sombra de los árboles y en un espacio mucho más amplio que el que les ofrecía dicho estanque.

«La idea es facilitar el préstamo municipal de libros a los lectores y que haya servicios bibliotecarios disponibles en verano, tanto por las tardes como los fines de semana», explica Kiko de la Rosa, director de La Letra I. «Pensamos en abrir una biblioteca de verano para la comodidad de los usuarios y para que no tengan que andar ‘comiéndose la cabeza’ con las fechas de los préstamos que hicieron antes de que llegaran las vacaciones», señala.

«Esta es la única biblioteca que abre por las tardes», indica de la Rosa. Se trata de un «entorno inmejorable», ya que «los árboles del Campo Grande hacen sombra» y los vallisoletanos pueden leer de forma cómoda sin «achicharrarse». Alrededor de 100 personas se dan cita a lo largo del día con la intención manifiesta de pasar un buen rato al fresco y con la única compañía de los libros y los periódicos.

«Hay absolutamente de todo; se hace un escrutinio en bibliotecas con las novedades que pueden interesar y luego las agrupamos en categorías», explica Kiko de la Rosa, director de La Letra I. Todos los géneros tienen cabida en esta biblioteca: poesía, ensayo, literatura juvenil, infantil y teatro, y, como no podría faltar, la prensa diaria.

«Los vallisoletanos en verano suele hacerse con lecturas ligeras, y rápidas», señala Kiko de la Rosa. «El género predominante es libros de ficción y de aventuras».

Jesús Aranda tiene 29 años y estudia Ingeniería Industrial. Lleva varios días viniendo a la biblioteca del Campo Grande porque necesita estudiar y el resto de bibliotecas de la ciudad están cerradas. «Ya he acabado los exámenes, pero vengo aquí a repasar lo que hemos dado para tener una buena base el curso que viene. Las bibliotecas de la UVA cierran a las siete y el aulario está cerrado, al igual que los centros cívicos. Fue allí donde me dijeron que podía venir aquí a estudiar», explica el joven. «Es un sitio muy tranquilo donde uno puede estar concentrado, a gusto y libre del calor que hace fuera», señala.

«Aunque tenemos infinidad de talleres para niños, vienen muchos más adultos que niños», comenta de la Rosa. «La gran parte van a leer prensa y a estudiar, y ésta es una de las partes más frescas de la ciudad para ello».