Meyk Belmonte, el tatuador español con más éxito en fine line y obras de arte sobre la piel

Meyk Belmonte , o Gabriel González, el vallisoletano detrás de la máquina para tatuar, es uno de los artistas más demandados de nuestro país, pero también a nivel internacional. Por sus manos han pasado cientos de personas, entre ellas algunas conocidas como Sara Carbonero, Isabel Jiménez, Patricia Noarbe, Karoline Lima desde Brasil, Rosario Matew entre otros influencers. Y es que es en redes donde vuelca cada tatuaje para deleite de sus miles de seguidores.

“ Tatuarse hoy ya no tiene las connotaciones de hace décadas. Son grabados que dejan huella de las vidas de quienes lo portan. Forman parte del lenguaje no verbal, aportando al espectador una información única porque es en la piel donde se acumula lo que se vive. ¿No es tatuarse crear un lienzo con nuestra memoria? ” se pregunta Belmonte.

Su especialidad, la técnica de la línea fina y del micro realismo, cuya influencia americana y coreana queda patente en cada trazo. Desde sus comienzos autodidactas en Valladolid, dio el salto a la capital española, donde su agenda se llena cada mes con citas para esos coleccionistas de tatuajes que quieren en su piel un dibujo de los mejores artistas del tatuaje. “Es gracias a las redes y nuevas plataformas como nos damos a conocer, colaborando con diseñadores reconocidos a nivel internacional y acercando nuestro catálogo a un público que busca empatizar con los trazos” explica.

Y es así como ha conseguido colaboraciones con los grandes estudios tanto nacionales como internacionales entre los que se encuentra el de Eva Karabudak en Nueva York y próximamente, alguno de los más prestigiosos de Los Ángeles. Arte en la piel, la firma de Meyk Belmonte

Si se habla de El beso de Klimt, Madre e hija, el Hijo del Hombre de Magritte, La noche estrellada o los Girasoles de Van Gogh, automáticamente se piensa en algunos de los museos más prestigiosos del mundo que exponen estas obras con los mejores pintores de la historia.

Sin embargo, para Meyk Belmonte son algunos de los tatuajes que ha reproducido en la piel de sus clientes con su técnica hiperrealista, que le hace ser uno de los pocos tatuadores españoles que merecería un hueco entre los copistas autorizados de museos como El Prado. “ Cuando realizo una réplica de una obra de arte suelo necesitar una media de unas 7 horas, dependiendo del tamaño. Es importante prestar atención e incluir todos los tonos de color de la paleta del pintor original y reproducir esos detalles que mi ojo llegue a apreciar en el tamaño que se va a tatuar. Esa es la clave para que un trabajo a color destaque: una rica gama cromática cuidada y un nivel alto de detalle que marque la diferencia ” explica.

Pero si por algo se considera a Meyk Belmonte una marca en sí misma es por la elegancia de los tatuajes fine line que firma. Aunque parezcan simples, según cuenta, son realmente complejos de realizar porque no hay espacio para cometer el mínimo error. Cada punto cuenta.  “ La fuerza que tiene la palabra tiene una potencia única. Forma parte de la definición de la persona, de su historia y su significado hay que tenerlo muy en cuenta. Una única suma de letras representa el todo ” comenta.

Aunque ya lleva tiempo establecido en Madrid, una de sus diferenciaciones con respecto a otros profesionales es que abre agenda en otras ciudades para cubrir y responder a la demanda de sus seguidores de redes, que no siempre tienen fácil acudir hasta la capital para hacerse un tatuaje. En los próximos días recalará en su Valladolid natal, pero será el principio de una gira que le llevará por Viena y que le hará, próximamente también, cruzar el Atlántico. Porque Belmonte es un tatuador sin fronteras. De los que se labran la reputación con tinta.