Diario de Valladolid

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La serie norteamericana Corrupción en Miami, protagonizada por Don Johnson y Philip Michael Thomas en la década de los ochenta causó sensación no solo en Estados Unidos, sino también en Europa y más concretamente en España. El estilo desenfadado de los protagonistas, su vestimenta casual que influyó en la forma de vestir de toda una sociedad y los coches que acompañaban las investigaciones y persecuciones de los delincuentes de guante blanco, hicieron las delicias de un público ávido de aventuras rocambolescas como la vida misma. Dinero a raudales, droga por todos sitios, prostitución en vena y negocios y chanchullos con las autoridades públicas estaban a la orden del día en cada uno de los capítulos. Diversión y entretenimiento por los cuatro costados. La música que jalona las escenas de acción, es memorable. Marca toda una época de la televisión. Lo triste es que toda esa corrupción que se vislumbra en los bajos fondos de Miami, no es patrimonio de un solo país.

Las noticias sobre corrupción que asolan el territorio español son muy preocupantes. Koldo, Ábalos, Cerdán. Ábalos, Cerdán, Koldo. Cerdán, Koldo, Ábalos. Como dice el principio matemático que aprendimos en la escuela sobre la propiedad conmutativa de la multiplicación -supongo que será así en la Educación Primaria Obligatoria, aunque nunca se sabe y tengo mis dudas-, el orden de los factores no altera el producto, que, en este caso, es el reparto no equitativo del dinero proveniente de los impuestos de los sufridos ciudadanos. Uno diseña la trama, otro consigue que el dinero público se consigne en el Presupuesto del Estado y un tercero va de un ministerio a otro consiguiendo favores. Las conductas de estos tres mosqueteros dejan mucho que desear. Y lo que falta por salir. Santiago Segura tiene que estar encantado con este material. Ni en el mejor de sus guiones habría podido describir la intrahistoria de lo que vamos conociendo: que si amantes a pares por aquí, que si colocaciones en empresas públicas por allá, que si casas en lugares espectaculares de la capital o de la costa, que si esconder pendrives no sé dónde… Los delitos presuntamente cometidos son de tal calibre que ha conmocionado a la opinión pública española. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil está haciendo una rigurosa labor investigadora y ha puesto en manos del juez los indicios y pruebas para que estas conductas irregulares no queden impunes.

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