Diario de Valladolid

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El gobierno de un estado democrático como el nuestro no debería de gobernar en exclusiva para sus propios votantes, ni pensar solo en ellos a la hora de decidir. Tiene la obligación de gobernar para todos los que viven y participan en España y jamás debería de imponer trabas y cortapisas a los que no quieren votar sus posiciones. Debería de aceptar de buen grado a todos los partidos de la oposición, pues fueron elegidos por el pueblo. Debería de aceptar, igualmente, que desde la prensa pueda señalarse todo lo que la prensa considere que es una noticia; y es que precisamente la “auténtica democracia”, es esto lo que ofrece. Un gobierno democrático debería de aceptar con buen talante todas las críticas y, si acaso, rebatirlas en El Parlamento. Pues en un Estado Democrático van incluidas en el sueldo del presidente y los ministros todas esas premisas y otras muchas. Y la prensa libre tiene la obligación de llamar a las cosas por su nombre para que cuando los políticos se enriquezcan a costa de los contribuyentes, al menos lo sepamos. Y claro, llegado el caso, nunca se debe impedir que se publiquen datos incómodos, por muy incómodos que sean… ya nos había advertido don Miguel de Cervantes en La novela de la fuerza de la sangre que es más lástima una onza de deshonra pública que una arroba de infamia secreta.

La Democracia es el arte supremo de la libertad sin fisuras. Es el arte del respeto a los demás.

El proceso de un estado democrático transita en TRES PODERES que han de ser plenamente independientes, y han de ofrecer y garantizar la posibilidad de que un juez, también independiente, dicte una sentencia y que una vez dictada aun pueda recurrirse.

No creo tampoco en las democracias que necesitan apelativos, porque una democracia se llama simplemente DEMOCRACIA. Dice Maduro que Venezuela es una democracia bolivariana y Cuba se llama democracia del pueblo, precisamente esos apelativos son los que las convierten en terribles dictaduras. Venezuela es una dictadura auspiciada por narcotraficantes y por gobernantes que pretenden perpetuarse en el gobierno, eliminando a los candidatos de la oposición y empobreciendo al pueblo, al que después mantendrán a base de raquíticas subvenciones para que así malvivan y se conformen como ovejas sumisas.

El presidente Sánchez amenazó diciendo que habría un punto y aparte en su gobierno ¿Eso qué significa? ¿Qué es esa amenaza?

El Presidente del Gobierno de España debería saber que la nuestra es otra de esas democracias que no necesitan apelativos: “España es democracia”, pero dio un espectáculo ridículo tras esos cinco penosos días de reflexión. Para mí Pedro es un individuo sin modales, un individuo acorralado por sus propios desmanes, para Óscar Puente, el puto amo.

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