Diario de Valladolid

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EN LOS conflictos hay dos planteamientos sobre cómo afrontarlos cuando su desarrollo no va bien: seguir la misma estrategia sin modificar la cuestión de fondo de lo que se está haciendo, o alterar el curso del enfrentamiento con tácticas o métodos distintos que puedan variar el resultado hasta ese momento obtenido. El primer enfoque, con matices, pertenece a la filosofía de Karl von Clausewitz, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna cuyo pensamiento está plasmado en su obra ‘De la guerra’. La segunda perspectiva corresponde a la sugerida por Sun Tzu en su opúsculo ‘El arte de la guerra’, escrito en el siglo VI a.C, por este general que tuvo que combatir en mil y una batallas a lo largo de su vida. Los dos son aplicables a las situaciones y escenarios que se dan en la vida personal, profesional y política. Los resultados de uno y otro son evidentes, pues conducen al éxito o al fracaso de los acontecimientos que se puedan producir.

La ley del sí es sí, tal y como está configurada en este momento, está causando estragos en la sociedad española. Los abusadores sexuales están saliendo de la cárcel por decenas. En otros casos se les rebaja la pena. Los datos al respecto son tremendos y lo serán más a lo largo de los próximos meses. La iniciativa de parte del gobierno de la Nación para modificarla, por impulso de la ministra de Justica que ha cogido el toro por los cuernos, ha sido un acierto, a pesar de que llega tarde. Cuanto antes se haga mejor. Lo peor de todo es que las víctimas, que son la parte más agraviada, no entienden absolutamente nada de lo que está ocurriendo.

No es entendible que la ministra de Igualdad no quiera cambiar ni una coma de la ley, cuando su modificación es imprescindible, ineludible y necesaria. Cuando se legisla sin tener unas nociones mínimas de Derecho, en este caso de Derecho Penal, sucede lo que sucede. Ya se lo advirtieron diferentes organismos, instituciones y entidades públicas y privadas de todo tipo. La cabezonería irracional es lo que tiene. Y sus consecuencias para cientos de personas son demoledoras, especialmente para las víctimas que ven salir a sus verdugos. ¿Cómo recordará la historia esta ley? Los errores de bulto en el gobierno se pagan a gran precio.

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