Diario de Valladolid

Ricardo G. Ureta

Fuenteovejuna vive en Burgos

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El alcalde de Burgos trata de esquivar su propio episodio de contestación vecinal drástica como los que se produjeron disturbios en Gamonal en 2014 contra un bulevar y aparcamiento y antes en 2005 por el rechazo de los residentes de la calle Eladio Perlado también contra un parking subterráneo. Es ahora el barrio de Fuentecillas el que se ha organizado rápida y ordenadamente para plantar cara al alcalde y su bipartito, que decidieron por su cuenta el traslado del ferial a este barrio de nueva construcción, sin contar con el vecindario, con dudas sobre los informes en los que apoya la decisión y con antecedentes de rechazo de los técnicos municipales a esta ubicación, muy cercana a las viviendas. De la Rosa tuvo que personarse en el salón parroquial para aguantar el chaparrón después de las sucesivas protestas públicas. Demasiadas evidencias de arbitrariedad en la decisión del traslado como para seguir adelante. La salida ha sido anunciar que se hará un recinto ferial donde hubo depósitos de combustible, también en zona poblada, con lo que los vecinos se han empezado a movilizar. Vuelta a empezar. No son los únicos casos en los que la presión vecinal ha doblado la mano de un gobierno municipal y ha evitado diferentes proyectos urbanísticos. Es el caso del vial elevado de Las Rebolledas, que iba a discurrir a la altura de las ventanas de los edificios aledaños y que por la oposición de los residentes en esa calle se transformó finalmente en una calle a cota cero para lo que hubo que desmantelar un puente y construir otro nuevo con una gran inversión. Hoy se ha demostrado que la solución ha sido idónea para mejorar la movilidad circular de la ciudad, pero en aquel momento partió de las quejas de unos vecinos que no querían ver pasar el tráfico por la ventana de un segundo piso. Pero De la Rosa y su bipartito aún no han salvado la mayor amenaza de contestación vecinal que pende sobre su mandato: el bulevar de Gamonal. Si no es un alcalde socialista nunca saldrá adelante este proyecto, debió pensar el edil burgalés que, precisamente, es de Gamonal. Pero no ha encontrado el respaldo de los vecinos que deseaba. Dos consultas se han hecho y nada hace pensar que no haya protestas por este proyecto maldito. Un bipartito acostumbrado mandar sin preocuparse de las voces opositoras, la falta de sintonía con los colectivos vecinales y las quejas desde los distritos de la ciudad por la evidente falta de participación, se encarrilla a un más que probable choque de trenes en el barrio de Gamonal al que estarán atentos los grupos antisistema y las cohortes de chiquillos descerebrados a los que movilizan. No está claro que Lope de Vega se inspirase en Burgos y Gamonal para Fuenteovejuna, pero sí que la democracia popular más directa se manifiesta en Burgos claramente por despecho a sus representantes políticos, sean los que sean.

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