Diario de Valladolid

EDITORIAL

Dimitir de pie o seguir de rodillas en el cargo

Creado:

Actualizado:

La dimisión es es un acto y una decisión eminentemente subjetiva. Sin embargo, en la política hispana se comete, desde tiempos inmemoriales, el tremendo error de exigir desde fuera, desde la rivalidad y la oposición habitualmente, aunque también desde los ámbitos internos, la dimisiones de los cargos públicos. Y eso sólo le compete a quien tiene que ejercerlo en una sana reflexión de responsabilidad, analizando fundamentalmente que es lo mejor para la institución que rige. Otra cosa es exigir el cese de alguien por incompetencia, negligencia, incapacidad o la ausencia de otras cualidades para desarrollar la función encomendada. 

Por eso se equivocan quienes piden la dimisión de la consejera de Sanidad, Verónica Casado, tras la estrepitosa desautorización del jefe del ejecutivo autonómico, contra su empecinamiento en una reforma sanitaria de la que sólo ella y cuatro amigos están convencidos y que ha levantado en armas a sindicatos, organizaciones profesionales, alcaldes, presidentes de comunicación y, especialmente, habitantes de la Castilla y León Rural, que ven en esa reforma el fin de la sanidad de cercanía que es uno de los elementos diferenciadores de las políticas sociales y de servicios de Castilla y León. La joya de la corona junto con la educación y los servicios sociales.

Las reforma de la sanidad auspiciada por la consejera de Ciudadanos está fraguada para una región sin pueblos. Es una reforma que contempla sólo la vida urbana y al resto que los zurzan. Una reforma que pone una losa más sobre la tumba de la España vacía. Una reforma inadmisible e inasumibles. Especialmente cuando lo que pretende es imponerse sin consenso ni diálogo.

La consejera Verónica Casado, o lo que queda de ella como consejera, llegó con el áurea de mejor médico del mundo, y ahora ha enfilado el camino de la peor consejera posible. Ha perdido la confianza no ya de sindicatos, profesionales, partidos políticos, organizaciones agrarias, empresariales, sino del primer espada del gobierno al que pertenece. Ha sido vapuleada en Cortes, lugar en el que reside la soberanía popular, la misma que legitimó la confección de un gobierno de coalición con dos partidos que habían perdido las elecciones, donde ni el partido que la designó le dio su respaldo, más bien reprobó su reforma. Por eso sólo le queda hacer una reflexión: si le sale a cuenta dimitir de pie, con dignidad, o seguir de rodillas, agarrada al cargo, con el lastra del descrédito cosechado esta semana. La decisión es únicamente suya y nadie mejor que ella para aconsejarse.

tracking