Criminalizar el azúcar, otro hachazo para Castilla y León
EDITORIAL
Cuando un gestor de lo público, y más si es un gobierno en la confección de los presupuestos, toma una decisión de calado, antes deber detenerse a analizar todas las consecuencias y resultados que ocasionará esa decisión. Subir el impuesto del azúcar con el ánimo de cercenar el consumo supuestamente para proteger la salud de los ciudadanos seguramente no tenga más consecuencia que la del propio consumo en territorios como Madrid, Barcelona, País Vasco o Galicia. Sin embargo para Castilla y León representa unas consecuencias económicas directas.
En Castilla y León se produce el 70% de la remolacha española, materia prima de la que sale el azúcar. Algo que igual desconoce el gobierno que capitanea Pedro Sánchez y su interminable legión de ministros. Aunque va siendo hora de que empiecen a saber que la realidad de este país va más allá de la M-30, de los chantajes de los separatistas catalanes y de las imposiciones del todopoderoso PNV. Este país tiene vida propia y peculiaridades diversas más allá de todo eso. Y una de ellas es Castilla y León, principal productor y transformador de azúcar, de la que España no es autosuficiente y se ve obligado a importar.
El impuesto del azúcar, si el PSOE y Podemos en Castilla y León, no lo enmienda en los presupustos será un hachazo para la economía de Castilla y León. Pero lo que es peor, para la economía de la Castila y León rural, donde se emplazan el cultivo y las fábricas. No parece que así se defienda, se proteja y se impulse la España vacía .
Las decisiones que arremeten contra la vida de la gente, contra el sustento y su empleo, no pueden estar ancladas en criterios ideológicos tan canallas como los que esgrime el ministro de Consumo, Alberto Garzón , de Unidas Podemos, aunque si no fuera por la fusión por absorción con el partido de Pablo Iglesias seguramente no sería ni diputado raso a estas alturas de su escasa existencia política.
No se puede lanzar una campaña, sin encomendarse a nadie, diciendo, literal y textualmente, que el azúcar mata. Y no se puede, primero porque es falso . Y lo que es falso es mentira. El azúcar no mata. Su consumo en exceso, como el de tantas y tantas cosas, puede ser nocivo para la salud. Es como decir que el aceite mata si te bebes cinco litros de una sentada.
El impuesto del azúcar y su repentina criminalización por parte del gobierno tiene consecuencias gravísimas para esta región. En el peor de los casos, antes de una acción de este tipo, habría que buscar alternativas al cultivo y a la industria . Esto ya pasó con el carbón , que después de un siglo calentando y moviendo la industria de este país, de repente se decidió que era nocivo y mataba, dejando sin vida a las cuencas de Castilla y León. ¿De qué quieren que vivamos?¿De qué quiere el gobierno que viva el mundo rural? ¿Lo van a llenar todo de soldados, como en la fantasía zamorana esa de Monte la Reina? De momento no hemos visto ni un cabo y ya están poniendo la lápida al próspero sector del azúcar que tanto empleo y vida ofrece al mundo rural. Así, no.