Diario de Valladolid

EDITORIAL

La situación precisa de una estrategia, no de ocurrencias

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la consejera estde Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado, es el único animal político en esta fauna que tropieza dos veces, y las que haga falta, con el mismo Illa, Salvador, el ministro mentiroso confeso. Ni dos semanas le han durado al gobierno autonómico los controvertidos criterios establecidos por el ministro mentiroso para confinar Madrid y que decidió universalizar para todos los municipios con más de cien mil habitantes. ¿Se pueden aplicar los mismos indicadores absolutos para un lugar como Madrid que para uno como León? Evidentemente, no. Ya lo advirtió este periódico que el error de alinearse con Illa mientras otras comunidades de distingo color político al del ministro mostraron su discrepancia. Porque además eran criterios pactados unilateralmente entre Illa y Madrid. Que luego tampoco sirvieron a Madrid. 

Ahora la Consejería de Sanidad, apenas dos semanas después, ya no parece estar de acuerdo con lo que apoyó. Se plantea una nueva estrategia. Estaría bien que tuviera alguna para fijar un rumbo hacia donde ir, en vez de acudir a al ocurrencia diaria o atarse a las decisiones del ministro Illa, cuyo recorrido en la pandemia deja clara su capacidad de acierto, convirtiendo a España en líder europeo en esta segunda ola de contagios.

La Junta tiene una nueva estrategia con tres niveles de alerta para la aplicación de restricciones. Lo tenía decidido ayer por la mañana antes de congregar al supuesto comité de expertos para consesuar una acción ya decidida, tal y como adelantó la consejera antes del encuentro. El supuesto comité de expertos no es tal, entre otras cosas porque ayer varios de sus integrantes confesaron desconocer el fondo de la cuestión.Cuestión para la que a estas alturas se recaba el parecer de un ex consejero vasco del PSOE. Todo este relato siembra muchas dudas y sombras sobre el proceder de una Consejería que parece sin rumbo y sin criterios claros. Cierto es que la pandemia es impredecible. Pero lo que no puede ser es diariamente impredecible la política sanitaria y las decisiones que se adopten. Y ese es el marchamo de Salvador Illa y su equipo.

Es el camino que nunca debió seguir la Junta. O al menos, del que debió discrepar. Como lo hace ahora, sólo doce días después de su polémico y apoyo a los criterios que se han evidenciado poco, muy poco, eficaces. Porque, sin duda, habrá que establecer niveles de restricción antes de llegar a la medida más extrema. Es justo, por ejemplo, lo que no se hizo en León. Se confinó la ciudad de la noche a la mañana y sólo cuatro días después de que la consejera dijera que los datos iban bien. Por el mismo camino va Salamanca. Pero ya hay culpables. Los universitarios. ¡A ver si es que la consejera se ha enterado ahora de que Salamanca es una urbe netamente universitaria! O  a ver si cree que sólo hay universitarios en Salamanca. Con los previsibles riesgos que esa situación representa en la contención del contagio. Es hora, después de siete meses, de buscar soluciones en vez de culpables. Eso es lo que exigen ya los ciudadanos, hartos de este caos de incongruentes e incoherentes decisiones políticas.

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