Una libre; sumisa la otra
LEX ARTIS
MIENTRAS APURO un café con leche, corto de café y con hielo (por el momento no se me ha ocurrido nada más para complicarlo) a primera hora de la mañana en la plaza del Corrillo, a portagayola de la plaza Mayor vallisoletana, me encuentro con dos mujeres. Bueno, con dos noticias, cada una protagonizada por un ser femenino. Una, tan indómita, penalizada por la estructura del partido al que prestaba servicio como portavoz en el Congreso. La otra, tan sumisa, enviada especial del ejecutivo al que perteneció para controlar a la Fiscalía, para fiscalizar el porqué y el a quién se acusa. Algo así como una delegada comercial de la editorial del Código Penal.
Entre la culta independencia de Cayetana Álvarez de Toledo y la subordinada obediencia de Dolores Delgado va un mundo. O dos. El de la libertad y el de la ética. Pedagógicamente se trata de dos planetas diversos, que permiten un estudio diferenciado. En la vida, en lo cotidiano, ambas esferas se pueden necesitar tanto como odiarse, amarse tanto como repelerse.
Tal y como se plantea el tablero de la política, no solo en España, pues la ambición y la corrupción son patrimonio de la Humanidad (a la espera de que se faciliten los horarios de las visitas guiadas), el cese de Álvarez de Toledo es tan comprensible como el poder, si cabe reforzado aunque ya no sostenga cartera ministerial alguna, del que hace gala Delgado.
En ambas se da cita la paradoja de la nomenclatura política y de eso que llaman ideología. Cayetana, descorsetada de servidumbres, de verbo ágil, creatividad en el vocabulario, irredenta a los guiones y segura de sí misma, es la conservadora. Delgado, tan amiga de corrillos masculinos, de hedor machista, con policías cercanos a sentencias por tejemanejes turbios y jueces ya sentenciados, es la progresista. Progresar, desde luego, progresó.
Por cierto, la Fiscalía que ella encabeza sanciona a un fiscal de Zaragoza que dice que lo del jurado es un paripé populista, un esperpento, un sindiós jurídico. Nada que no sepamos los que hemos intervenido en algún juicio de tal formato. Justicia mediocre.