Diario de Valladolid
.- E. M.

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Antonio Piedra

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NINGUNA BROMA . Ya pesan demasiado la lista de 40 mil muertos, la crisis económica que nos convertirá en campeones de la miseria y del caos, los revolcones internacionales a González Laya y a Calviño, y la campaña contra la Monarquía. En esto andamos, y llegó el Gobierno -con absoluto descaro y con el jet de cierre de campaña para el desguace- poniendo en solfa la libertad de prensa. Esta vez se ha hecho desde el palacio de la Moncloa por boca del Vicepresidente amenazante, tronante y retante.

La amenaza de Iglesias es universal. Primero, a esa parte del Gobierno socialista que traga con gusto. Segundo, a sus propios medios de prensa subvencionados. Tercero, a las estructuras del Estado, intentando romper el estatus quo que equilibra la democracia. Cuarto, apuntando al Presidente del Gobierno, que en cinco minutos puede mandarle al paro con toda su corte celestial. Y quinto, al resto de ciudadanos, pues al poner a la prensa en la diana, su demostración de chulería y de poder despóticos nos dejan a merced del totalitarismo.

Daba vueltas a este asunto, cuando me llamó mi psicólogo para ver cómo me encontraba. Le dije que físicamente muy bien, gracias al fabuloso y puntero equipo de médicos que me operó. Pero psicológicamente un poco mal ante el callejón sin salida en el que, constitucionalmente, quiere meternos el Gobierno, y ante la sensación asfixiante de la bota de Iglesias apretándome el cuello.

Eso no es lo peor, me dijo mi sicólogo. ¡Ah, no! -le repuse-, pues como no nos caiga un meteorito ya me dirás. Mira, Antonio, sobre algunas botas ya nos previno Lope de Vega en la Dorotea : «ni tu pan en tortas, ni tu vino en botas». Lo peor tampoco es esa otra bota que dices te aprieta el cogote. Lo peor es el modelamiento a los ciudadanos que, día tras día, está haciendo este Gobierno con las nuevas conductas y comportamientos.

¿Y qué es eso del «modelamiento», le pregunté? Muy fácil. Los niños aprenden de las personas importantes modelos y conductas de referencia. Por ejemplo, se exige a los jugadores de fútbol que no sigan conductas antisociales porque sus seguidores las copian. Así se crean hábitos de conducta. Me temo que el modelo que están exportando el Presidente y el Vicepresidente del Gobierno nos va a crear una inmensa fractura. No se puede entender la conducta del pueblo alemán en la Segunda Guerra Mundial con los judíos , si previamente no se piensa en ese «modelamiento» antihumano desde el poder, y desde sus medios afines, hasta crear la indiferencia moral y la hostilidad por hábito y por costumbre.

Lo peor que puede hacerse con una sociedad democrática es modelarla desde el Gobierno en los valores negativos de la vida: mentiras, falsedades, injusticias, ruindades, enfrentamientos, manipulaciones. Aquí ya se ha puesto de moda, en la llamada izquierda progresista, pisar el cuello a todos los que no sean como ellos, porque así se alienta desde el poder. Recurrir al insulto y jalear las agresiones es una consigna y el método de modelaje para someter a una sociedad entera.

Es decir, Antonio, más que la bota que te presiona ahora mismo, tienen que preocuparte las miles de botas que van a pisarte cada día hasta que pases por el aro. Es lo que les han enseñado sus guías y sus modelos. Pon a un caníbal de Presidente o Vicepresidente del Gobierno, y el festín a tu cuenta será pantagruélico . Un modelaje que ya sonrojaba a Ovidio en sus Metamorfosis: «Estamos avergonzados de que tales insultos se nos hayan podido dirigir y que no hayan podido rechazarse». Es lo que pasa. Y tú, que publicas en un medio considerado negativo y anticorsé, átate los machos porque van a marcarte.

No hace falta decir que colgué el teléfono desolado. Es lo malo que tiene hablar con un buen psicólogo en estos tiempos: si te desvela la verdad es para hacerte polvo. Es casi mejor seguir en la atontada duermevela para no ver lo que ya perciben hasta los ciegos.

Hablando en plata, el modelamiento consiste, básicamente, en que la gente comprenda y acepte todo aquello que dice el Gobierno por cruel o injusto que parezca, pues como decía Robespierre al usar la guillotina: «Castis omnia casta», para los castos todas las cosas son castas. Amén. O sea, lo mismo que se hace con los animales del circo sin más psicologías: si pasas el aro, azúcar; si no lo cruzas, latigazo al canto.

Es así, señores, cómo se modela una sociedad. Y este Gobierno con Pedro Sánchez y con Pablo Iglesias a la cabeza lo saben muy bien. Nada tienen que ver con la razón, sino con el sometimiento totalitario de las cosas y de las personas. Según terminaba esta columna, y aunque aún me tiran los puntos, noté que me estaba sonriendo al sentirme con cierta comodidad en la fila que había dibujado mi psicólogo. Así lo creo, amigos. A mi edad ya no me van a convencer para que cambie de fila o de chaqueta o que me pase de hora. Ante la adversidad, diré lo que Álvaro de Laiglesia le dijo a Franco poco antes de secuestrarle la edición de la Codorniz: «Bolín es a bolón, como cojín, es a X, y me importan tres X que me cierren la edición». Buenos días tengan ustedes.

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