Diario de Valladolid

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De cómo aplicarse en el arte de la prudencia

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Hay políticos que siguen a rajatabla la obra 'El arte de la prudencia' . La prudencia, esa cualidad que te lleva a congeniar con el colectivo médico , por ejemplo, liándote a estacazos en rueda de prensa con el presidente del órgano colegiado, sacudiéndole, sin a cuento venir, hasta en el cielo de la boca.

La prudencia es hacerte un corte de vídeo para la cuenta de la administración sufragada por los sufragadores ciudadanos en el que adviertes hasta la extenuación que en la fase en la que estamos o en la que estuvimos no está permitido el viaje entre provincias y luego te plantas en la toma de posesión sobrevenida y al que le petó por parentela se pasó por el forro esas restricciones de movilidad.

La prudencia es mostrar tu congoja y solidaridad diaria con los sanitarios que han bregado como jabatos y jabatas en esta pandemia, pero cuando denuncian que tuvieron que revestirse de bolsas de basura para protegerse en la UCI de Soria , los pones a caer de un burro, los llamas ‘fakes’ y bulos andantes.

La prudencia debe ser perpetrar, en medio de la mayor crisis que haya vivido el planeta tras la Segunda Guerra Mundial, una crisis en una de las consejerías más vitales para los tiempos que se avecinan por un quítame allá ese consejero, que te cambio el cromo por dos procuradores afines.

La prudencia es trasladar al Río Hortega las urgencias pediátricas con la oposición en bloque de todos los sanitarios. Pues todo este proceder, y mucho más, está milimétricamente desgranado en 'El arte de la prudencia'. No lo busquen en Baltarsar Gracián . Encuéntrase en el remake de dos animosos y prudentes autores,   Boris Johnson y Kim Jong-un , de verbo brioso y gatillo fácil. Se puede conseguir con tapa más que dura inflexible, prologado por el dalai lama de la mesura política, Donald Trump , y sus pistolas. Consejos vendo que para mí no tengo.

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