Al servicio del deporte
El exjefe del centro de actividades deportivas de la FMD fue durante 20 años parte activa en la evolución de los juegos escolares, y actividades recreativas, acuáticas y para mayores
El espía más famoso de la historia del celuloide, James Bond, se ponía en cuerpo y alma al servicio de su majestad. Lejos de la gran pantalla y de la corona británica, existen pequeños héroes anónimos al servicio de otros reinos, como el deportivo. Personas como Marcelino Cabezas que desde la discreción ha puesto su grano de arena para que el deporte vallisoletano se convirtiera en una imperiosa montaña.
El pasado año bajó, con su jubilación, la persiana a dos décadas en las que trabajó desde la Fundación Municipal de Deportes, donde ocupaba el cargo de jefe del centro de actividades deportivas, para que la actividad física fuera un palacio en el que todas las personas tuvieran su propia cámara.
La historia de Marcelino Cabezas no empieza a escribirse entre líneas deportivas. «No recuerdo haber tenido actividad deportiva en la infancia», admite. Fue cuando acabó sus estudios de Magisterio cuando descubrió un mundo que le fascinó.
«Estaba en una escuela rural en el Alto Alberche. Los miércoles por la tarde reuníamos a varios escolares de distintos sitios para hacer deporte escolar. Eso me gustó», recuerda.
En el 89 volvió a casa para trabajar en el Ayuntamiento como jefe del Servicio de Educación, cargo que ostentó hasta el cambio de gobierno, tras el que pidió ‘asilo’ a Borja Lara y José Carlos Muñoz en la Fundación Municipal de Deportes, donde comenzó una carrera de fondo de dos décadas. Su primera misión fue renovar el sistema caduco de las escuelas municipales. Los monitores supervivientes, como Amparo Ricote y Pepe Calvo pusieron el «germen del deporte como lo conocemos hoy».
Marcelino Cabezas ha sido parte y testigo de cómo la cosecha escolar se ha multiplicado en los centros vallisoletanos. Cuando él entró, había 7.800 participantes y 10 deportes. Cuando se fue 13.800 deportistas participaban en 23 modalidades deportivas. « La función de una corporación local es la promoción deportiva , no conseguir un Gasol o un equipo deportivo de élite, sino que promocionar el deporte como un medio de socialización, de educación y de formación para toda la vida. Mi función es alimentar la base de la pirámide, del pico se tienen que encargar clubes, federación y Junta», entiende.
El vallisoletano no sólo centró sus esfuerzos en los colegios, también en las actividades acuáticas, las recreativas y en el deporte para mayores. Cuatro patas de una mesa que descansaba sobre una filosofía meridiana. «Era una forma de entender el deporte en el que todos tuvieran cabida. Desde el escolar al adulto o al mayor, el que quiera competir o el que no...», explica.
Con esta hoja de ruta delante de su timón, se llegó a una de sus islas conquistadas favoritas: las actividades de verano, que se multiplicaron hasta dar con una estructura de campamentos, cursos, campus deportivos y campamentos urbanos que cuelgan año tras año el cartel de lleno casi al momento de hacerse público. Precisamente, en la época estival se enquista su única espina clavada.
«El 25% de los chavales menores de 18 no salen de la ciudad en verano. Propuse varias alternativas, como organizar torneos de deportes no regulados. Era importante para esta gente tener una alternativa, pero no lo conseguí y es una de las espinitas con las que me voy», confiesa.
Su despacho en Huerta del Rey tuvo durante 20 años la puerta abierta para que pudieran entrar las buenas ideas. Algunas salieron de su propia cabeza, como el Día Verde o Caminando por Valladolid, en las que los jóvenes podían acceder a la naturaleza o conocer rincones de Valladolid desconocidos para muchos como el Cerro, el Pinar de Antequera o Fuente del Sol. Ladrillos para construir un castillo de actividades deportivas, labor para la que ha trabajado codo con codo con un equipo de trabajo al que delega, humildemente, la mayor parte del mérito. «Siempre he trabajado en equipo. Yo no soy de casi ninguna cosa el creador. He sido el que ha dicho... vamos a sentarnos a ver que necesitamos para ponerlo en marcha», asegura.
La irrupción del patinaje, la caída de los deportes autóctonos o la eterna asignatura pendiente de hacer que el voleibol -uno de los deportes reyes en escolares- atrapara a más chicos en sus redes son algunas de las batallas a las que se ha enfrentado Marcelino Cabezas, que escribió «agotado» el punto y final a su historia en la Fundación Municipal de Deportes el pasado año, después de ver cómo tenía que absorber, junto al resto de compañeros, el trabajo de las vacantes que iban quedando. «El no haber cubierto las vacantes ha influido hacia los responsables y junto al resto de trabajadores. Se tenía que haber resuelto de inmediato», concluye.